Mi consola portátil lleva más de un año cogiendo polvo en un cajón, y mi teléfono es el principal responsable. Los jugadores casuales de portátil somos pocos, pero existimos. Los que solo jugamos de cuando en cuando en el bus, en el tren o en la cama alguna noche aburrida. Los que no tenemos una PlayStation en el salón.
Más allá de lo que un jugador de pacotilla como yo tenga como hábito, la industria nos está dando importantes claves sobre el móvil como sustituto de la consola portátil, tanto con el auge del juego en streaming como por la fuerte inversión de las grandes compañías en portar sus títulos a nuestros teléfonos. Si tengo un móvil, ya tengo una consola portátil (probablemente con mejor hardware que cualquier consola portátil).
Tener el mismo Fortnite de PC en el bolsillo es mucho más relevante de lo que podemos pensar
Ni siquiera juego a Fortnite, pero tener en el móvil literalmente la misma versión de PC y consola de un juego que factura miles de millones de dólares ya es una señal de que algo está pasando.
La lista empieza a ser llamativa: 'PUBG Mobile', 'Genshin Impact', 'League of Legends: Wild Rift' 'Pokémon Unite', etc. Riot, Epic Games, Tencent Games y Nintendo invirtiendo millones para traerme la misma versión o una adaptación de sus juegos estrella al teléfono.
¿Y qué pasa si no encuentro alguno de estos juegos en la tienda de apps? Que tengo servicios en la nube para jugar en streaming. Google tiene Stadia, Microsoft tiene Xbox xCloud, NVIDIA apuesta por GeForce Now e incluso Amazon está haciendo lo propio con Luna. Nadie se quiere quedar fuera del plan: que los usuarios de móvil puedan tener acceso a los triple A en el bolsillo.
Con un viejo mando de Xbox que tengo por casa he podido jugar a Forza Horizon 4 en xCloud, a Cyberpunk en Stadia y a más juegos que mi consola portátil no es capaz de mover.
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Si a alguien le resulta una lata andar jugando con mando, hay adaptadores espectaculares como el Razer Kishi, compatible con las principales plataformas de juego en streaming. Por 100 euros convierto mi móvil en una consola, ni tan mal.
El hardware móvil está en un punto impresionante
Aunque ya no nos sorprendamos ante tanto lanzamiento, prácticamente semanal, de teléfonos, estamos en un punto de hardware impresionante. ¿Por qué voy a jugar en una consola LCD 720p cuando tengo un móvil con pantalla Super AMOLED en 2K hasta 120 FPS?
A nivel de potencia bruta, más de lo mismo. Cualquier móvil de gama alta es mucho más potente que una Switch o, incluso, que una NVIDIA Shield con el archiconocido Tegra X1 (basta con mirar GFXbench). Adicional, con las altas tasas de refresco, es fácil encontrar juegos que se mueven a 90 y 120 FPS, impensable para las portátiles actuales.
Hay hasta móviles con gatillos, control de la CPU, cámara frontal emergente para hacer streaming en Twitch y hasta ventiladores para refrigerarse, qué cosas.
Toda esta potencia cobra sentido para jugar a las propuestas más pesadas pero, si el presupuesto no acompaña, todos los grandes juegos que están saliendo al mercado se adaptan a la gama económica, con configuraciones medias de gráficos. En el caso del juego en la nube, ni siquiera importa el hardware del teléfono.
El móvil es mi principal consola, y los datos dicen que no estoy solo. Soy parte de los 2.4 millones de jugadores concurrentes de PUBG Mobile y una de las 40 millones de personas que descargó Genshin Impact. A las portátiles les queda vida mientras gigantes como Nintendo sigan renovando catálogo y productos, pero estoy seguro de que la época dorada del gaming móvil está cada vez más cerca.
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