El tapón del buque Ever Given fue un desastre multimillonario. Ahora sabemos que también lo fue para la naturaleza

  • En 2021, el mundo enfrentó un revés inesperado en medio de su lenta recuperación tras la pandemia: un solo barco, el Ever Given, paralizó el comercio global durante días

  • Han calculado cuánto costó a quienes tenían contenedores de Maersk, al canal de Suez y a la propia naturaleza

Suez Canal Traffic Jam Seen From Space
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Año 2021. El mundo empezaba a recuperarse del devastador efecto de la pandemia de COVID-19, pero las secuelas comerciales estaban ahí en forma de una tremenda crisis de los semiconductores que llevó a la escasez de dispositivos de todo tipo (la PS5 fue un buen termómetro de esto). Para agravar la situación, se produjo el accidente del Ever Given que bloqueó el canal de Suez durante menos de una semana, lo suficiente para alterar el comercio mundial de ese año.

Y ya han estimado sólo una fracción de las millonarias pérdidas ocasionadas por el incidente. El resumen es que fue un caos.

Ever Given. El transporte marítimo sigue siendo de gran importancia. Aproximadamente el 80% del comercio mundial se realiza por esta vía, suponiendo el 70% del valor de los bienes mercantiles. El motivo es que, si bien es un transporte más lento que alternativas como el avión, la enorme capacidad de carga de los barcos portacontenedores permiten que los costos de transporte sean bajos.

Uno de los monstruos del mar es el Ever Given, uno de los barcos más grandes del mundo. Pesa 200.000 toneladas, tiene casi 400 metros de largo y una capacidad de carga bestial. Cuando se quedó cruzado en el canal de Suez el 23 de marzo de 2021, provocó un tapón de 422 barcos esperando cruzar en ambos extremos.

Caos millonario. 89 de ellos eran portacontenedores y lo curioso es que, aunque el Ever Given quedó libre el 29 de marzo, se tardó casi una semana más en despejar el atasco, afectando a otros barcos que iban llegando después del incidente. Es algo que obligó a trabajar más de la cuenta: si un día normal son 50 los barcos que cruzan el canal, para desatascar se subió el ritmo a 100 barcos diarios, pero el accidente ya había pasado factura.

En un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Amberes, se detalla que las pérdidas totales sólo de los buques que portaban contenedores de Maersk (69 barcos) ascendieron a los 88,79 millones de dólares. De ese total, 8,04 millones de dólares corresponden a los costos de los buques y 76,29 millones son costos de mantenimiento de inventario. 

Y climático. Se calcula que el valor de la mercancía de los contenedores era de 26.500 millones de dólares y, adicionalmente, la Autoridad del canal de Suez también perdió 5,86 millones de dólares sólo por la gestión de los buques con contenedores de Maersk (la cifra total debió ser astronómica si tenemos en cuenta lo que reclamaban las autoridades). Ahora bien, faltan unos cuantos millones en el desglose, 4,46, concretamente.

Es la estimación de los costos ambientales debido a que se emitieron 44.574 toneladas de CO2 a la atmósfera debido tanto a los cambios de ruta de los cargueros como a los tiempos de espera adicionales de los buques de Maersk. 

Fragilidad e importancia. Estos datos no son el total, ya que como afirma el estudio, se han centrado en las mercancías de Maersk, habiendo otras compañías diferentes afectadas, pero las mareantes cifras nos dan una visión de lo que ocasiona un tapón de menos de una semana en uno de los puntos más críticos del comercio mundial. Y lo preocupante es que no es un hecho aislado.

Algo así afecta a todos los sectores: desde la industria marítima y la propia economía egipcia hasta fabricantes, minoristas, mayoristas y clientes de todo el mundo, alterando la cadena de suministro global. Tampoco fue el primer incidente que obligó a cerrar el canal, alterando todo el ecosistema.

Accidentes… y ataques. Los accidentes ocurren y pueden ser causados por culpa humana o por la naturaleza. Sin embargo, recientemente hemos sido testigos de otra alteración del sistema comercial mundial debido al conflicto en el mar Rojo que ha impedido o ralentizado el tránsito de buques portacontenedores por el canal de Suez. Y dentro de esas acciones humanas y ataques, se encuentran los ciberataques.

En el estudio, detallan que los ciberataques a barcos y puertos ocupan el cuarto lugar en la lista de riesgos del transporte marítimo y afirman que son objetivos principales en la ciberguerra, independientemente de su tamaño, carga o propiedad. Un ejemplo fue el ataque de NotPetya a la red global de Maersk en 2017, costando al grupo entre 250 y 300 millones de dólares y un retraso de meses en sus operaciones.

Y es curioso cómo, en un mundo tan interconectado, la economía global se permite depender de sólo unos pocos puntos críticos cuyo fallo provoca un auténtico tsunami.

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