Mejorar siempre es posible, innovar es siempre un reto y superar es siempre un deber cuando se trata de lanzar el buque insignia del año. Últimamente los esfuerzos se han depositado en la fotografía, y esto es lo que percibimos desde un principio realizando el análisis del Huawei P20 Pro.
El que es de momento el móvil estrella de Huawei ha captado interés por encima de su mellizo el Huawei P20 gracias a su triple cámara trasera. Pero las diferencias van más allá, al igual que la experiencia con este terminal que mantiene muy bien la esencia de la casa, para bien y para no tan bien. Os lo contamos en detalle.
Ficha técnica del Huawei P20 Pro
Huawei P20 Pro | |
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Pantalla | OLED Fullview de 6,1 pulgadas con resolución 2.240 x 1.080 puntos y relación de aspecto 18,7:9 |
Procesador | HiSilicon Kirin 970 + NPU |
Lógica gráfica | Mali G72MP12 |
Memoria principal | 6 GB RAM |
Almacenamiento secundario | 128 GB |
Triple cámara trasera | Óptica Leica Vario-Summilux. Sensor RGB de 40 Megapíxeles con tecnología Light Fusion y apertura f/1.8. Sensor monocromo de 20 Megapíxeles y apertura f/1.6. Teleobjetivo de 8 Megapíxeles y apertura f/2.4. Zoom híbrido 5x. Enfoque predictivo. Grabación de vídeo slow motion a 960 FPS y 720p |
Cámara frontal | 24 Megapíxeles f/2.0 |
Sonido | Altavoces estéreo. Procesado Dolby Atmos. Bluetooth AptX HD, LDAC y LHD |
Conectividad inalámbrica | 4x4 MIMO cat. 18 hasta 1,2 Gbps, Bluetooth 4.2 y WiFi 802.11ac |
Sistema operativo | Android 8.1 |
Interfaz | EMUI 8.1 |
Batería | 4.000 mAh y súper carga a 4,5V/5A |
Chasis | Unibody de cristal y aluminio. Protección IP67 |
Colores | Negro, azul, rosa y verde/lila (twilight) |
Precio | 899,90 euros |
Diseño: adaptando el estilo Huawei a una trasera acristalada
El fabricante chino ha logrado con los años perfeccionar ese preciso baile entre actualizarse y tener estilo propio sin dejar de llevar el ritmo de las tendencias. Los grandes cambios no son siempre necesarios; Samsung lo hizo al pasar del Galaxy S5 a los Galaxy S6 hasta ir definiendo lo que hemos visto en los sucesivos hasta el Samsung Galaxy S9+, Sony lo ha hecho este año con los Xperia XZ2 y XZ2 Compact (barruntando algo con el Sony Xperia XZ1) y Huawei lo volvió a hacer con los Huawei P10.
Unas líneas de estilo que vemos aún en la expresión del ADN del P20 Pro, que mantiene las curvas en marcos y bordes de sus predecesores aunque actualizándolas a dos niveles principalmente: los materiales y el frontal. Todo queda envuelto por unos bordes cromados que suponen la continuación de la trasera acristalada, rompiendo un poco con lo establecido en cuanto al color, sobre todo con ese Twillight que parece haber tenido buena acogida.
El que hemos probado era el de trasera en azul, con un tono que es relativamente llamativo pero sin llegar a lo indiscreto o estridente. Así, rompe un poco con lo establecido en cuanto a colores, pero no a nivel de ese acabado reflectante tan, tan de moda, ni de un frontal que cada vez no es más familiar: hola muesca, hola notch (y por partida triple, porque lo llevan los tres P20).
Vayamos pues por partes, porque merece la pena. Los acabados del P20 Pro hacen honor a ese (a veces pretencioso) segundo apellido, porque la sensación de calidad es continua, apareciendo desde el principio y manteniéndose a medida que se maneja el terminal.
Metal y cristal son los que tienen la culpa de esto. Materiales con un casi obligado acabado en brillo que nos podrá gustar o no, pero dentro de lo inevitablemente llamativo que es resulta más bien discreto como decíamos, y que aunque va a ser imposible evitar impregnarlo de huellas dactilares en realidad tampoco supone un problema grave como en otros casos (quizás por algún tratamiento).
Es cómodo y no resulta pesado pese a las dimensiones, de hecho sin ser un terminal pequeño podemos hablar de un buen trabajo en lo relativo a la compactación. Hablamos de un panel de 6,1 pulgadas que se encaja en el frontal dejando poca superficie a los marcos, ocupando concretamente un 81,9%, quedando entre el 81,2% del LG V30s ThinQ (sin muesca, manteniendo simetrías) y el 82,4% del S9+, por debajo de sus colegas de flequillo el iPhone X (82,9%) y el ASUS ZenFone 5 (83,6%).
El hecho de que no llegue a la pole position en el aprovechamiento del frontal puede deberse a una decisión de la casa que tiene sus seguidores y sus detractores: mantener el lector de huellas en el frontal. Es, de hecho, casi el único tope de gama (junto con el HTC U11 y los iPhone 8 y 8 Plus) que conserva esta ubicación, al menos en los P20 y P20 Pro, porque el Huawei P20 Lite sí lo coloca en la espalda.
Así, en cuanto al frontal Huawei ha decidido recurrir a la “estrategia Apple” y tirar de muesca para el módulo de cámara y sensores frontal (no decimos “estrategia Essential” porque de momento la imitación parece tender a Cupertino, a la vista de los hechos). Los motivos parecen obvios, reducir marcos al máximo y estar a la moda, aunque aquí nos encontramos con dos particularidades: una contrariedad y un buen gesto.
