Según la Organización Mundial de la Salud, España es el segundo país más ruidoso del mundo solo por detrás de Japón. De acuerdo a The World Hearing Index de 2017, Barcelona y Madrid son las séptima y decimosexta ciudades con mayor contaminación acústica del mundo, respectivamente, y el tráfico, según el mismo informe, es el causante del 80% de los sonidos que ponen nerviosas a las personas. Así, cabría esperar que un avance como los coches eléctricos, que apenas hacen ruido, fuese más que bienvenido por los viandantes, pero nada más lejos de la realidad.
Lo cierto es que los diferentes países y organizaciones supraestatales están trabajando para regular estos coches y obligarlos a hacer ruido. El motivo es evidente: si un peatón no oye al coche acercarse, el riesgo de tener un accidente aumenta. Y es curioso, porque al mismo tiempo que se está añadiendo ruido a los coches silenciosos, los auriculares con cancelación de ruido se están empezando a instaurar. Y a diferencia de los vehículos, nada ni nadie impide a los usuarios usar estos auriculares por la calle.
Los coches que no hacían ruido ahora tienen que hacerlo
En el caso europeo, desde el 1 de julio de 2019 los coches eléctricos e híbridos de nueva homologación tienen que incluir un sistema de aviso acústico (AVAS, por su siglas en inglés), pero además, la ley comunitaria europea establece que este sea obligatorio en todos los vehículos eléctricos o híbridos a partir del 1 de julio de 2021. Citando a nuestros compañeros de Motorpasión, la nueva normativa:
"Pretende reducir los accidentes que son consecuencia de la baja rumorosidad de este tipo de vehículos, cuyo motor eléctrico apenas emite sonido a bajas velocidades, lo que les convierte en un peligro potencial para peatones o ciclistas al no poder identificar su presencia".
Y pruebas hay de ello, por supuesto. Un estudio de 2014 citado por el Parlamento Británico en la tramitación de una ley similar a la europea afirma que los eléctricos e híbridos causan un 40% más de atropellos a peatones que los coches convencionales (y ruidosos). Cuadra con otro estudio que determina que los viandantes deben estar un 74% más cerca de un coche eléctrico para escucharlo en comparación a un coche de combustión.
¿Qué dice la Unión Europea? Que los vehículos a los que se le aplica la normativa tienen que superar los 56 decibelios (más o menos el ruido de una conversación) cuando circulen por debajo de los 20 kilómetros por hora, nunca excediendo los 75 decibelios, que es el nivel de los motores térmicos. El AVAS se tendrá que activar automáticamente desde el arranque hasta dicha velocidad, además de cuando el coche vaya marcha atrás. El ruido tiene que ser "indicativo del comportamiento del vehículo", es decir, que tendrá que variar como lo hace en un motor de combustión.
En los vehículos híbridos, que combinan un motor térmico con uno eléctrico, el AVAS no tiene que generar ningún ruido cuando el motor de combustión esté operativo, como tampoco será necesario que lo haga yendo marcha atrás. Y esto, que puede sonar lógico, va en contra de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que afirma que la rumorosidad máxima debe ser de 53 decibelios de día y 45 decibelios de noche.
Como dato curioso, el fabricante puede ofrecer diferentes sonidos entre los que el usuario puede elegir. Por ello, muchos fabricantes como Audi, Jaguar, Toyota o BMW han trabajado en hacer sonidos especiales para mejorar la experiencia de conducción. Para gustos, colores, pero si tengo que elegir uno me quedo con el del coche-concepto BMW Vision M Next.
En una línea similar está Estados Unidos, que llevaba peleando por una norma parecida desde 2010. La normativa, aprobada finalmente en febrero de 2018, contempla que todos los vehículos eléctricos e híbridos hagan ruido audible por los peatones, ciclistas y ciegos cuando se muevan a velocidades de hasta 30 kilómetros por hora. Todos los "coches silenciosos" deben implementar este ruido para septiembre de 2020, aunque en septiembre de 2019 estaba previsto que el 50% de los coches eléctricos e híbridos lo tuvieran ya implementado.
Reino Unido más de lo mismo. Desde el 1 de julio de 2019, todos los fabricantes tienen que implementar sistemas acústicos en sus coches para prevenir posibles accidentes frutos del silencio. Este sonido tiene que estar activo hasta los 20 km/h y debe ser "similar al que hace un motor convencional" y puede "ser temporalmente desactivado si el conductor lo juzga necesario".
