Cosas que no podríamos hacer con un tablet de primera generación

«Con ese procesador podríamos enviar cohetes a la Luna». Eso fue lo primero que oí a una compañera en una presentación sobre Nexus 7, la tablet que hace cuatro años lanzaron entre ASUS y Google. La tablet, ese invento nacido a partir del ordenador personal para niños. Muchas cosas han cambiado desde entonces, aunque la RAE sigue sin aceptar la palabra ‘tableta’.

Tal vez lanzar cohetes sea un tanto descabellado. Pero lo que está claro es que todas esas funciones, que usamos diariamente, eran impensables hace apenas una década.

Nada como volver la vista atrás para recordar que una vez existieron equipos sin quad-core o pantalla ISP. Y hacían su servicio.

No sé vosotros, pero yo guardo con cariño cada gadget que ha pasado por mis manos —aunque los primeros fueran ladrillos sin conexión WiFi, sí—.

La bendita multitarea

Sin duda, lo que más he agradecido como usuario es la irrupción de la multitarea, algo obvio en un PC de sobremesa pero imposible en cualquier gadget portátil.

Dejar un texto a medio redactar, saltar a buscar cosas por la red, abrir una aplicación de edición fotográfica, y suspenderlo todo mientras te distraes escuchando música… lo que quieras.

Los procesadores actuales permiten mantener decenas de subprocesos abiertos sin que el sistema general se resienta. Esto es debido a que montan chips más rápidos, con mayores hilos de cálculo.

Disfrutando de mis canciones favoritas

Si algo eché de menos durante los primeros compases de la primera generación de tablets fue la posibilidad de escuchar música, bien mediante altavoces, bien mediante salida de auriculares.

El audio siempre ha sido algo denostado, en segundo lugar.

Quizá fue porque nacieron como un híbrido entre los lectores de libros y el laptop de toda la vida, pero las tablets aún tardaron unos años en implementar opciones exclusivas de audio.

Si nos fijamos en modelos actuales, como el ASUS ZenPad 10, éste integra auriculares DTS que convierten una salida estéreo en un 7.1 virtual envolvente, además del chip de sonido DTS-HD Premium para el altavoz del dispositivo.

Sin necesidad de ningún software específico para optimizar la salida de audio, ZenPad 10 ofrece una calidad definida y cristalina.

Una memoria de elefante

Las primeras tablets ofrecían, con suerte, 1 GB de espacio. Y la mayor parte de ese espacio estaba ocupado por las aplicaciones y el propio sistema operativo.

Ya nos podíamos olvidar de tener una carpeta de descargas llena de PDFs y vídeos descargados.

En cambio, en la actualidad no sólo disponemos de grandes discos duros internos sino la posibilidad de aumentar ese espacio mediante tarjetas MicroSD externas. El citado ASUS ZenPad 10 ofrece hasta 32 GB de memoria flash, suficiente almacenamiento interno para albergar hasta 8.000 canciones, además del clásico lector de tarjetas con el que podemos hasta triplicar el espacio original.

La dichosa batería

Mi primera tablet demostró ser especialmente resistente. La llevaba a la facultad en mochila, sin funda, y aguantaba el traqueteo diario de la bici, de mi vivienda al campus, como una campeona. Pero la batería siempre me dejaba tirado en algún momento importante.

En esencia, la tecnología de las baterías no ha cambiado radicalmente: seguimos usando polímero de iones de litio, seguimos usando celdas recargables con una serie de ciclos de vida límite.

Pero no se pueden comparar los 1.500 mAh de mi primera batería con los actuales 4.680 mAh de la Asus ZenPad 10, con hasta 9 horas de autonomía.

La faceta multimedia

Algo tan sencillo como descargar la app de Netflix, abrirla y empezar a ver Stranger Things, era poco menos que una entelequia hace una década.

Para empezar, las pantallas eran mucho más pequeñas —nada que ver con las 10,1 pulgadas del citado Asus ZenPad 10—. El ángulo de visión no superaba los 90º y el contraste dinámico era mucho más limitado.

ZenPad 10 ofrece un panel TFT-LCD con resolución Full HD, retroiluminación LED con hasta 178º de visión y las tecnologías exclusivas ASUS Tru2life y TruVivid, que corrigen el contraste, la intensidad del color y de la luz de cada fotograma.

Quizá el segundo uso más masivo de las tablets, después del consumo de multimedia, fue el de la videoconferencia.

Gracias a su movilidad, las tablets implementaron cámaras frontal y trasera para cubrir esa necesidad y ponernos en contacto con seres queridos a miles de kilómetros de distancia. Para esto, ASUS ZenPad 10 incluye cámara frontal de 2 megapíxeles, con modo de selfies panorámico de hasta 140 grados, ideal para vídeos caseros o charlas por Skype, y una cámara trasera con 5 MP.

Conexiones internas y externas

¿Y qué hay de llevarse la tablet a la playa, conectarla con el WiFi del hotel, o compartir archivos rápidamente entre dispositivos?

Si el multimedia ha logrado esa explosión social ha sido en parte gracias a las conexiones inalámbricas. Además de Bluetooth, ASUS ZenPad 10 incluye WiFi 802.11 a/b/g/n, que se traduce en compatibilidad total con todos los estándares de doble banda —de 2.4 GHz y 5 GHz—, además de Wifi Miracast.

Y aquí habría que sumar otro detalle importante: conectar un USB. La posibilidad de exportar el contenido, usar un HD externo o cargar el dispositivo desde el mismo puerto. Tanto ZenPad 8 como ZenPad 10 disponen de un puerto micro-USB 3.0 de alta transferencia, sumado al puerto de audio, que sirve tanto de entrada como salida —la detecta automáticamente— y el lector de tarjetas microSD (SDXC) de hasta 128 GB.

Y los videojuegos, claro

¿Quién dijo que las tablets no se concibieron para jugar a videojuegos?

Os seré sincero: nunca confié en una tablet para esta tarea. Las pegas son evidentes: prefiero un mando, la comodidad de una pantalla más grande, y no estar pendiente de la batería a cada rato.

Pero las cosas han cambiado mucho. Podemos conectar controladores de casi cualquier sistema vía USB y podemos disfrutar de procesadores potentes que transformen cualquier tablet en una consola portátil de primer nivel.

La primera vez que se borraron mis prejuicios fue con la saga The Room. Estos videojuegos enganchan, te mantienen pegado resolviendo misterios y puzles hasta que los terminas. Y ya no hablo de todos los ports para Android que se han realizado de clásicos, como los geniales Baldur’s Gate e Icewind Dale.

La oferta es amplia: tenemos los eternos de Rockstar: Vice City, San Andreas o Liberty City Stories; una gran colección de juegos de Square Enix: Final Fantasy, Dragon Quest, Chrono Trigger, Deus Ex… O casi todos los juegos publicados por Telltale Games: Juego de Tronos, The Walking Dead, Tales From the Borderlands, The Wolf Among Us o el modo historia de Minecraft, a parte de la Pocket Edition. Y podríamos seguir con el viciante Fallout Shelter, los Anomaly, el magnífico shooter XCOM: Enemy Within, el romántico juego de sigilo République o el durísimo This War of Mine. Y sólo estoy citando los más reciente que recuerdo.

Creedme: ya podemos confiar en una tablet para cualquier tarea, las barreras de «movilidad sacrifica potencia» ya no existen. Y eso es decir mucho. Con un procesador MediaTek MT8176, ASUS ZenPad 10 hace realidad todas esas cosas que pedíamos en nuestras cabezas hace años.