La contrariedad la comentábamos ya antes: el lector de huellas permanece en el frontal, lo cual limita el extremar los marcos y llegar a bordes inferiores como lo de sus rivales. El lector es casi elíptico y esto facilita que ocupe lo mínimo, pero trasladarlo a un lateral o a la parte trasera hubiese dado algunos milímetros de más (aunque el P20 Lite se queda en un 80,9% gracias en parte a que no hay lector pero hay logotipo).
El buen gesto: que elija el usuario. La muesca no gusta a todo el mundo (y peor aún: hay apps no adaptadas como veremos posteriormente), y en EMUI el usuario puede cargársela haciendo un Samsung, o lo que es lo mismo, regalando simetría al cargarse el notch.
Entonces, con lector de huella frontal, ¿compensa tirar de muesca? Si la meta era efectivamente rascar milímetros de aprovechamiento la respuesta es afirmativa, logrando una ganancia del 10% de la superficie a favor del panel si comparamos los porcentajes de aprovechamiento de frontal por parte de la pantalla de sus antecesores.
Huawei P20 Pro | Huawei P10 Plus | Huawei Mate 10 | Huawei P9 Plus | Huawei Mate 9 | |
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Dimensiones (mm) | 155 x 73,9 x 7,8 | 153,2 x 74,2 x 7 | 150,5 x 77,8 x 8,2 | 152,3 x 75,3 x 7 | 156,9 x 78,9 x 7,9 |
Pantalla (pulgadas) | 6,1 | 5,5 | 5,9 | 5,5 | 5,9 |
Superficie del frontal (cm2) | 89,35 | 113,67 | 117,08 | 114,68 | 123,79 |
Aprovechamiento | 81,9% | 71,6% | 81,6% | 72,7% | 77,5% |
Peso (g) | 180 | 165 | 186 | 162 | 190 |
Volumen (cc) | 89,35 | 79,57 | 96,01 | 80,27 | 97,79 |
Al margen de la estética, el resumen es que es un terminal muy bien construido y cómodo. Los acabados están hechos con gusto y mimo y probablemente con idea de que esto también forme parte del reclamo. Que el usuario que mire de reojo el P20 Pro lo haga también por atractivo, porque lo que no ha pasado inadvertido ni mucho menos es lo de incluir tres cámaras en la parte trasera.
Pantalla: una buena dosis de ajustes que da la bienvenida al OLED
Si se le da protagonismo a la pantalla es para que ésta cumpla, a parte de lucirse. Es de hecho otra de las diferencias con sus hermanos de generación, dado que el Pro sube a las 6,1 pulgadas con ratio 18,7:9 optando por el OLED en vez del IPS, pero manteniendo eso sí la resolución máxima en FullHD+.
Decimos máxima porque es algo opcional para el usuario (como hemos visto anteriormente también en Samsung Experience), siendo una de las opciones extra que proporciona EMUI al usuario para ajustar la pantalla. Temperatura, viveza de los colores y disposición (o presencia) de elementos en pantalla son algunas de las características que podemos adecuar a nuestro gusto, y llevar las riendas en esto siempre nos gusta (minipunto positivo para EMUI).
A parte de darnos opciones, ¿cumple o no la pantalla del Huawei P20 Pro? En la mayoría de las situaciones sí, de hecho cabe matizar que el ajuste de brillo automático funciona muy, muy bien (algo que de hecho no ocurre tan habitualmente como parece) y el de "Tono natural" también suele acertar bastante, adoptando una temperatura de blancos según el ambiente en el que estamos.
Sin saber el dato del brillo máximo en nits, en general muy bien a respecto y también en cuanto a color y contraste, tanto en interiores como cuando le dan directamente los haces solares. Resulta ser pues un buen panel para cualquier tipo de contenido, con buena sensibilidad táctil y detalle de sobra (otro tanto del FullHD vitaminado frente a las resoluciones con "K").
Siendo AMOLED, eso sí, no podemos escapar de las pérdidas de brillo y degradaciones a verdes cuando abrimos el ángulo de visión, pero no es nada fuera de lo que cabe esperar y hemos de ladear o voltear más allá del ángulo cómodo de visualización para buscarlas. El contenido, además, se ve igualmente en cuanto a contraste y nitidez.
¿Y el notch? Pues como ya hemos dicho el notch puede ser un rasgo de nuestro terminal o puede ser de Schrödinger, porque podemos ocultarlo a nuestro antojo. Lo que hace el sistema es "teñir" las entradas laterales de negro, de modo que queda una franja recta en negro bajo la que posa la barra de notificaciones.
¿Alguna ventaja funcional? No, salvo tener unos dos milímetros de pantalla extra que de otra manera ocupa la barra de notificaciones convencional. Es decir, si tiramos de un lado u otro nos aparecerá siempre la cortina de notificaciones, y no distintos elementos como sí ocurre en el iPhone X.
Las desventajas (para quien así las considere) serían estéticas y para quien da importancia a la simetría, la disposición de los iconos de notificación o a la distribución de elementos. No todas las apps están adaptadas y a veces la muesca pisa el contenido, como pasa con las Stories de Instagram, o bien directamente ponen una sombra mimetizando la muesca en la barra de estado.
