Todo era de color de rosa para NIO, la empresa china que se había plantado como la gran competidora de Tesla en el mercado chino. Sus inicios fueron prometedores y su salida a bolsa parecía ser una señal tranquilizadora para el futuro, pero lejos de eso a NIO se le han complicado mucho las cosas.
El reciente problema con NIO ES8 que corrían el riesgo de incendiarse se ha sumado a una situación financiera muy preocupante. Las acciones no paran de caer, y la empresa acumula 5.470 millones de dólares de pérdidas.
Poderoso caballero es don dinero
La que muchos calificaban como la "Tesla china" es una empresa que desde luego había empezado con buen pie. Empezaba sorprendiendo con su súperdeportivo, el NIO EP9 que batía récords de velocidad en el ámbito de los coches eléctricos.
Luego llegarían modelos mucho más cercanos al público real como el NIO ES8, un SUV eléctrico con batería intercambiable que costaría la mitad que el Tesla Model X. Su sucesor, el NIO ES6, iba también en esa línea.
Las alianzas con empresas como Razer llamaban la atención y convertían a la empresa en la niña bonita del mercado chino de vehículos eléctricos, un segmento que el gigante asiático dominaría durante años según Bloomberg.
Las cosas, no obstante, se han torcido para NIO, que recibió una inversión de 200 millones de dólares que provenían de su CEO, William Li, y de su principal accionista, Tencent Holdings. Ese capital es insuficiente, y los analistas aseguran que a la empresa le quedan semanas de vida si no es capaz de lograr una ronda de inversión mucho más importante.
El problema fundamental ha sido según los analistas es que "NIO no ha despertado interés entre los consumidores chinos". Eso pone de relieve una de las grandes diferencias con Tesla, cuyos clientes son verdaderos "evangelistas" de la marca y generan un nivel de expectación (y expectativas) tan alto como el que Elon Musk ya se encarga de animar en redes sociales como Twitter.
Como señalan nuestros compañeros de MotorPasión, NIO tiene poca experiencia, no tiene liquidez, no tiene apenas imagen de marca y tampoco tiene una alternativa comercializable (como los fabricantes tradicionales, cuya apuesta por los eléctricos está siendo cauta). "El Tesla chino", como apuntaba Alejandro Nieto en Xataka, podría por tanto acabar como todos los que lo intentaron y fracasaron antes que él.
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