Los distintos programas piloto que se han puesto en marcha alrededor de todo el mundo han puesto de manifiesto que este modelo de jornada reducida no es apta para todas las empresas ni para todos los sectores.
La prueba de Reino Unido es la que más datos a largo plazo está aportando al proyecto para determinar si ese modelo es sostenible más allá de los seis meses que dura el ensayo. Sin embargo, en algunos casos como el de Bélgica, los datos ya apuntan a que la implantación de la semana de cuatro días ha sido un absoluto fracaso.
Semana de cuatro días a lo belga. A diferencia de la semana de 4 días que se puso a prueba en Valencia, Reino Unido, Alemaniao Portugal, la propuesta de Bélgica iba más en la línea del experimento que hizo Telefónica en 2022.
El planteamiento de Bélgica no era el modelo 100-80-100: 100% del salario, 80% de horas de trabajo y 100% rendimiento que impulsa la organización 4 Day Week Global, en la que se apuesta por reducir la jornada a 32 horas en cuatro días. Sino que proponía concentrar 10 horas de trabajo durante cuatro jornadas manteniendo las 40 horas semanales. Es decir, trabajar menos días, pero las mismas horas y por el mismo sueldo. Algo similar a lo que proponía el millonario mexicano Carlos Slim.
El objetivo era flexibilizar el mercado laboral, reducir la jornada. El ejecutivo implementó esta alternativa no para reducir la jornada laboral sin que afectase a la productividad, como en el resto de los casos, sino que lo hizo como una opción más de flexibilización de los horarios. Como el teletrabajo, la jornada híbrida o de media jornada.
De ese modo, aquellas personas que deseenconcentrar más su jornada y disfrutar de un día libre adicional, sin incurrir en la ilegalidad que supondría superar las 8 horas diarias de la jornada completa habitual. Con esta nueva alternativa de flexibilización de horarios, el gobierno belga buscaba incentivar las opciones laborales para conseguir incrementar la población ocupada hasta el 80% para 2030, cifra que en la actualidad se sitúa en el 71%.
Más estrés, más cansancio y el desacuerdo con los empresarios. La semana de 4 días, tal y como la ha planteado el gobierno belga no ha calado entre la población, donde solo el 0,5% de los trabajadores han solicitado acogerse a ese modelo de jornada.
No es de extrañar, ya que este modelo, basado en jornadas más largas y concentradas en menos días, genera una carga de estrés adicional sobre los empleados, que tras unas horas de trabajo pierden productividad por el cansancio. Además, en determinados sectores con un fuerte componente de atención al cliente, cerrar un día a la semana supone un punto de fricción, tal y como se ha demostrado en los resultados de la prueba de Valencia, provocando insatisfacción por parte de los empresarios.
No es la jornada, es el proceso. La prueba de Bélgica pone de relieve que la implantación de la semana laboral de cuatro días implica mucho más que cambiar el horario de trabajo. Implica afrontar cargos internos en las empresas para optimizar sus procesos internos y comenzar a utilizar herramientas que permitan hacer el mismo trabajo de forma eficiente.
Ese proceso de transformación se lleva a cabo con la supervisión de la organización 4 Day Week Globaldurante los meses previos a la prueba. Solo cuando las empresas han concluido ese cambio, se inicia realmente la semana laboral de 4 días. Simplemente no se puede hacer el trabajo de cinco días en cuatro sin cambiar nada.
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Imagen | Pexels (Noah Frohn)
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