Morris Chang, el veterano ingeniero de origen chino y formado en EEUU que fundó TSMC, acaba de inaugurar la nueva fábrica de semiconductores que ha puesto a punto su compañía en Kumamoto (Japón). Esta planta en realidad pertenece a JASM (Japan Advanced Semiconductor Manufacturing), una empresa subsidiaria controlada mayoritariamente por TSMC, y dará servicio principalmente a Sony y Renesas Technology (esta última compañía es una empresa conjunta constituida por Hitachi y Mitsubishi).
Durante la inauguración de la fábrica Ken Saito, el ministro de Economía, Comercio e Industria de Japón, oficializó el que desde hace ya varios meses es un secreto a voces: el Gobierno nipón respaldará la construcción de una segunda planta de circuitos integrados que también estará administrada mayoritariamente por TSMC y que presumiblemente estará alojada en las proximidades de la recién inaugurada fábrica de Kumamoto. Como os anticipamos en el titular de este artículo, el idilio de TSMC y Japón está sellado.
Morris Chang anticipa el resurgimiento de Japón en la industria de los chips
La fábrica de semiconductores que está equipando actualmente TSMC en Arizona (EEUU) debería empezar a producir chips de alta integración a gran escala durante 2024. Pero no lo hará. La fabricación masiva de circuitos integrados arrancará en 2025, y un año de retraso en la puesta en funcionamiento de una instalación de alta tecnología como esta representa un problema grave para una compañía que necesita con urgencia incrementar su capacidad de fabricación.
La premura con la que está saliendo adelante la planta de Kumamoto contrasta claramente con los retrasos de la nueva fábrica de TSMC en Arizona
Mientras tanto en Japón a TSMC todo le va como la seda. Durante la inauguración de la planta de Kumamoto, que comenzará a producir chips de alta integración este mismo año (todavía es necesario instalar y optimizar los equipos de litografía y las demás máquinas que son necesarias para producir circuitos integrados), Morris Chang se ha deshecho en halagos hacia Japón. Según los medios asiáticos que han asistido a este evento ha valorado muy positivamente la rapidez con la que el Gobierno japonés aprobó en su momento la subvención que acordó con TSMC para dar luz verde a la construcción de esta fábrica.
No obstante, esto no es lo único que Chang ha elogiado de Japón. También ha apreciado la rapidez con la que las empresas japonesas involucradas en la construcción de la planta han llevado a cabo su cometido. No debemos pasar por alto que la premura con la que está saliendo adelante la planta de Kumamoto contrasta claramente con los retrasos que están lastrando la puesta a punto de la nueva fábrica de TSMC en Arizona (EEUU). Como colofón este ejecutivo ha pronosticado que Japón está preparado para resurgir como un actor crucial en la industria de los semiconductores global.
Morris Chang no da puntada sin hilo. Esta no es ni mucho menos la primera vez que este experimentado ejecutivo insinúa con bastante claridad su predilección por Japón en detrimento de EEUU. Durante los últimos meses ha ensalzado en varias ocasiones la similitud que tienen las culturas de trabajo de Taiwán y Japón. Y, además, es evidente que conoce muy bien el empeño del Gobierno nipón en recuperar una posición preeminente en la industria global de los semiconductores. Tiene a su favor una baza fundamental: una cadena de suministro muy robusta en la que brillan con luz propia compañías tan importantes como Tokyo Electron o Canon.
Imagen | TSMC
Más información | DigiTimes Asia | Nikkei Asia
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