Tampoco será de nuestro agrado si no nos gusta perdernos ninguno de los iconos de notificación, aunque el operador desaparece si éstos se amontonan favoreciendo que aparezcan todos hasta llegar a la muesca. Hay también distintas opciones de visualización, pudiendo cambiar los iconos por números aglutinándolas (lo veremos en la parte de software).
Escojamos la opción que escojamos para la parte superior, el resumen es que le damos una buena valoración a este panel tras tener una buena experiencia y un buen surtido de ajustes para adaptarla a nuestro gusto. Y sobre todo por no dar problemas en ninguna situación tampoco a nivel de brillo. Chapeau, Huawei.
Rendimiento: un viejo conocido acompañado como nunca
Los P20 no estrenan procesador porque aprovechan el último acorazado de Huawei: el Kirin 970 y su unidad de procesamiento neural (NPU). Lo llevó ya el Huawei Mate 10 y el P20 Pro lo escolta con 6 GB de RAM, siendo así el terminal más potente del fabricante hasta que venga un Mate en 2018 (si viene).
El resultado es que el terminal puede con todo sin apreciar esfuerzo extra. No hay retrasos en transiciones o aperturas lentas, ni siquiera en la multitarea o si ejecutamos procesos exigentes de manera simultánea, como subidas de archivos, reproducción multimedia y juegos de alta carga gráfica.
No podemos hablar de un calentamiento fuera de lo normal, pero sí lo percibiremos si nos pasamos un rato jugando con él (en todos los sentidos), sobre todo si vamos de sesión fotográfica. Esto no afecta a su funcionamiento salvo algún tirón aislado con apps pesadas como Spotify, Asphalt o la de cámara, pero tampoco podemos descartar que se deba a una cuestión de software (en parte).
¿Y qué pasa con la inteligencia artificial? Que ahí está según Huawei, pero actuando sobre todo a nivel de cámara, batería y audio, de ahí que esperemos a hablar de la experiencia con ella en dichas secciones.
Para acabar con ésta os dejamos los resultados de los benchmarks, para quienes los consideréis referencia. Aquí el tú a tú estaría en los Kirin 970, pero por rivalidad y equivalencia ponemos los principales y más recientes móviles de la competencia.
Huawei P20 Pro | Sony Xperia XZ2 | Samsung Galaxy S9+ | iPhone X | Xiaomi Mi MIX 2s | |
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Procesador | Kirin 970 | Snapdragon 845 | Exynos 9810 | Apple A11 Bionic | Snapdragon 845 |
RAM | 6 GB | 4 GB | 6 GB | 3 GB | 8 GB |
Antutu | 207.107 | 267.419 | 253.740 | 214.526 | 258.860 |
Geekbench 4 (single/multi) | 1.609 / 6.816 | 2.415 / 8.513 | 3.781 / 8.942 | 1.921 / 6.729 | 2.445 / 8.405 |
PCMark Work | 7.185 | 7.983 | 5.067 | - | 8.247 |
3DMark (Ice Storm) | 30.168 | 61.119 | 36.685 | 62.297 | - |
Software: personalización vs. imposiciones, fight!
EMUI es y será una parte importante del trabajo de Huawei en móviles, y los P20 llevan la última versión de la capa de software de la casa. En el P20 Pro hemos experimentado qué tal va EMUI 8.1.0 sobre Android Oreo 8.1.0, y hemos tenido un poquito de todo.
Antes que nada recomendar que se consulte el estado de actualización del software si se adquiere uno de los últimos dispositivos de Huawei, ya que puede que nos venga con la versión de software anterior y la nueva es más estable. Además, con ella vienen las últimas novedades, entre ellas una ligera actualización de la app de cámara (de la que hablaremos a continuación).
¿Hay pues muchos cambios en ésta en cuanto a funciones o estética? No, el ADN de EMUI 8 se conserva estoico ante tendencias y cambios de estrategia de parte de la competencia y la capa, aunque adaptada y actualizada en un pequeño grado, es una vieja conocida. Es EMUI, la invasiva, la característica, la extravitaminada. La de toda la vida.
Nos viene bien servida de apps de la casa, con su carpeta de herramientas y apps de terceros. Lo que podremos hacer con todas estás dependerá del caso, ya no todas podrán deshabilitarse o desinstalarse ya sean de Google o de EMUI (las de terceros sí podremos eliminarlas).
Esto hará que probablemente se nos dupliquen apps para un mismo uso sin que podamos evitarlo, lo cual no será tampoco molesto salvo si nos importa que queden en la pantalla o en el cajón de apps. Para otras cosas, sin embargo, la capa da bastantes opciones de adaptación al gusto del usuario.
Por ejemplo el ajuste de las notificaciones que hemos comentado antes, también de los toggles de la cortinilla o de si queremos que se encienda la pantalla y/o el LED al recibirlas. Lo que no podremos desactivar es que muestren el punto de notificación, que indicará actividad o procesos en marcha (descargas, reproducciones, etc.).
Otro aspecto interesante que podemos variar aquí y que no siempre permite el fabricante es la tira de botones de navegación. Podemos ordenarlos, añadir ese utilísimo botón de bajar la cortinilla de notificaciones o simplemente dejar un único botón virtual o usar el lector de huellas para toda la interacción.
Esta última opción será la que los convenga si queremos sacar el máximo partido a ese aprovechamiento del frontal por parte de la pantalla, dado que cede el medio centímetro que de otro modo ocupan los botones. Y cabe matizar que es muy cómoda y funciona muy bien, tanto a nivel de sensibilidad del toque como de ejecución.