Mientras tanto, los auriculares nos aíslan del ruido
Tenemos así una dicotomía capaz de poner en jaque al mismísimo Sócrates. Por un lado, la norma europea exige que los coches eléctricos e híbridos hagan ruido, pero al mismo tiempo las empresas (y usuarios) no dejan de apostar por los auriculares con cancelación de ruido. Los hay de distintos formatos, tamaños y colores, desde los Sony WH-1000XM3 hasta los AirPods Pro, pero todos ellos tienen algo en común: quieren aislar al usuario del mundo exterior. Música, y nada más.
Si buscamos la palabra "auriculares" en el Reglamento General de Circulación, lo único que encontramos es el "Artículo 18. Otras obligaciones del conductor", en cuyo punto dos se estable que:
"Queda prohibido conducir y utilizar cascos o auriculares conectados a aparatos receptores o reproductores de sonido, excepto durante la correspondiente enseñanza y la realización de las pruebas de aptitud en circuito abierto para la obtención del permiso de conducción de motocicletas de dos ruedas cuando así lo exija el Reglamento General de Conductores.
Se prohíbe la utilización durante la conducción de dispositivos de telefonía móvil y cualquier otro medio o sistema de comunicación, excepto cuando el desarrollo de la comunicación tenga lugar sin emplear las manos ni usar cascos, auriculares o instrumentos similares (artículo 11.3, párrafo segundo, del texto articulado)."
En lo referente a peatones, no hay nada que les impida usar auriculares (con o sin cancelación de ruido) y no pueden ser sancionados por ello. El artículo 122.7 del Reglamento General de Circulación establece que "los peatones, al apercibirse de las señales ópticas y acústicas de los vehículos prioritarios, despejarán la calzada y permanecerán en los refugios o zonas peatonales". Fuentes de la Agrupación de Tráfico nos explican que, de no hacerlo, pueden ser sancionados con entre 80 y 200 euros, pero no por usar auriculares, sino por no cumplir la norma.
Es muy fácil verlo con un ejemplo. Si un peatón lleva unos auriculares con cancelación de ruido y se salta un semáforo en rojo, la sanción que puede recibir no es por ir despistado o con auriculares, sino por haberse saltado el semáforo. En pocas palabras, da igual que lleves unos auriculares, porque no se sanciona el hecho de ir despistado, sino de saltarse el semáforo.
En el balance de accidentes que la DGT hace cada año, los peatones se incluyen en la categoría "vulnerables" junto a los ciclistas y los motoristas. Solo en 2019 fallecieron 115 peatones, 22 menos que el año pasado, y si bien la DGT destaca datos como que el 20% de los fallecidos en turismos no llevaban cinturón de seguridad o que 16 de los 40 ciclistas fallecidos no llevaban casco, no se desglosa los motivos por los que los peatones fueron atropellados.
Para encontrar el dato tenemos que remontarnos al informe de 2017, en el que se establece que: "en 2017, la distracción aparece como factor en un 28% de los accidentes con víctimas y un 33% de los accidentes mortales. En vías interurbanas, la distracción se presenta como factor en un 37% de los accidentes mortales; en vías urbanas, el porcentaje es del 27%". Sin embargo, no se menciona explícitamente que sean "peatones distraídos".
Desde la DGT citan a la Fundación Mapfre, que afirma que "el 98% de los accidentes en los que el responsable es el peatón están causados por el uso de los smartphones" y que "el riesgo que corren los peatones puede llegar a aumentar un 40% cuando se está haciendo uso del móvil y de los auriculares". Desde la Comunidad Madrid, por su parte, recomiendan evitar el uso de auriculares o del teléfono mientras caminamos. Todo recomendaciones, pero ninguna ley o norma que regule el uso de auriculares, con o sin cancelación de ruido, por la calle.
Una de las propuestas para "mejorar" la atención de los usuarios de auriculares es la de Xiaofan Jiang, profesor adjunto de ingeniería eléctrica en la Universidad de Columbia, que ha desarrollado un prototipo de Sistema de Alerta por Audio para Peatones (PAWS, por sus siglas en inglés). Dicho sistema se vale de inteligencia artificial para detectar el sonido del tráfico y alertar al usuario cuando un vehículo pueda poner su integridad en riesgo. Teóricamente, funciona con vehículos que se encuentren hasta a 60 metros de distancia.
En infinidad de ocasiones se ha hablado de poner señales en el suelo a modo de "semáforos para peatones distraídos" e incluso Tesla planea añadir sonidos a sus coches para alertar a los peatones de la presencia de los mismos y los movimientos que van a realizar. También parece que reproducirá sonidos de flatulencias en una dirección concreta, pero eso es otro tema. Todas estas "medidas" buscan exactamente lo mismo: que prestemos atención a lo que estamos haciendo cuando vamos por la calle, algo que, haya una norma o no, deberíamos hacer siempre.
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