Si usáis el móvil o el reloj inteligente para pagar vuestras compras seguramente estéis maravillados por lo cómodo y fácil que se vuelve ese proceso. En China llevan años viviendo en el futuro en ese sentido, porque allí lo difícil es precisamente pagar en metálico, y aunque algunos puedan creer que ese es el siguiente paso lógico de nuestra forma de usar el dinero, hay problemas con ese esplendoroso futuro.
Los primeros que lo están experimentando son los millones de turistas que visitan China cada año. En los últimos tiempos han ido apareciendo más y más quejas que revelan que esa obsesión de China con los pagos móviles ha convertido esa experiencia en una tortura para los turistas, que en algunos casos no pueden siquiera acceder a esos sistemas de pagos móviles porque para muchos de ellos es obligatorio contar con una cuenta corriente en un banco de China.
En China no quieren tu dinero (al menos, no el metálico)
Lo contaban hace unos días en The Wall Street Journal: Alex Lee se fue de vacaciones a China con su familia, y cuando fue a pagar por un masaje en un spa en Hangzhou ofreció su tarjeta de crédito, que logró usar al final con un lector de tarjetas muy distinto al que conocía y que el recepcionista tuvo que enseñarle a usar.
Otra turista, Susanna Sjogren, apenas sí pudo pagar una botella de agua o un trayecto en taxi con dinero: el taxista solo aceptó metálico cuando ella aceptó darle una generosa propina porque solo podía darle el cambio de su billete a través de WeChat Pay. Como ella misma decía "hace diez años se pagaba todo en metálico. Ahora se paga todo con WeChat. Me estoy acostumbrando a ser un dinosaurio en China".
Lo cierto es que tanto WeChat Pay como Alipay se han convertido en dos de los sistemas de pago móvil omnipresentes en China, un país obsesionado con estos sistemas y con los códigos QR que incluso los mendigos usan por la calle para que les des limosna a través del móvil.
Millones de turistas se ven de repente afectados por un sistema de pagos que hace difícil no solo la vida a esos turistas, sino que también se lo pone difícil a los ciudadanos chinos menos familiarizados con la tecnología. Los más mayores, por ejemplo, protestan por ese cambio a esta sociedad en la que los pagos móviles lo dominan todo.
Ni siquiera las tarjetas de crédito son la salvación en esos casos. Este modelo de pagos móviles tiene implicaciones para la privacidad, la vigilancia o los impuestos, pero también bloquea a visitantes de fuera y ciudadanos de dentro si no se ciñen a las aplicaciones chinas que funcionan: Google está bloqueado en China, Uber se ha rendido a Didi y otras muchas también operan de forma limitada.
El Banco Popular de China ha declarado ilegal que los negocios no acepten dinero en metálico para tratar de apoyar a los afectado spor el problema, e incluso Tencent anunció hace unos días un programa piloto para abrir WeChat Pay a los extranjeros, algo que es cada vez más importante teniendo en cuenta que no se puede abrir una cuenta en dicho servicio sin asociarla a una cuenta corriente en un banco chino.
Vía | BoingBoing
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