En distintos artículos se ha reivindicado por aquí el considerable placer sensorial de la tecnología caduca. Cassettes, VHS y, cómo no, videojuegos. La muy respetable opción de disfrutar de los juegos anteriores a la Playstation 3 (que ni siquiera hace falta que nos vayamos a los setenta) solo a base de emuladores es muy respetable, pero francamente, quien no haya palpado las rugosidades e imperfecciones táctiles y visuales del cartucho, el joystick, el disquette, el monitor de tubo, la máquina recreativa, el cassette multicarga o el teclado con teclas de goma, se pierde la mitad (o más) de la fiesta.
En la tecnología caduca hay algo inherentemente atractivo en lo táctil y lo sonoro del propio hardware: el plástico, el metal, los interruptores y el suave zumbido de los monitores conforman una banda sonora tan característica como el chiptune que acompaña a los propios juegos. Es una sensación que las consolas nuevas, con sus diseños funcionales y sobredimensionados, sencillamente no pueden replicar.
Por eso llevo unas semanas enganchado a cuentas de videojuegos retro en redes sociales que lo único que hacen, sencillamente, es conectan hardware antiguo y juegan un rato. No son gameplays, no me cuentan historias, no me largan rollos sobre la importancia histórica de tal o cual juego ni hacen enrevesados gameplays (de hecho, la parte en la que juegan es la menos interesante). Simplemente conectan un cacharro que, para empezar, parece absolutamente milagroso que siga funcionando, y lo prueban con algún juego.
En los mejores canales de este tipo, el espectador puede ponerse en contacto con una sensación que solo entenderán los coleccionistas de hardware antiguo. Los teclados, las torres, los transformadores de corriente, los gigantescos monitores se nos muestran a menudo en un estado absolutamente prístino de conservación. En mint condition, como suele decirse, así que la sensación de viajar a los setenta, los ochenta, los noventa a probar in situ un artefacto de la época es total.
Algunos sonidos del pasado
Mi favorito de entre todos los canales que se dedican a este tipo de experimentos está en Tik Tok, y se llama pcretrolab. Su responsable, Giovanni Casale, cuenta con casi 250.000 seguidores en Tik Tok, y en su canal se pueden ver vídeos tan absolutamente hipnóticos como esta partida en un PC con i386 a 'Tetris', esta prueba con disquete de 3 1/2 de aquel 'OutRun' pecero de hórrido recuerdo o, ya con otros dispositivos, este 'Wonder Boy' en Commodore 64 en disco que hace babear.
No es la única cuenta de estas características. Por ejemplo, el español vidaextraretro tiene 12.000 seguidores y se dedica sobre todo a hacer directos en Twitch, pero sus vídeos son muy interesantes, ya que a menudo saquea contenido ajeno (acreditándolo siempre, eso sí) y permite acceder a muchas otras cuentas con este tipo de contenido. Por ejemplo, de la cuenta de instagram Didsomebodysayretro tiene esta partida al Tetris de NES en una tele portátil.
Y para muy cafeteros de la arqueología retro, ojo a la cuenta de vitaskhr (a quien vidaextraretro también redifunde a menudo en su timeline), que tiene una colección de consolas ignotas deliciosas y cuyos juegos ejecuta sin conservantes ni aditivos. Algunos ejemplos: este 'Centipede' en el rarísimo Atari 130XE, una prueba del 'Lancaster' en un Apple II Plus de 1979 y un encendido (muchas veces se limita a arrancar el hardware, y el resultado ya es magia pura) de un Powerbook 170 de Macintosh de 1991.
Son solo algunas pistas para que indaguéis por vosotros mismos. La escena retro en redes sociales no son solo pesados hablando de bocatas de Nocilla o pasándose a toda velocidad el peor juego de Sonic. También hay sencillo y placentero estímulo sensorial para devotos de las carcasas toscas y los pilotos de colores brillantes. El auténtico paraíso retro.
Cabecera: Foto de Alexander Grigoryev en Unsplash
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