La dirección de Volkswagen y los empleados han llegado a un acuerdo para encontrar una salida a una de las mayores crisis económicas que ha sufrido el fabricante alemán. En ese acuerdo, Volkswagen se compromete a no cerrar tres de sus fábricas como había anunciado, pero a cambio suprimirá 35.000 puestos de trabajo en Alemania de aquí a 2030, mediante salidas con incentivos o recolocaciones en otras empresas.
Esa reducción supone el equivalente al 10% de su plantilla en Alemania y, aunque doloroso, el compromiso con el sindicato IG Metall ha significado el mantenimiento de las cadenas de montaje en las tres fábricas que estaban abocadas al cierre.
No solo pierden plantilla, también salario
Según el comunicado publicado por IG Metall, la reconversión de la actividad requerirá importantes recortes en las bonificaciones a los empleados, así como en el pago de participaciones sobre los beneficios algo que Thorsten Gröger, jefe negociador de IG Metall ha calificado de "dolorosas contribuciones de los empleados". A cambio, la compañía obtendrá un poco más de liquidez en sus operaciones.
"Hemos logrado encontrar una solución para los empleados de las plantas de Volkswagen que asegura los puestos de trabajo, salvaguarda los productos en las plantas y, al mismo tiempo, permite importantes inversiones en el futuro. Con ello demostramos, en contra de la corriente dominante en muchos consejos de administración, que las soluciones de futuro son posibles sin despidos masivos", aseguraba Gröger en declaraciones recogidas por El País.
Los empleados también sacrificarán el aumento salarial del 5% acordado con el sindicato, sino que ese incremento se desviará a un fondo destinado a financiar la reducción de jornada de los empleados. Los empleados alemanes de Volkswagen tampoco recibirán las bonificaciones de 2026 y 2027, así como la paga de Navidad de 2024 y 2025.
Estos recortes suponen una reducción de costes de 15.000 millones de euros al año a medio plazo, y los recortes de costos laborales y de producción contribuyen con alrededor de 4.000 millones anuales en su conjunto, según recogía Reuters.
Oliver Blume, consejero delegado de Volkswagen, aseguraba que el acuerdo alcanzado con los empleados era "es una señal importante para la viabilidad futura de la marca. Y representa un rumbo decisivo para su futuro en términos de costes, capacidades y estructuras".
Reestructuración de su producción
La compañía ha accedido a mantener en activo la factoría de Dresde en otras actividades de apoyo a partir de 2025, que no implicarán la fabricación de vehículos, lo que supone una reconversión de su uso. Por otro lado, la fábrica que el gigante alemán tiene en Osnabrück iniciará la búsqueda de capital externo para mantenerla en activo con la fabricación de los T-Roc.
El resto de plantas de producción de la marca continuarán su actividad a medio plazo. En el futuro, se prevé el cierre una línea de montaje de Zwickau, dejando únicamente la producción de los eléctricos Q4 e-tron, mientras que los ID.3 y Cupra Born que actualmente se fabrican en esta factoría se trasladarán a la planta de Wolfsburgo, y el Volkswagen ID.4 a Emden.
La planta de Wolfsburgo será la que más cambios afronte ya que pasará de las dos líneas de producción actuales a cuatro para dar cabida a los modelos procedentes de Zwickau. Además, la factoría de Wolfsburgo pondrá en marcha una reestructuración en el ámbito de desarrollo técnico, prescindiendo de unos 4.000 empleos hasta 2030, que se incluyen entre los 35.000 puestos que abandonarán la empresa en los próximos años.
Imagen | Volkswagen
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