A colación de esto comentar que desde un principio nos irá apareciendo la opción de que las apps aparezcan a pantalla completa y ocupar ese ratio 18,7:9, pudiendo establecerlo para cada una y revocándolo en caso de que no nos guste o ésta no acabe de funcionar bien. Como habíamos dicho, además, podemos esconder la muesca si tampoco nos convence.
Otras particularidades de EMUI son las habituales herramientas de optimización que los fabricantes suelen proporcionar para que los usuarios puedan mejorar en la medida de lo posible (y sin conocimientos avanzados de software) el funcionamiento. Teniendo en cuenta que es bastante difícil tener toda la RAM ocupada y que el terminal va tan fluido, en la práctica se usan poco, pero suelen ser una ayuda para la optimización pasiva y controlar mejor aspectos como la actividad en segundo plano de ciertas apps.
Aunque no es ni mucho menos sólo tema de software, cabe comentar el funcionamiento del reconocimiento facial como método alternativo de desbloqueo. La lectura y detección del rostro es muy rápida, y lo almacenará incluso cuando la luz no abunda.
No obstante, lo mejor siempre será facilitarle esta tarea para que posteriormente haya una identificación efectiva. En general ésta funciona bien, incluso si nos ponemos gafas o cambiamos el peinado, pero no funciona bien al 100% y en algunas ocasiones no no detectará bien el rostro, sobre todo con baja luz.
Lo bueno es que en la mayoría de situaciones la lectura sí es efectiva y además muy rápida. Y no es necesario que activemos la pantalla dado que al levantar el terminal ésta ya lo hace por sí sola.
Por último en este apartado comentar que podremos elegir si ver las apps en varias páginas de escritorio (así vendrá por defecto) o bien optar por el cajón de apps, como ofrece Android Stock.
Cámaras: la fotografía no se redefine con tres cámaras, pero la experiencia sí
La cámara es uno de los principales ejes de innovación de los móviles desde hace unos años y puede deducirse que es un aspecto que el comprador potencial tiene en mucha consideración cuando toca cambiar de smartphone. Siempre habrá margen de mejora, por ejemplo para la fotografía nocturna (el eterno enemigo) y ya es bastante impresionante lo que han logrado conseguir en dispositivos de menos de un centímetro de grosor, pero los de Huawei han apostado por dar de sí un poco más ese pequeño espacio incrustando tres cámaras.
Es quizás la principal característica de este P20 Pro y la que marca más la diferencia con sus mellizos que tienen "sólo" dos cámaras. La apuesta la vimos bien en detalle en el post sobre estas tres cámaras, comentando en detalle lo que implica esta triple apuesta por un sensor RGB de 40 megapíxeles y apertura f/1.8, uno monocromo de 20 megapíxeles y apertura f/1.6 y un teleobjetivo de 8 megapíxeles y apertura f/2.4.
Los números, no obstante, son son todo lo que el fabricante quiere destacar. Con el Mate 10 ya trataron de recalcar la participación de la NPU en la fotografía, sobre todo hablando de una mejora automática según las escenas, y con el P20 Pro lo que estrenan es la estabilización inteligente o AIS.
Esto lo pudimos probar ya en la toma de contacto y nos gustó bastante. Pero a continuación hablaremos algo más en detalle de la AIS, así como del resto de asistencia que según el fabricante brinda este rasgo, como la ayuda según los elementos identificados o el enfoque predictivo.
No nos olvidamos de la cámara frontal, la cual viene sola pero integrando un sensor de 24 megapíxeles y apertura f/2.0. Con menos aplicaciones que la triple combinación trasera, está dotada también de modo retrato (el cual analizaremos con detalle posteriormente).
Pero primero mantengamos costumbres y paseémonos por esa renovada app de cámara.
App de cámara
En la última comparativa de cámaras de los mejores smartphones del momento no pudimos incluir ningún P20 de Huawei porque aún no estaban fuera del horno, pero si estaba su antecesor el Mate 10 que tampoco anda cojo en tema fotográfico. Ahí ya vimos que había dos tipos de apps, las muy escuetas y las muy cargadas, y que el fabricante chino tendía más bien a lo segundo.
Esto en cierto modo puede haber cambiado un poco, aunque la app se mantiene en esencia sobre todo a nivel estético, cambiando en cuanto a la navegación y la disposición de elementos. Tenemos las principales secciones a modo de carrusel, navegando por ellas con swipes a izquierda y derecha y teniendo como elementos fijos la posibilidad de cambiar el modo de color, el flash o hacer una live photo.
Entre estas secciones fijas vemos alguno de los cambios: el modo noche, antes disponible entre los secundarios, ahora tiene su propia pestaña entre el modo retrato y el de apertura. Un cambio comprensible al ser la fotografía nocturna una de las principales beneficiadas de la AIS como veremos luego en detalle.
El modo que sigue "escondido" es el HDR, que sí está entre estas opciones secundarias junto con el monocromático, la cámara rápida, la cámara lenta o las panorámicas. El modo monocromático, por cierto, se ha actualizado ofreciendo las opciones de retrato, apertura y manual además del automático, y el P20 Pro también se sube a la cámara lenta a 960 fps (aunque al final el quid de la cuestión es lo que permite la app casi más que la resolución o el desempeño).
A la cámara frontal accederemos en los modos que ésta soporta, siendo el automático, el modo retrato y el vídeo. Como no podía ser de otra manera tenemos una herramienta para "belleza", pero sólo podremos activarla si vamos al modo retrato (aunque si no queremos el bokeh podemos desactivarlo y quedarnos sólo con los hasta diez grados de "belleza").
