El 19 de agosto de 2021, un grupo de científicos se metió en un barco y navegó hasta las inmediaciones de Five Fingers en Frederick Sound (Alaska). Allí apagó los motores, echó el ancla y metió un altavoz gigante en el agua. Ellos no lo sabían, pero estaban a punto de mantener una conversación de 20 minutos con una ballena.
Y no, no es algo habitual. Es la primera vez que lo conseguimos.
Un encuentro singular... El buque de investigación Glacier Seal iba cargado de investigadores de la Universidad de California Davis, de la Alaska Whale y, esto se pone aún más interesante, el Instituto SETI. Es decir, la mayor organización internacional dedicada a la búsqueda de vida inteligente en el universo.
La ballena se llamaba Twain, tenía 38 años y, según los investigadores que monitorizan esa zona del océano Pacífico, era una hembra.
...aunque minuciosamente preparado. El día de antes, el Glacier Seal había estado recorriendo toda la zona de Five Fingers con la idea de grabar todos los sonidos (balleniles) que fueran posibles. Su idea era hacerlo, además, en alta calidad.
Así, cuando al día siguiente navegaran hasta encontrarse con alguna ballena, podrían usarlos para iniciar y mantener esa "conversación" que buscaban. Podemos imaginar la perplejidad de Twain cuando se encontró con el buque (apagado) y empezó a escuchar sonidos propios de otra ballena.
No obstante, no se asustó. Permaneció a menos de 100 metros de la embarcación, mirando al buque desde distintas perspectivas y, esto es lo crucial, contestando a las grabaciones que el barco emitía. Otras ballena se acercaron y se fueron, pero solo Twain conversó con los investigadores.
"Conversó", claro. "Creemos que se trata del primer intercambio comunicativo de este tipo entre humanos y ballenas jorobadas en su propio lenguaje", decía Brenda McCowan, investigadora de la Universidad de California Davis (EEUU). Sin embargo y como es comprensible, la compresión del equipo sobre lo que decían las grabaciones es muy limitada.
Y eso, contraintuitivamente, es la parte más interesante.
¿Qué hace una organización como tú en un sitio como este? Porque eso es lo que pinta SETI en todo esto. En el fondo, el objetivo del estudio es llegar a desarrollar metodologías que puedan aplicarse a cualquier señal extraterrestre que recibamos en un futuro.
"Debido a las limitaciones actuales de la tecnología, un supuesto importante en la búsqueda de inteligencia extraterrestre es que los alienígenas estarán interesados en establecer contacto y, por tanto, se dirigirán a receptores humanos", explicaba Laurance Doyle del Instituto SETI.
Por ello buscaron a anuales muy inteligentes y buscaron formas de testar la hipótesis. En este sentido, "las ballenas jorobadas son extremadamente inteligentes, tienen sistemas sociales complejos, fabrican herramientas -redes de burbujas para capturar peces- y se comunican ampliamente tanto con cantos como con llamadas sociales", afirmaban los autores. Eran los animales perfectos.
Y los resultados parecen buenos. "El comportamiento de las ballenas jorobadas corrobora esta hipótesis", llegan a decir los investigadores. Y, aunque la investigación está en una fase muy preliminar, sí dibuja una idea interesante: somos interesantes. Lo que no está claro es si eso es buena noticia.
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