'Locke & Key': lo que nos gustaría ver, lo que no y lo que debería mejorar en la adaptación de Netflix

'Locke & Key': lo que nos gustaría ver, lo que no y lo que debería mejorar en la adaptación de Netflix

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'Locke & Key': lo que nos gustaría ver, lo que no y lo que debería mejorar en la adaptación de Netflix

El 7 de febrero ya será posible seleccionar la primera temporada de ‘Locke & Key’ en Netflix. A la espera de comprobar cómo es, cogemos la Llave de la Adaptación para introducirla en los cómics originales, de modo que podamos hacer un cribado de las cosas que nos gustaría ver y otras que no tanto.

La adaptación del cómic homónimo creado por Joe Hill y Gabriel Rodríguez ha tenido un largo y tortuoso camino a la pequeña pantalla. Iba a ser adaptado a una serie para la Fox, el piloto parecía un capítulo pocho de ‘Embrujadas’, pero el proyecto se canceló; luego se anunció una trilogía cinematográfica… que tampoco fructificó; de vuelta a la pequeña pantalla en 2017, fracasó una segunda vez para Hulu, pero Netflix recogió algunos pedazos y montó la serie que se estrena en 2020.

Al final, está claro que son muchas molestias para una propiedad intelectual, pero el cómic lo vale. Quizá a nuestro compañero de Espinof, Jorge Loser, no le guste tanto, pero hay mucho que rascar (y, bueno, que descartar) del cómic que la editorial IDW publicó hace once años.

Aviso, como siempre, que habrá destripes ligeros. Intentaré no desvelar ningún punto importante del cómics, pero sí tramas menores y hechos aislados.

A mantener: inventiva visual

Locke And Key Head Un vistazo a la psique de manera literal: para eso vale la llave de la cabeza.

Que los primeros números de ‘Locke & Key’ no te lleven a engaño: la labor de Gabriel Hernández va mucho más allá de tomar prestada cierta estética amerimanga. No sólo su calidad (estética y narrativa) aumenta exponencialmente según pasan los números, sino que se saca de la chistera algunos recursos impresionantes.

Para empezar, está el uso de la llave de la cabeza, según la cual uno puede abrirse literalmente la crisma. Y cuando se trata de representar la psique de sus usuarios, Gabriel se explaya con impresionantes y detallados dibujos de lo que impulsa o atormenta a cada personaje.

Luego está la versatilidad de Gabriel, capaz de dibujarte una pelea a hostias estilo pastor en una cueva oscura o una pelea grandilocuente entre dos gigantes en pleno campo. Un loco con un cuchillo o una bestia surgida de las sombras.

Locke Key 4 Int Cuando se vive una aventura desde el punto de vista de Bode, el dibujo tiene un marcado aspecto infantil.

Y más aún, porque Gabriel adapta sus líneas según la perspectiva de quien lo vive: las aventuras desde el punto de vista de Bode parecen de 'Calvin & Hobbes', y en una historia corta hay un precioso homenaje a Windsor McKay.

Estaría increíble que se aprovecharan las distintas texturas del audiovisual (blanco y negro con falta de fotogramas, súper 8, grano…), para trasladar esa juguetonería a la pantalla. Porque trastear con los ratios de pantalla (el 4:3 o el Cinemascope) ya sería mucho soñar, ¿verdad?

A descartar: su principio

Img014 Una visita nada inocente que acabará en tragedia.

Siempre se dice que hay que empezar en alto, pero a lo mejor hay que matizar esto. Porque la primera vez que intenté leer ‘Locke & Key’ me quedé en el primer número, y no fue hasta que me recomendaron seguir que me lo leí entero. Y si la adaptación empieza igual… a ver cuántos se bajan del carro nada más empezar.

Porque el arco narrativo ‘Bienvenidos a Lovecraft’ empieza con la familia Locke en su casita de vacaciones… cuando son asaltados por dos alumnos de los que el padre, Rendell Locke, es consejero en el instituto. Matan al padre, violan a la madre y persiguen a los críos, hasta que uno de ellos muere y el otro termina gravemente herido.

Aunque más tarde Joe Hill se molesta en explicar todo lo que llevó a los asesinos hasta allí (algo relacionado con la Casa de las Llaves en Lovecraft, Nueva Inglaterra), empezar de una manera tan gratuita e incómoda le hace un flaco favor a la serie.

‘Locke & Key’ juega a largo plazo y esta introducción, más que servir a un propósito narrativo, parece un intento de llamar a un lector de cómics adultos y de derribo que valora la violencia sobre la trama.

A mantener: llaves para todo

Locke And Key Llaves

Si hay algo muy especial a la hora de leer ‘Locke & Key’ es la posibilidad de descubrir otra llave y de los efectos que provoca. Éstas se desvelan de manera paulatina, hasta que muchas cumplen una función en el último y apocalíptico arco.