Al final no es la propuesta más cómoda e intuitiva: hay modos importantes que están escondidos así como ajustes a los que recurriremos de manera relativamente habitual, cuando podrían tener un acceso directo en la interfaz principal. También conserva un error que ya hemos visto anteriormente en cuanto a la visualización del encuadre en el modo profesional (que comentaremos posteriormente), por lo que pese a ser completa no acabamos teniendo una experiencia lo fluida que nos gustaría.
Una vez revisadas las armas de software con las que Huawei ha vestido a las cuatro lentes que integra en total su último buque insignia, veamos qué tal cumple en las distintas situaciones. Spoiler alert: con tanta posibilidad puede que hayamos batido récord de fotos hechas para un análisis, así que tomad asiento.
Cámaras traseras
La tríada fotográfica del Huawei P20 Pro es, a nivel funcional, la intervención de la inteligencia artificial, un zoom híbrido 5x (relacionado con lo anterior) y el disparo monocromo puro. Pero no acaban ahí las posibilidades de las cámaras de este móvil, así que veamos qué tal rinde en los distintos ámbitos.
En general es una combinación completa y versátil. La cámara trasera nos viene por defecto a 10 megapíxeles, pudiendo seleccionar la resolución de 40 megapíxeles en los ajustes.
Esto conviene tenerlo en cuenta ya que para gozar de ese zoom híbrido tendremos que seleccionar la de 10 megapíxeles, ya que no está disponible si optamos por el sensor de 40 megapíxeles. De ahí que lo cómodo fuese tener un acceso rápido a esta configuración, y cambiar a conveniencia sin siquiera perder la visión del encuadre.
Así, con buena luz la cámara cumple bien y cómodamente, luciéndose especialmente en macros aplicando un desenfoque coherente y con una buena actuación del enfoque automático incluso en objetos en movimiento (hojas al viento, por ejemplo). De hecho, las fotografías en ráfaga salen bastante nítidas incluso a contraluz.
Algo que notaremos desde el primer momento es la asistencia al usuario según el tipo de escena o bien lo que se está enfocando. Una función activada por defecto que nos indicará tras unos segundos qué tipo de fotografía es y aplicará la "mejora" que considera conveniente.
Esto tiene una parte positiva y una negativa. La parte positiva es que la identificación funciona muy bien, tanto en cuanto a los distintos entornos como a los elementos. Pero lo que suele ocurrir es que esa mejora es un aumento de saturación y de contraste, quedando resultados postizos y demasiado dramáticos, como esas fotos pasadas de "HDR" o efecto "Lux" de Instagram que vemos a veces en redes sociales.
Al final es la cámara por sí sola, sin "inteligencia", la que nos da unos colores reales y naturales, sin necesidad de añadir saturación y con un buen nivel de exposición y contraste. Con buena iluminación o luz media en exteriores el nivel de detalle también es satisfactorio.
Y hablando de exceso de saturación y contraste están también los modos de color, los cuales sí gozan de un acceso directo desde la interfaz general cuando es algo que quizás valga la pena ignorar (si buscamos un resultado realista). Lo que obtenemos si optamos por disparar en modo de color nítido es un disparo con la saturación y el contraste exagerados, sobre todo en determinadas condiciones de luz (luz directa solar).
En interiores cumple de manera aceptable incluso con iluminación media-baja, manteniendo el detalle. La pérdida de nitidez se notara con luz baja, aunque incluso en situaciones así logra mantener la calidad sin pecar tampoco en cuanto a ruido.
De noche es cuando más se resentirá, sobre todo si tiramos de modo automático. Aquí vamos a tener dos fieles aliados: el modo profesional, que nos permitirá achuchar algo más la ISO para minimizar el ruido, y renovado el modo noche, sobre todo por su estabilización.
Este modo nos permite ajustar a nuestro gusto la velocidad de obturación y la ISO, pudiendo dejar una de ellas o ambas en automático. De este modo, el disparo durará según qué hayamos configurado, obteniendo resultados bastante decentes si optamos por automático, aunque mejora si le ayudamos reduciendo la ISO.
La ventaja de este modo con respecto al manual es la intervención de esa "estabilización mágica". Tirar con ISO 100 es una especie de suicidio fotográfico hablando de la noche más pura, por mucha contaminación lumínica que haya, pero si dejamos la velocidad de obturación en automático podemos jugárnosla gracias a la estabilización, obteniendo tomas bastante nítidas en exposiciones de incluso 4 segundos in trípode.
Es también un buen aliado para obtener las típicas estelas de luz, mucho mejor de hecho que si vamos a la opción que Huawei brinda específicamente para dicho propósito (y que se encuentra en esa escondida pestaña, donde el HDR o el monocromático).
Hablando precisamente de estos dos, no son precisamente algo a destacar. El HDR, además de incómodo, no aporta demasiado en cuanto a salvar cielos, de hecho a veces subexpone, aumenta la saturación o nos da un resalte de bordes exagerado cuando el sol aún abunda, y pocas veces mejorará la opción automática o manual.
El disparo en monocromo da buen resultado y ahora tiene más opciones gracias a esos nuevos modos que ahora se integran también en este disparo, pero no destaca frente a otros filtros de una manera determinante. Da juego y nos evita recurrir a una app de filtros, pero en la actualidad tampoco ofrece un resultado tan diferencial (salvo en las ocasiones que los filtros son demasiado agresivos).
