'El círculo (The Circle)', y nos vais a perdonar el chiste, no es completamente redonda. Es una película fallida y que en muchos aspectos intenta explotar de manera algo torpe una preocupación muy actual, la de cómo empresas tecnológicas están acumulando demasiado poder en forma de datos, y como a menudo somos nosotros mismos quienes cedemos esos datos usando aplicaciones que nos espían de forma cada vez más y más sibilina.
Pero hay elementos muy atractivos en el film: su aproximación franca y directa, sin levantar demasiado los pies del suelo para que nada nos resulte demasiado ajeno pese a que es un retrato del futuro (cercano, eso sí); el hecho de que estemos antes una película mainstream, con la intervención de actores de primera fila como Tom Hanks y Emma Watson; el gusto para el diseño visual al que no puede aspirar una película de bajo presupuesto (y que lo hace todo aún más creíble)... Es dudoso que 'El círculo' le cambie a nadie la vida, pero son dos horas de reflexión y escapismo concienciado muy solventes.
Todo empieza cuando a Mae Holland (Emma Watson) le ofrecen un trabajo en El Círculo, una de las compañías tecnológicas más importantes del mundo, que desarrolla aplicaciones que son parte cada vez más vital del día a día de todo el mundo. Llega cuando la compañía presenta, a través de su CEO Eamon Bailey (Tom Hanks) su nueva propuesta: pequeñas cámaras, ultrabaratas, que permiten la vigilancia constante de cualquier punto del planeta. Mae entra más y más en la filosofía de la compañía sin darse cuenta de lo que está en juego.
No entraremos más en el argumento, que a diferencia de otros thrillers semejantes sobre los peligros de la tecnología fuera de control, no esconde un plan de supervillano maquiavélico para conquistar el mundo, sino que escala poco a poco, eliminando progresivamente derechos de los ciudadanos, con El Círculo cada vez más capacitado para controlarlo todo de forma invisible. Esa es otra de las virtudes de la película: no necesita dejar de ser verosímil para resultar aterradora, ya que hay equivalentes en la vida real muy claros para personajes como Bailey o su compañero Tom Stenton (Patton Oswalt).
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¿Dónde están los problemas de 'El círculo', entonces? Posiblemente en la ingenuidad de Mae, un personaje escrito de forma que al espectador le resulta comprensible que acepte (por ambición profesional) pactos fáusticos, como perder todo rastro de intimidad, pero del que no se comprenden giros posteriores del personaje, incapaz de darse cuenta de la amenaza de El Círculo. Lo que conduce a una conclusión para la película ridículamente optimista o atrozmente pesimista, dependiendo del cinismo del espectador. Pero dramáticamente, no muy consistente.
Al final, exactamente igual que sucede con una serie en la que 'The Circle' claramente se está inspirando, 'Black Mirror', lo interesante no es el conjunto, sino los detalles. Cómo un invento atroz como SeeChange (las mencionadas cámaras omnipresentes) se presenta en sociedad de forma no ya inocua, sino directamente espiritual, con el surf como gancho; lo ridículamente atractivo del diseño de las apps; el día a día gamificado pero explotador en la compañía; o el despacho sospechosamente analógico de los jefes de El Círculo.
'El círculo' fue dirigida por James Ponsoldt, un director no especializado en el género fantástico ni en temas tecnológicos, lo que sin duda le permitió dar ese giro humano al argumento de la película, basado en una novela de Dave Eggers (guionista de 'Donde viven los monstruos', que también coescribió la película). Sin duda el acercamiento de ambos proporciona también sus principales defectos a la película, como una aproximación muy hollywoodiense al conflicto y cierta pereza a la hora de cerrar conflictos (como la presencia del personaje de John Boyega y su efecto en la trama), que quedan algo deshilachados.
Una película de indiscutibles puntos de interés, sin duda, por plantear un tema relativamente inédito en el Hollywood mainstream dramático, y que fue recibido con notable éxito (20 millones de dólares de presupuesto, 40 de recaudación). Su tibieza, sus baches argumentales y su falta de profundización en un drama que no necesita aditivos -como las enfermedades gravísimas que puntúan la trama para darle una dimensión humana al argumento-, son sin embargo obstáculos que impiden que el resultado sea completamente redondo, y que palidece al ser comparado con películas como 'Cam'.
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