Tras meses de inflación descontrolada, a la que parecía que ni siquiera las medidas de urgencia del Gobierno de España y de la Unión Europea podían poner freno, los precios de algunos productos muestran síntomas de estabilización. El ejemplo más claro lo encontramos estos días en cualquier gasolinera. Los costes de materias primas como el petróleo o el trigo, y de servicios como el transporte de mercancías, han bajado en las últimas semanas, y eso es una buena noticia para nuestros bolsillos, pero sólo a medias.
¿Por qué? La estabilización de los precios va a permitir que los españoles dejen de perder poder adquisitivo, y es posible que incluso recuperen algo de lo dejado en el camino. Sin embargo, también va a relajar la presión de los trabajadores y reforzar la idea de los expertos en economía, y por ende de los empresarios, de que los salarios no deben subir al mismo ritmo que lo han hecho los precios para evitar una espiral inflacionista.
Esto, sumado a las estimaciones de que estamos lejos de recuperar los niveles del Índice de Precios de Consumo (IPC) previos a la guerra de Ucrania, va a tener como consecuencia inevitable que los trabajadores españoles van a consolidar su pérdida de poder adquisitivo en los próximos años.
Una buena noticia. Distintas instituciones económicas insisten en que el control de los sueldos es una buena noticia para España, ya que va a evitar que entremos en una espiral inflacionista en la que la subida de los precios lleve a que se suban los salarios por la presión de los trabajadores, y el incremento de estos, a su vez, haga que los empresarios vuelvan a subir los precios para afrontar el mayor coste de las retribuciones, y vuelta a empezar. El problema es que, de consolidarse esta situación, al final el coste de la inflación lo van a asumir casi en exclusiva los trabajadores.
Esto, de hecho, es lo que se pretende evitar con el pacto de rentas que aún negocia el Ministerio de Asuntos Económicos con patronal y sindicatos, en el que se quiere acordar un aumento de los sueldos del 8% en tres años (3,5% en 2022, 2,5% en 2023 y 2% en 2024) y una subida de los precios por debajo de la inflación, para que trabajadores y empresarios se repartan a partes iguales su coste. Por el momento, sin embargo, no hay trato, y los salarios en España sólo han subido un 2,56% en lo que va de año.
Bajada de precios. A la leve mejora de la situación económica están contribuyendo la bajada prolongada de dos materias primas fundamentales para la economía global, el petróleo y el trigo. El primero acaba de alcanzar el precio más bajo de los últimos seis meses y el segundo ha caído a niveles de enero de 2022.
Asimismo, las cadenas de suministro se están recuperando de los problemas que han venido presentando en los últimos meses, como el colapso de los puertos, la falta de transportistas o el aumento de la demanda, y están moderando sus costes, lo que contribuye a que el precio final de los productos que transportan también disminuya.
Imagen | William William
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