Antes de acabar de hablar del modo manual, comentar que será nuestra opción de preferencia si además de querer ajustar todos o parte de los parámetros de disparo queremos que se conserve el archivo RAW para también tener el timón en la edición. En general el post-procesado de Huawei es bastante fiel y toca lo justo el DNG, sobre todo a nivel de saturación y exposición, salvando algún disparo que sí tiene un ajuste más agresivo.
Ah, y hemos de comentar ese único "pero" que veíamos en este modo, aunque en realidad se trata de algo de la app que podría corregirse. El resultado del ajuste se ve siempre a tiempo real de manera correcta salvo la velocidad de obturación, cuya previsualización permanece estanca a partir de 0,6 segundos (cuando debería salir cada vez más expuesta).
¿Y qué pasa con ese zoom híbrido? Lo que pasa es bastante espectacular. La combinación de zoom óptico y digital parece darse en su proporción ideal cuando vemos que el detalle se conserva al ampliar en la mayoría de situaciones.
De noche todos los gatos son pardos y todas las cámaras sacan el pincel, y aquí el zoom híbrido tampoco se salvará y veremos esas acuarelas. Pero la cuestión no es buscar el milagro imposible en 7,8 milímetros, sino el excelente resultado que en general saca. Amigos de la fotografía con teleobjetivo, éste es vuestro móvil.
A continuación os dejamos una galería con fotos disparadas en automático a 1x seguidas del mismo encuadre a 5x, para que podáis apreciar mejor cómo actúa el zoom en las distintas situaciones en la medida de lo posible.
Comentado todo esto falta hablar de una de las funciones con más acogida en los últimos años, quizás desde aquel modo retrato que Apple estrenó con el iPhone 7 Plus: el desenfoque o bokeh. Huawei lo viene aplicando de distintos modos de manera histórica siendo siempre una función basada en el software. Parece que con la inclusión de una tercera lente el apoyo para la profundidad de campo y crear ese bokeh también viene por hardware, pero en todo caso veamos qué tal el desenfoque en el P20 Pro.
Tenemos dos opciones, el modo retrato y el modo apertura. La diferencia para el usuario es que el modo retrato actúa sin necesidad de ajustar nada, salvo el modo "belleza" si lo deseamos, mientras que el de apertura permite elegir hasta qué punto queremos abrir el diafragma llegando hasta f/0,95.
Eso sí, el modo retrato exigirá una distancia mínima y que el enfoque determine el objeto principal de la fotografía, de otra manera el desenfoque no se aplicará. Esto no es necesario para el modo apertura, más agresivo pero también menos restrictivo en cuanto a distancia mínima al sujeto.
Como conclusión puede establecerse que el modo retrato es más exigente a la hora de detectar el objeto principal, pero aplica un desenfoque más suave y uniforme, sin borrones y discriminando mejor el objeto en primer plano que el modo apertura. Éste permitirá, no obstante, obtener más desenfoque (al permitir mayor apertura), pero cuanto mayor sea éste también será más agresivo y probablemente se comprometa parte del objeto principal o al menos los bordes, sobre todo si son ítems finos como el pelo o hay poco contraste con el fondo.
Cámara frontal
El Huawei P20 Pro se hubiese llevado el premio gordo si el fabricante hubiese decidido incluir más de una cámara subjetiva como vimos en el ASUS ZenFone 5 Lite (con dos), pero no, tenemos una sola cámara frontal. Tampoco es que se hayan olvidado de ella porque incluye un sensor de 24 megapíxeles y también soporta el modo retrato, como el iPhone X y el Pixel 2 XL.
Dejando a un lado los números, la cámara da un nivel de detalle adecuado cuando la luz abunda, con unos colores realistas y buen nivel de contraste. A media tarde y cuando el sol empieza a irse la nitidez desciendo un poco, pero manteniéndose aún a buenos niveles.
De noche hemos de olvidarnos bastante del detalle para que las acuarelas dibujen parte de nuestro rostro, aunque da resultados bastante aceptables si hay un mínimo de luz. Aquí vemos que los números no lo son todo, y que en estas condiciones y en interiores con media-baja luz no se diferencia de la competencia.
Cuando la luz es media-baja el balance de blancos nos la puede jugar en exteriores, siendo demasiado sensible a las variaciones y cambiando a temperaturas muy drásticas (de naranja a azul intensos, sin pasar por temperaturas medias).
El modo belleza puede ser desde lo más sutil a lo más agresivo, aplicándose si se desea con un regulador en diez grados. Eso sí, hemos de irnos al modo retrato para disponer de él, de modo que si no activamos la opción de desenfoque podremos obtener una foto en automático con el grado de belleza que deseemos.
En cuanto a este modo retrato, en general trabaja y resuelve muy bien incluso a contra luz. Cuando se lo ponemos difícil, eso sí, desdibuja los bordes, sobre todo si hablamos de pelo, el peor enemigo de estos modos incluso con abundancia de luz.
El resultado es quizás algo aleatorio, dependiendo mucho de las condiciones, pero nos da bastantes tomas aceptables. Han de mejorar las iluminaciones 3D, dado que o bien no se percibe ningún efecto o bien se aplican bastante mal (como la de "luz de escenario"), pero con buena luz y si no se le buscan las cosquillas nos da buenas instantáneas.
