No sé si recuerdan que ante de la pandemia, Europa tenía decidido prohibir la utilización de plásticos de un solo uso. Lo hizo, de hecho. Y durante semanas dedicamos decenas de artículos a glosar la muerte de las pajitas, los bastoncillos, las tapas, los tampones, las bolsas o los cubiertos, vasos y platos. Sin embargo, y aunque muchos actores han adelantado esa decisión, lo cierto es que, hoy por hoy, en España esa directiva de 2019 no está traspuesta.
Tampoco está traspuesta la directiva de residuos de 2018. De hecho, la ley que regula estas cosas es de 2011 y su desactualización parece que va a condenar al país a incumplir los objetivos europeos sobre residuos. Es decir, a que la Comisión, en lo que ya casi se ha convertido en una pequeña tradición, nos abra un expediente sancionador. Así que nos hemos preguntado, ¿en qué quedó todo esto? ¿Cómo van la prohibición de plásticos de un solo uso en España?
¿Qué está pasando con la prohibición de plásticos y todo lo demás?
Hace unos meses, el Gobierno llevó al parlamento, por fin, el proyecto de 'Ley de residuos y suelos contaminados' y ahora la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico trabaja en las últimas enmiendas de cara a fijar el texto definitivo. Esto quiere decir que, por fin, tras años de espera, en los próximos meses se resolverá cómo queda en nuestro país la utilización de plásticos de un solo uso (las pajitas, bastoncillos, tapas, tampones, bolsas, cubiertos, vasos o platos).
La Ley también tiene que impulsar la recogida separada de residuos que ahora mismo estaría en torno al 25% (muy lejos de los objetivos comunitarios) y, más en concreto, tiene que abordar el problema de las botellas.
Por ello, algunas enmiendas contemplan la introducción de un "sistema de depósito, devolución y retorno de botellas de plástico" similar al que ya está en marcha en muchos países europeos con muy buenos resultados (entre el 80 y el 95% de recogida en los países escandinavos, y un 98,5% en Alemania). Es decir, cada envase tendrá un valor asociado a modo de fianza que será de vuelto al consumidor si este lo devuelve para su reciclaje en los lugares indicados.
No obstante, todo esto aún son rumores, enmiendas y tomas de posición. La complejidad del proceso legislativo europeo nos devuelve una y otra vez a problemas como el actual: tenemos los debates públicos años antes de que esa legislación llegue a los parlamentos nacionales y, para entonces, el tema parece viejo y cosa del pasado.
Imagen | Jasmin Sessler
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