Hay una llave para volverse gigante, otra para que tu espíritu abandone el cuerpo, una para volar, una para volverse tan fuerte (y voluminoso como Hércules) y la ya mencionada llave de la cabeza.

A veces, su presencia está sólo sugerida (una escena narrada en el segundo arco no se explica que esté relacionada con las llaves hasta el quinto, esto es, más de quince números después), pero puedes estar por seguro que no van a dejar de aparecer.

Es más, a día de hoy, Hill y Rodríguez siguen explotando la gallina con historias cortas en las que aparecen llaves inéditas y muy divertidas, como una que transforma el marco de una puerta en unas enormes mandíbulas vampíricas.

Por desgracia, no siempre dan en el clavo...

A descartar: llaves polémicas

Locke And Key 4 750 La llave de la piel sólo admite ciertos tonos...

Precisamente es esta locura de llaves-para-todo la que ha llevado a sus autores a idear llaves un poco polémicas. Una de ellas, la de cambio de sexo, no genera tanto problema en sí por su mecanismo, sino por alguno de los usos que se le da en la narración.

De este modo, si en una historia es usada por un villano para despistar sobre su condición y en otra se usa sobre un posible violador a modo de castigo, hay una subtrama relacionada con uno de los secundarios de la familia Locke no tan acertada.

Porque este personaje usa la llave durante su infancia en base a un tópico requetemanido: que un varón homosexual, de pequeño, tiende a disfrazarse de mujer.

Otra aún peor tiene que ver con la llave de la raza, que los protagonistas se ven obligados a usar para entrevistarse con una mujer afroamericana, demente y supuestamente racista. Es loable la crítica al racismo endémico estadounidense, aún más con las noticias aparecidas en el mismo número, al final.

El problema radica en que esto no es más que un blackface mágico y los protagonistas ni viven ni acusan ese racismo antes o después de ese número. Con acierto, los autores debieron comprender las implicaciones negativas de esta llave porque no se ha vuelto a usar.

A mantener (aunque lo dudamos): despacio y con buena letra

Splash Page de Locke and Key Hay mucha tela que cortar detrás de esta imagen...

Y seguimos con las dichosas llaves, que para algo son el elemento sobre el que giran las desventuras de la familia Locke.

Otro gran valor de ‘Locke & Key’ es que las llaves están desperdigadas a lo largo de toda la narración. Sí es verdad que se empiezan a apelotonar cuanto más nos acercamos al final, pero es algo lógico: Joe Hill y Gabriel Rodríguez quieren (y consiguen) preparar un clímax lleno de acción.

Por desgracia, de lo que se ha podido ver en el trailer de la serie, parece que la llave de las sombras, que debutó en el tercer arco (de seis), aparece esta primera temporada. Que a ver, es una de las llaves a partir de la cual los autores crean escenas muy icónicas en el cómic, y que por tanto quedan muy bien en el trailer, pero esto plantea una duda: ¿no irán a quemar llaves del cómic demasiado pronto, demasiado deprisa?

A mejorar: los secundarios y cierta torpeza narrativa

Scot Kavanaugh, aliado en Locke and Key Scot es uno de los secundarios más graciosos del cómic...

No te engañes por el título del epígrafe, no es que me parezcan malos los secundarios de ‘Locke & Key’. La mayoría tienen uno o dos grandes momentos reservados y los que no se quedan por el camino (esto es terror y fantasía oscura, no os hago spoiler si digo que MORIRÁ GENTE), brillan en el final.

La cuestión es que algunos de ellos son meras sombras, arquetipos con un potencial nunca explotado (como cierto policía o una alumna malota) o un desarrollo errático. Por ejemplo, Kinsey, la adolescente Locke, se echa unos cuantos amigos en el instituto. Y aunque cada uno tiene una personalidad marcada, pierden peso en la historia de Kinsey hasta que, llegado el momento, se convierten en gente a quien rescatar. Y no hablemos de los amigos de Tyler, el hermano mayor...

Este descuido narrativo es propio de toda la obra y a veces afecta a personajes muy importantes: la madre, marcada por su violación y la muerte de su marido, es un personaje de cartón piedra que bebe vino de fondo y se preocupa mucho de todo. Hay cierta excusa con que el punto de vista es cercano a los críos, pero cuesta creer que una persona tan marcada por la tragedia inicial tenga tan poco peso.

¿Sacará punta la producción para Netflix a esta caterva de personajes en busca de autor? Bueno, si tenemos en cuenta que el showrunner es Carlton Cuse y ya está acostumbrado a historias corales (venga, gente, ¡‘Perdidos’!), mantengo la esperanza al respecto.

Estos son sólo algunos aspectos del cómic que deberían mantenerse, quitarse o cambiarse del cómic, pero a lo mejor alguno de vosotros, lectores constantes, tenéis el vuestro. ¡No dudéis en decirlo usando la Llave de los Comentarios!

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