Aunque muchas empresas parecen haberle declarado abiertamente la guerra al teletrabajo a tiempo completo, lo cierto es que todavía tiene muchos partidarios, sobre todo en perfiles que aportan un alto valor añadido o entre pymes y startups que buscan captar talento internacional a toda costa. El problema es que, si esos nómadas digitales ocupan posiciones directivas, Hacienda puede considerarlo como una sucursal de la empresa y traerle serios problemas fiscales.
Nómadas digitales “You’re welcome”. España aprobó en diciembre de 2022 una nueva normativa en la que busca atraer talento e inversión facilitando la llegada de nómadas digitales. Para ello, se establece un nuevo visado para el teletrabajo que permite establecerse y teletrabajar en España durante un periodo máximo de un año con opción de ampliar ese periodo.
¿Nómada digital o sucursal?. Cuando el perfil del nómada digital es de carácter productivo, no hay mayores complicaciones ya que es fácil contextualizarlo como un trabajador que realiza su trabajo de forma remota e incluso se le premia con rebajas fiscales. Sin embargo, cuando el nómada digital ocupa cargos directivos en la empresa, la consideración puede darse a interpretaciones por parte de la Agencia Tributaria, hasta el punto de considerarlo como una filial con sede física en el país. Ahí es donde se complica el tema para la empresa porque se puede dar el caso que ni siquiera sepa desde qué país está trabajando en ese momento su empleado.
Cuanto mayor sea el cargo, mayor riesgo fiscal. Enric Girona es socio del bufete Osborne Clarke. En declaraciones a El Confidencial, ha destacado la importancia que tiene el puesto que ocupa el nómada digital dentro de la organización. Cuanto mayor sea su responsabilidad dentro de la empresa, más argumentos para que la Agencia Tributaria pueda considerarlo como sede física de la empresa y demandar a la empresa el pago del Impuesto de sociedades del 25% como haría con cualquier sucursal de una empresa internacional. "No existe una regla general, así que habrá que analizar caso por caso el papel de dicho directivo para estimar su valoración, pero si se trata de un cargo muy importante en una multinacional muy relevante, podemos estar hablando de varios cientos de miles de euros o incluso millones", remarca Enric Girona.
Una nueva figura: el teletrabajo nacional. Esta consideración fiscal supone un alto riesgo para las empresas, que hasta la llegada de los modelos de teletrabajo podían tener bajo control la fiscalidad de sus sedes, pero ahora deben extremar las precauciones con la ubicación de sus directivos. "El vive donde quieras puede ser una gran política de recursos humanos, pero desde el punto de vista legal se convierte en un infierno si no se hace con cierto control y estableciendo las pautas adecuadas" señala Girona. Si no existe una normativa global para diferenciar a los directivos en remoto de las filiales, las empresas podrían imponer nuevos límites geográficos al teletrabajo.
Buen clima, precios razonables y Wi-Fi. Estas consideraciones deben tenerse en cuenta, sobre todo, cuando España se posiciona entre los destinos más recomendados para los considerados como nómadas digitales que no solo trabajan en 100% en remoto, sino que lo hace desde cualquier lugar del mundo. El portal Nomad List elabora listas de las ciudades más atractivas para estos nómadas digitales basándose en factores como el coste de la vivienda, la seguridad ciudadana o la media de velocidad de conexión a internet disponible.
Las islas afortunadas. Entre los puestos más destacados de esa lista, encontramos ciudades como Las Palmas de Gran Canaria, Puerto del Rosario en Fuerteventura o Santa Cruz de Tenerife o Palma de Mallorca como lugares idílicos para teletrabajar por su buen equilibrio entre calidad de vida, coste de la vida y velocidad de conexión. Para encontrar la primera ciudad en la península debemos bajar hasta el puesto 85 para encontrar a Sevilla o al puesto 97 con Valencia. Madrid y Barcelona ocupan los puestos 104 y 108 respectivamente, lastrados por el alto precio de la vivienda.
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