Os dejamos a continuación una selección de fotografías hechas con las cámaras del Huawei P20 Pro, tanto traseras como frontal, en distintas escenas y recurriendo a la variedad de opciones que ofrece la app.
Vídeo
Quizás las mejoras en vídeo son menos cuantiosas o discretas, pero no dejan de ser interesantes, sobre todo viendo que los móviles hacen vídeos cada vez mejores. La "culpa" de eso es en muchas ocasiones el proporcionar una estabilización decente, la cual en el caso del Huawei P20 Pro está gestionada por la "inteligencia" de su procesador. Veamos.
Antes que nada comentar que según qué resolución elijamos la estabilización estará o no disponible. Si queremos vídeos sin temblores con un movimiento suavizado tendremos que quedarnos con FullHD, porque en 4K (el máximo) no está activa la estabilización.
En cuanto a los vídeos con buena luz el resultado es de calidad, con buen nivel de detalle y colores realistas. La exposición y el contraste se compensan bien, agradeciéndose bastante la estabilización cuando tratamos de buscarle las cosquillas en este sentido.
En interiores la calidad se mantiene hasta cierto punto, apareciendo más ruido si hacemos zoom pero en general con muy buen resultado igualmente. La captura de sonido, por cierto, sin problemas y bastante fiel.
De noche el ruido aparece con más presencia, pero no son tomas tampoco malas. Se aprecia pérdida de detalle y colores algo lavados según la iluminación y en los fondos, pero cuando la estabilización trabaja se obtienen resultados más que aceptables teniendo en cuenta las condiciones.
¿Y la estrella invitada? La cámara lenta a 960 fps parece estar bastante de moda y ha sido la incorporación protagonista en vídeo para los Samsung Galaxy S9, siéndolo desde antes para los Sony. Lo que cambia sobre todo en cada experiencia es la manera de grabar, algo que ya comentamos comparando lo que se podía hacer con estos dos fabricantes.
En el caso de Huawei tenemos una interfaz muy similar a la del vídeo estándar, pero en este caso el botón de rec accionará una grabación automática de 0,25 segundos, lo cual se traduce a un vídeo de 11 segundos en total (teniendo en cuenta los momentos a tiempo real de inicio y final).
No hay 4K aquí ni mucho menos. La máxima calidad a la que podemos optar es a 720p, igual que en Samsung pero por debajo de Sony (que llega al FullHD). Esto se traduce en que salen vídeos buenos si igualmente buena es la luz, perdiendo bastante nitidez si vamos a interiores o a tomas nocturnas.
Al final lo que nos limita mucho es que no podamos grabar el trozo que querríamos, teniéndonos que conformar con estas tomas cortas (y el procesado que requiere cada una de unos segundos). De momento la única que nos permite grabación manual a 960fps es la app de Samsung, veremos si otras lo incorporan en el futuro.
La que no queda nada, nada mal es la cámara frontal con el vídeo. El detalle se mantiene muy bien en el primer plano en cualquier situación, incluso de noche (que pierde, pero teniendo en cuenta lo exigente de las condiciones sale bastante bien parada), y de día muestra unos colores algo más saturados que la realidad pero sin excederse.
Autonomía: pasarse a los 4.000 mAh compensa y mucho
Si hablamos de la cámara como una de las características que más han estado cuidando y enfatizando, la batería quizás quede en el lado contrario. Tampoco es que hayan descuidado este aspecto, pero las mejoras (sobre todo a nivel de optimizar consumos y rendimientos) no han ido al mismo ritmo que la exigencia energética de las nuevas características, con la consecuencia directa del adelgazamiento de los móviles (es decir, la reducción del volumen y por tanto de espacio disponible para la batería).
Muchos de los topes de gama han crecido en diagonal (y resoluciones de pantalla) pero no en miliamperios/hora, y esto en alguna ocasión pasa factura cuando puede que no se llegue a los 3.000 mAh. Pero el P20 Pro escapa a esta tendencia "mateizándose", es decir, incorporando una batería de 4.000 mAh como la del Mate 10.
Como resultado tenemos una autonomía más que satisfactoria. Hemos de hacer un uso muy intenso para que no nos cubra la jornada, con casi todo el tiempo con conexión de datos y tirando mucho de cámara. Aún así llega a las más de 10 horas de pantalla de media, con una autonomía media de más de 24 horas.
Esto se traduce en que con el móvil al cargado al 100% salimos de casa con tranquilidad sin coger cargador o batería externa, sobre todo si tiramos de los recursos del sistema para controlar segundos planos y ganar algo más de autonomía.
Para cargarlo tenemos un USB tipo-C que monopoliza la base entre el altavoz y el micrófono, sin que haya hueco para ningún puerto más. una carga que con el cargador incluido se completa al 100% en 2 horas y 20 minutos, llegando al 50% en una hora (con el móvil apagado).
La carga rápida la percibimos viendo estos tiempos para 4.000 mAh, lo que no podemos determinar es el supuesto trabajo que hace la inteligencia artificial en el ahorro de batería. Sea una influencia importante o no, tras la experiencia con el terminal podemos hablar de una autonomía excelente.
Sonido: potencia de sobra, opciones en falta
Para completar la parte de la experiencia multimedia queda comentar qué tal suena este último torpedo de Huawei. En la mano que el fabricante ha jugado esta vez tenemos sonido estéreo con Dolby Atmos y la eliminación el jack de audio, veamos en qué se traduce todo esto.
