Cuando los primeros Homo sapiens comenzaron a merodear la Tierra estaban lejos de ser los únicos humanos en el planeta. Ahora, en pleno auge de la paleogenética, un equipo de investigadores ha logrado entender mejor la historia de otros humanos que cohabitaron con nuestros ancestros más directos.
Un nuevo estudio ha analizado los cráneos de diferentes humanos que vivieron hace cientos de miles de años hallados en distintos yacimientos de Europa y África. Los datos compilados sobre los senos frontales de estos cráneos ha logrado arrojar algo de luz sobre la época en la que diversas especies de homínidos del género Homopoblaban la Tierra, especialmente sobre el Homo rhodiensis, uno de nuestros parientes más enigmáticos.
Para ello, el equipo de investigadores analizó un total de restos fósiles de 94 individuos pertenecientes a una veintena de especies que vivieron hace varios cientos de miles de años. Eso sí, a diferencia de estudios anteriores, los investigadores no se fijaron en la estructura externa de los cráneos sino en su estructura interna, una serie de recovecos encefálicos conocidos como senos.
Los senos son espacios llenos de aire situados dentro de nuestros huesos, recubiertos por una membrana mucosa. Los humanos contamos con cuatro tipos de senos en nuestros cráneos, varios de los cuales compartimos con nuestros parientes homíninos extintos.
Aunque no sepamos exactamente cuál es la función de estos agujeros (si es que siguen teniendo una), creemos que pueden ayudarnos a protegernos de infecciones, el calor o impactos que pudieran dañar nuestro cráneo. La morfología de estas estructuras puede variar de individuo en individuo, pero también puede variar entre especies, lo cual, en ocasiones, puede ser de utilidad para distinguir entre cráneos de distintas especies.
Para lograrlo, el equipo de expertos responsable del estudio tuvo que recurrir a tomografías computarizadas. Este tipo de escáneres permiten analizar las zonas internas de los cráneos sin depender de que estos queden expuestos (como ocurre a menudo por fracturas en los restos). Los detalles del proceso que realizaron fueron publicados en un artículo en la revista Science Advances.
Los investigadores observaron distintas tipologías en lo que se refería a las distintas especies de homíninos. En cuento a las más antiguas, como los Australopithecus, los investigadores no pudieron establecer unos patrones concretos, pero sí lo lograron en el caso de especies más recientes, como Homo erectus, Homo neanderthalensis y Homo sapiens.
Pero además de estas especies bien documentadas, los investigadores también encontraron una nueva tipología en tres de los cráneos analizados. “Tres cráneos, que creo representan [ejemplares de] Homo rhodiensis, destacan como muy diferentes de los otros” señalaba en una nota de prensa Chris Stringer, uno de los autores de la investigación.
Según explica el investigador, los senos de estos cráneos era mucho mayores que los de sus parientes, “y no sabemos por qué”. Los investigadores especulan que podría tratarse de un caso de especialización evolutiva. “Tenían grandes arcos superciliares [la parte del cráneo tras nuestras cejas], lo que ha hecho que se sugiera tenían un rol en la señalización social, y grandes senos reducirían el peso de éstos.”
Este hallazgo supone una prueba más de la existencia del Homo rhodiensis, una controvertida categoría en la que se clasifican algunos fósiles humanos. Esta especie del género Homo estaría probablemente emparentada con especies como el Homo naledi y Homo antecessor, así como con los neandertales.
El problema para los expertos es determinar si puede hablarse de estos individuos como una especie aparte o si su vinculación con alguna de estas otras especies sería más estrecha. El trabajo realizado por Stringer y sus compañeros podría ayudar a resolver esta duda.
Se estima que nueve especies humanas habitaron la Tierra en la época en la que comenzaron a aparecer los sapiens. H. erectus, denisovanos, H. floresiensis, H. luzonensisy las gentes de la Cueva del Ciervo Rojo; además de los ya mencionados Neandertales, H. rhodesiensis y H. naledi son las especies que se estima han coexistido con la nuestra.
Hace unos años, un grupo de investigadores se propuso acabar con ambas problemáticas, la del nombre y al “estado nebulosos” de la taxonomía de la especie. Propusieron Homo bodoensis como término para hacer referencia a una especie que no solo englobaría al Homo rhodesiensis, sino también al Homo heidelbergensis. Por ahora, la neblina taxonómica sigue extendiéndose entre las especies humanas más cercanas a la nuestra propia.
En Xataka | Llevamos años buscando qué es lo que nos hizo humanos. Al fin hemos encontrado la respuesta
Imagen | Reconstrucción del busto de un ejemplar de H.naledi y cráneo perteneciente a un H. rhodiensis. Cicero Moraes (Arc-Team) et al. / Einsamer Schütze. CC BY-SA 4.0
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