La buena noticia es que la ciencia está a punto de crear "siestas artificiales". La mala es que hay que implantarte un electrodo

  • Un estudio ha hallado que unas ondas cerebrales son responsables de algunos de los beneficios de este sueño

  • El equipo ha emulado el efecto de estas ondas en un experimento con macacos

Siesta
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Echar o no echar la siesta es algo que divide a la humanidad. A muchos el descanso de mediodía los ayuda a recuperar energía y capacidades para afrontar las actividades vespertinas; a otros muchos les resulta suficiente el sueño nocturno y funcionan mejor sin interrupción. Pero, ¿qué tiene el dormir que afecta tanto a nuestras capacidades?

Nuevo trabajo. Un nuevo estudio basado en las siestas ha hecho recurso de esta forma de sueño para ahondar en los mecanismos que operan en nuestro cerebro cuando dormimos. El equipo indagó también en el desarrollo de herramientas que nos permitan emular los beneficios del sueño sin necesidad de dormir.

No solo descanso. Dormir es más que un simple descanso: la falta de horas de sueño no puede suplirse con la simple inactividad. Dormir menos de lo que nuestro cuerpo requiere puede causarnos problemas de diversa índole: perdemos capacidad de concentración, agilidad y reflejos. También puede afectar a nuestro humor, salud mental y a nuestro bienestar en general.

La ciencia del sueño es un importante segmento en el sector de la salud, y uno de sus objetivos es el de dilucidar el porqué de este asunto. Por ahora no tenemos una respuesta definitiva pero ahora tenemos una nueva pista.

El experimento. Para analizar la cuestión, el equipo realizó un experimento en varios macacos. Los simios debían realizar una tarea de discriminación visual que requería cierto esfuerzo cognitivo (comprobar si las figuras que veían en una pantalla eran idénticas). Los macacos repitieron la tarea dos veces, antes y después de un descanso.

Durante el descanso algunos de los macacos tuvieron la oportunidad de dormir una breve siesta de 30 minutos, mientras que otros reposaron despiertos. La duración breve de la siesta permitió que los simios se mantuvieran en las fases de sueño sin movimientos oculares rápidos, No-REM o NREM.

El equipo observó que aquellos que habían dormido completaban la segunda tarea con mayor agilidad que aquellos que habían reposado sin llegar a dormir, lo que sugiere que esta “siesta” mejoraba la capacidad de desempeño de los animales durante el desarrollo de la segunda tarea.

¿Cuestión de sincronía? Los cerebros de los macacos fueron monitoreados durante el experimento. Durante el descanso, utilizaron una polisomnografía para establecer si los animales se encontraban dormidos o no; mientras que durante la actividad el equipo monitorizó algunas regiones cerebrales clave donde podían encontrar pistas para el estudio.

Comprobaron así que las neuronas de los macacos que habían dormido habían perdido sincronía. Su interpretación de esto sugiere que esta falta de sincronía permite a las neuronas de los individuos que han dormido a actuar de manera más independiente, llevando así a una mejora en la precisión con la que sus cerebros procesan la información.

Ondas delta. ¿Y durante el sueño? El equipo observó un aumento en la actividad de las ondas delta de baja frecuencia dada durante el sueño. Esto llevó a la repetición del experimento, esta vez induciendo este estado no a través del sueño sino de forma externa.

El equipo indujo estas ondas aplicando ondas de 4 Hz a los simios. Lograron así emular los efectos del sueño en aquellos simios que fueron “tratados” de esta forma: tanto en la pérdida de sinclronía neuronal como en la mejora de los resultados en la prueba visual. Los detalles del estudio fueron publicados en un artículo en la revista Science.

Ondas y limpieza. Aún es mucho lo que nos queda por saber sobre el sueño y los mecanismos que operan en él. Mecanismos, en plural, ya que es probable que sean diversas las formas en las que el sueño ayude al funcionar de nuestro organismo en su conjunto.

Por ejemplo, sabemos que durante el sueño opera el sistema glinfático, un sistema encargado de limpiar de toxinas y de residuos el cerebro. Este sistema no opera durante los sueños breves por lo que el efecto de las siestas no podría ser explicado a través de él.

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Imagen | Andrea Piacquadio

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