Guerra de chips

Malasia es una potencia global en empaquetado y verificación de circuitos integrados de vanguardia.

El Gobierno de EEUU está convencido de que las sanciones que está aprobando para evitar que China pueda fabricar o comprar circuitos integrados de vanguardia están cumpliendo su cometido.

El chino es un mercado descomunal al que habitualmente las empresas de tecnología no están dispuestas a renunciar. NVIDIA tampoco. Al menos no fácilmente.

EEUU, China, Taiwán, Países Bajos y Japón acaparan la atención en el ámbito de la industria de los semiconductores, pero hay otro actor extraordinariamente relevante que a menudo pasamos por alto: Corea del Sur.

G42, una firma enfocada en las soluciones de inteligencia artificial y computación en la nube, se aleja del gigante asiático para preservar su relación comercial con Estados Unidos.

En adelante NVIDIA difícilmente va a poder vender a sus clientes chinos chips para inteligencia artificial a la medida.

Llevamos muchos meses analizando en qué medida depende China de EEUU y sus aliados, pero este país no es en absoluto el único que está sujeto a la interdependencia de la cadena de suministro global.

Las agencias de espionaje estadounidenses están muy preocupadas por el movimiento que está preparando China en el ámbito de la inteligencia artificial.

Taiwán lidera la industria de la fabricación de semiconductores con una contundencia indiscutible. Y TSMC es su joya de la corona.

El catálogo de la firma dirigida por Jensen Huang tiene chips tan potentes como los NVIDIA A100 y H100, pero no pueden ser vendidos en China.

El Gobierno de Xi Jinping defiende que esta estrategia es un ingrediente fundamental de su política de seguridad nacional.

NVIDIA acaba de presentar sus resultados económicos durante el tercer trimestre del año fiscal en curso, que terminó el pasado 29 de octubre, y son espectaculares.