Ha tardado más de un año en concretarse, pero el acuerdo ya es firme: Intel construirá una fábrica de circuitos integrados en Magdeburgo (Alemania). Finalmente costará 30.000 millones de euros y recibirá una subvención de 10.000 millones. Estos presupuestos han provocado tensiones entre el Gobierno alemán y los portavoces de Intel debido a que inicialmente esta planta iba a costar 17.000 millones de euros y las subvenciones ascenderían a 6.800 millones. En cualquier caso, ya está hecho.
Esta fábrica de semiconductores interpreta un papel fundamental en el plan de Europa para incrementar su relevancia en la industria de los chips, pero no es su única baza. Y es que el Gobierno alemán también está negociando con TSMC la construcción de una planta de circuitos integrados dentro de sus fronteras. Presumiblemente costará 10.000 millones de euros, y los portavoces de esta compañía taiwanesa aspiran a conseguir una subvención del 50% del coste total.
Europa se ha marcado como meta a medio plazo producir el 20% de los circuitos integrados del mercado mundial en 2030, y la Ley Europea de Chips movilizará 43.000 millones de euros entre inversión pública y privada para lograrlo. Además, a principios de junio la Comisión Europea aprobó el proyecto IPCEI ME/CT, una iniciativa en la que intervienen catorce países europeos, entre los que se encuentra España, y que movilizará 8.100 millones de euros en financiación pública para fomentar la investigación, la innovación y el desarrollo en materia de semiconductores y comunicaciones.
Tener a ASML no es suficiente
Ahora mismo Europa tiene bien atada la fábrica de Intel y el dinero que va a invertir a corto y medio plazo en la industria de los semiconductores. Nada más. Como acabamos de ver, la planta de TSMC está aún en el aire, aunque es probable que llegue a buen puerto. El Viejo Continente no puede permitirse perder una instalación del mayor fabricante de chips del planeta. Su plan, ese del que hemos hablado ya varias veces en este artículo, quedaría en entredicho.
Europa se beneficia del origen neerlandés de ASML, pero no está toda su tecnología en sus manos
No obstante, en este puzle hay una pieza más que favorece a Europa y que no podemos pasar por alto: ASML. Actualmente esta es la única compañía del planeta que tiene la tecnología necesaria para producir equipos de litografía de ultravioleta extremo (UVE), que son los más avanzados que existen ahora mismo para fabricar chips. Y también es la única que a mediados de esta década podrá tener preparadas las abrumadoramente sofisticadas máquinas de litografía UVE de alta apertura.
ASML es una compañía de Países Bajos, y todos los fabricantes de circuitos integrados relevantes dependen en gran medida de sus equipos de litografía. No obstante, no ha desarrollado sus máquinas UVE sola. La fuente de luz ultravioleta la produce Cymer, que es una compañía estadounidense. Y las ópticas ZEISS, que es alemana. También se ha nutrido de otras patentes que están en las manos de otros países. No cabe duda de que Europa se beneficia del origen neerlandés de ASML, pero no está toda su tecnología en sus manos.
Europa necesita ser ambiciosa si quiere incrementar su relevancia en la industria de los semiconductores. Tener a ASML e instalaciones de Intel, GlobalFoundries, y, posiblemente, también de TSMC, dentro de sus fronteras juega a su favor. Sin embargo, el discurso de los líderes europeos, entre los que se encuentran Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, y Thierry Breton, el comisario europeo de mercado interior y servicios, parece estar centrado en la cantidad, y no basta. La calidad entendida como la capacidad que tiene un chip de entregar valor añadido también es fundamental.
La industria de la automoción y la de los electrodomésticos son dos de las que se nutren esencialmente de circuitos integrados relativamente sencillos, y es importante que Europa los produzca. Sin embargo, también es fundamental que en suelo europeo se fabriquen chips de vanguardia como los que requieren, por ejemplo, los centros de datos y de investigación especializados en inteligencia artificial. De lo contrario Europa seguirá dependiendo de las plantas ubicadas en el extranjero para ser competitiva en este ecosistema estratégico. Y no está en absoluto claro que vaya a ser capaz de producir estos chips a medio plazo. Crucemos los dedos.
Imagen de portada: ASML
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