Semiconductores

La infraestructura global de Intel va mucho más allá de sus fábricas en EEUU.

China necesita con urgencia desarrollar su tecnología de semiconductores lo necesario para conseguir que su industria de los circuitos integrados sea independiente de las innovaciones extranjeras.

Sea como sea Intel no ha cometido ninguna ilegalidad.

El Gobierno japonés está decidido a conseguir que Japón se mida de tú a tú con las principales potencias de la industria de los semiconductores. Y desde luego no es una ambición inalcanzable.

La desconfianza que tensiona a EEUU y China es el germen del conflicto que sostienen desde hace más de un lustro en el ámbito de la industria de los chips.

El Gobierno japonés está decidido a conseguir que Japón se mida de tú a tú con las principales potencias de la industria de los semiconductores.

Actualmente en Asia se fabrican el 90% de los chips de memoria, el 75% de los microprocesadores y el 80% de las obleas de silicio. Estas cifras son aplastantes.

Actualmente China controla el mercado de los paneles fotovoltaicos con una superioridad aplastante, y también tiene un peso muy notable en la industria de la fabricación de aerogeneradores.

Las sanciones a China que han desplegado EEUU y sus aliados están funcionando. No lo decimos nosotros; lo reconoce Joe Tsai, cofundador de Alibaba y actual presidente de esta compañía china.

Hay vida más allá de Intel y AMD si nos ceñimos a los microprocesadores para equipos de sobremesa, servidores y estaciones de trabajo.

El Gobierno de EEUU sigue muy de cerca cada paso que dan NVIDIA y ASML. Al fin y al cabo son las dos compañías que tienen los productos que más pueden beneficiar a China.

La Administración estadounidense ha revisado los requisitos que deben cumplir los semiconductores que producen las empresas de EEUU para que puedan ser vendidos en China.