El sonido en general es de calidad, de hecho podemos subir hasta casi el máximo volumen sin experimentar apenas pérdida de la misma. Sonará siempre algo mejor si lo sostenemos que si lo dejamos apoyado sobre una superficie, pero la diferencia es mínima y obviamente tampoco vamos a poder ser nosotros el stand durante toda la audición.
Buena experiencia tanto en música, como en videojuegos, series y películas o podcasts. El volumen máximo que hemos detectado es de 111 decibelios, que es una cifra considerable, aunque sin tener en cuenta los números la propia experiencia ya nos demostró que en este sentido cumple y muy bien, considerando lo que comentamos de la ausencia de pérdida.
La experiencia mejora con los auriculares, los cuales por cierto se entregan con el teléfono (incluyéndose también un adaptador de jack a USB). No obstante, a nivel de software podremos jugar con los ajustes más específicos si tiramos de altavoces.
Hilando con esto están precisamente las opciones que da EMUI para tratar de adaptar la experiencia de audio a los gustos del usuario. Las encontramos en la categoría Sonidos del menú principal de Ajustes, viendo primero la opción de "Estéreo+" que tira de giroscopio para que haya una mejora de la calidad si cambiamos la orientación del teléfono, y siguiendo con las opciones específicas del Dolby Atmos, que podremos activar o no siempre que conectemos los auriculares.
¿De qué sirven en la práctica todas estas opciones? No van a cambiar mucho las sensaciones, empezando por el Estéreo+ que resulta muy, muy sutil y poco perceptible (se nota más la diferencia si escuchamos el altavoz superior).
Entrando a Dolby Atmos podemos elegir entre modo inteligente, película y música. Es el segundo el que dará un toque distinto, con más reverberación (más "tele", quizás, por decirlo de algún modo), y el tercero permite elegir entre varios perfiles de ecualización : abierto, potente, enfocado o "no" (es decir, todo en cero).
El enfocado tiene un sonido menos bonito, tirando a lo acústico pero con pérdida de calidad, mientras que los dos otros perfiles dan un pequeño toque al modificar registros que puede adaptarse mejor a nuestros gustos, pero en todo caso no tenemos un ecualizador corriente que podamos personalizar.
Huawei P20 Pro, la opinión de Xataka
La batalla no se gana siempre con lo más potente, con lo más atractivo o con lo más resistente, sino con el equilibrio. Con el conseguir dejar en el usuario la sensación de confianza sin excepciones, sin "peros" que pesen, sin dejar brotar la envidia por lo que hace algún otro rival.
Lo mejor del Huawei P20 Pro no son las tres cámaras, ni la firma de Leica ni el zoom espectacular: es que apenas nos deja opción a reproche en casi ningún aspecto, empezando por una batería sobresaliente y terminando por unos acabados excelentes. La triple cámara es llamativa, es útil, pero no brilla todo lo que podría.
Con la maquinaria que ahora integra la trasera del Huawei tras esas ópticas no debería ser necesario un gran esfuerzo para mejorar un modo retrato que aún se aleja de lo que vemos en la competencia a nivel de solidez, dado que por fin Huawei confía en un teleobjetivo. De hecho, lo que cada vez queda en más duda es si compensa el monocromo (que participa en las fotos a color), sobre todo viendo lo que otros terminales logran con una sola cámara (sí, hablamos del Pixel 2 XL).
Quizás también quede sacar algo más de jugo a esa inteligencia artificial en cuanto a la fotografía, asumiendo que hace su trabajo en ahorro de batería y otras cuestiones de difícil análisis a este nivel. O, mejor dicho, encaminar su aplicación a aspectos más pasivos y útiles como esa estabilización o esa acertada habilidad de combinar los zoom en la exacta medida.
El software también puede tener algo de mejora. Está claro que la casa quiere que la experiencia no sea Android puro sino todo lo contrario, y eso no es algo negativo per se ni mucho menos, pero sigue dando la impresión de que es una capa pesada y en cierto modo "dominante", y al final queda una especie de "tira y afloja" con la personalización (con unos aspectos cumple, con otros no).
Más allá de la fotografía, lo que más puede destacarse de este terminal es la autonomía y la construcción. Materiales de calidad diseñados y montados con gusto encierran una pila que (sin mucho esfuerzo a la hora de optimizar consumo) da autonomías muy buenas, tanto que hacen que nos olvidemos de esa amigan tan habitual últimamente: la batería externa.
La perfección, si existe, está aún por alcanzar y en este análisis hemos dejado patentes qué mejoras podrían aplicarse a este buque insignia. Hay trabajo por hacer, pero los progresos en pantalla, autonomía y cámara hacen que en conjunto el Huawei P20 Pro cale en el usuario y dé una muy buena experiencia, equilibrada y completa.
9.2
A favor
- La autonomía da para más de un día salvo excepciones de usos muy, muy intensivos.
- La cámara da muchas opciones y el zoom híbrido es posiblemente el mejor que hay en móviles actualmente.
- Muy bien construido y no se hace pesado para el tamaño que tiene.
En contra
- La app de cámara es bastante mejorable a nivel de navegación. También perdura algún error de funcionamiento que hemos visto en el pasado.
- EMUI es una capa agresiva a nivel estético y de contenido y probablemente pesada. Le sobran apps preinstaladas y en ciertos aspectos apenas permite personalización.
- La grabación en súper cámara lenta podría mejorar a nivel de calidad y también de app.
El terminal ha sido cedido para la prueba por parte de Huawei. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
En la realización del vídeo tenemos a Pedro Santamaría y a Dani Espla.
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