Hay proyectos que literalmente iluminan nuestra vida en todos los sentidos, y lo demuestra Liter of Light, una ONG dedicada a ofrecer todas las instrucciones necesarias para que los países en vías de desarrollo puedan acceder a una fuente de iluminación barata y eficiente. El resultado: unas farolas que están fabricadas, entre otras cosas, con botellas de plástico vacías que en otro tiempo contuvieron algún refresco.
La simplicidad de estas farolas es impresionante. La lámpara LED de 3 vatios se conecta a un controlador y una batería que se recarga gracias a un pequeño panel solar. Y para proteger la lámpara, nada mejor que las citadas botellas de plástico, algo que hace que el conjunto completo cueste apenas 70 dólares y que no necesitará infraestructura alguna para funcionar de forma autónoma. El resultado es -de nuevo- literalmente brillante.
Un proyecto vital en países en vías de desarrollo
El fundador del proyecto, el estudiante del MIT filipino Illac Díaz, explicaba cómo todo el proyecto nació del descubrimiento de la lámpara Moser, una ingeniosa forma de iluminar estancias interiores con una botella llena de agua situada en los techos de las casas. Díaz ha querido ir más allá, y desde que en 2011 regresara a su país ha logrado iluminar 28.000 hogares solo en Manila, con otros cuantos miles más en países a lo largo de todo nuestro planeta.
Este sistema de iluminación destaca además por tratarse de una solución Open Source que es fácilmente replicable y que además no necesita componentes especialmente caros. Liter of Light publica vídeos didácticos en YouTube para ayudar a construir estas farolas, cuyos circuitos integrados se pueden producir con un simple rotulador.
Uno de los últimos grandes éxitos de este proyecto se ha producido en el barrio de San Luis, en Bogotá, donde habitan 16.000 personas y donde los servicios básicos son casi inexistentes. La falta de iluminación en las calles produce numerosos problemas de seguridad, sobre todo a las mujeres, que se enfrentan a ataques sexuales.
El proyecto de Liter of Light precisamente ayuda a minimizar esos riesgos, y de hecho los problemas con la oscuridad son evidentes según un estudio de las Naciones Unidas en el que se indica que 1.500 millones de personas viven prácticamente sin tener acceso a sistemas de iluminación nocturna. En ese mismo informe se revela que 1.300 millones de personas aún dependen de lámparas de queroseno, que producen gases tóxicos. Sin mencionar los beneficios que este tipo de proyectos tienen en áreas como la educación o la sanidad, algo que demuestra que muchas grandes ideas demuestran una simplicidad envidiable.
Vía | Quartz
En Xataka | La farola del futuro no necesitará electricidad, solo bacterias y algas bioluminiscentes
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