Europa se había propuesto independizarse energéticamente de Rusia. No contaba con un problema: el GNL

Europa se había propuesto independizarse energéticamente de Rusia. No contaba con un problema: el GNL
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Las consecuencias a nivel mundial de la invasión rusa de Ucrania son numerosas, especialmente en el ámbito alimentario y energético. En relación a esta última cuestión, el Kremlin, consciente de ser el principal proveedor de gas natural de Europa, ha instrumentalizado este hidrocarburo, con el objetivo de presionar al Viejo Contiente. Un ejemplo de ello fue la decisión, a principios de septiembre, de cerrar el flujo del gasoducto Nord Stream 1.

Por ello, la UE se ha esforzado en reducir su dependencia del Kremlin en esta materia, importando menos gas natural ruso, diversificando sus proveedores y apostando por el gas natural licuado. Sin embargo, aún hay mucho trabajo por delante: los datos señalan que Europa ha importado en 2022 más gas natural licuado ruso que en 2021.

Rusia, segundo proveedor. Según datos de la Comisión Europea, la Unión gastó en torno a 13 mil millones de euros, entre enero y septiembre de este año, para comprar gas natural licuado procedente de Rusia: cinco veces más que el año pasado. Ello supone un aumento de casi el 40% de las importaciones por parte de Europa de gas natural licuado ruso, situando a Rusia como el segundo mayor proveedor de este hidrocarburo (17%), por detrás de Estados Unidos (44%) y por delante de Qatar (14%).

Menos importaciones de gas natural. Para contextualizar esta información, es preciso recordar que en el pasado mes de marzo, la UE afirmó su voluntad de reducir en dos tercios la demanda europea de gas ruso para finales de este año. En esta línea, en julio, Josep Borrell, Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores, informó de una reducción en las importaciones de gas ruso del 40% al 20%.

Más gas natural licuado. Paralelamente, la UE ha importado, desde el inicio de 2022, 98 mil millones de metros cúbicos de gas natural licuado, 39 mil millones más que el año pasado), lo cual convierte a la Unión en el mayor importador de gas natural licuado del mundo), siendo Francia el principal país comprador del continente.

No hay control. Y en este intento por reducir la dependencia energética del Kremlin, Rusia se convierte en el segundo mayor abastecedor de gas natural licuado de la UE. Esta situación, no obstante tiene varias explicaciones, más allá de la enorme capacidad de Rusia como suministrador energético. Por una parte, el hecho de que los proveedores de gas natural licuado sean multinacionales, sin control gubernamental. Y por otra, el hecho de que la mayoría de contratos de abastecimiento sean a largo plazo, lo que dificulta una inspección exhaustiva para descartar el gas natural licuado que proviene de Rusia y que llega a Europa.

Asunto complejo. Además, la combinación entre la enorme dificultad de desprenderse, en términos energéticos, de Rusia y los intereses privados complica aún más la situación. En este sentido, TotalEnergies, empresa energética francesa de titularidad pública, si bien ha abandonado ciertas inversiones en suelo ruso, ha mantenido el 20% de las participaciones de Yamal LNG, la mayor planta de gas natural licuado de Rusia, así como el 19% de Novatek PJSC, compañía que controla dicha explotación. En octubre, el CEO de Novatek, Leonid Mikhelson, se refirió a esta situación afirmando que “en las condiciones actuales, no puede haber ‘buenos’ y ‘malos’ en los proyectos de gas natural licuado”.

No al embargo del gas. Josep Borrell dijo en verano que no se podía pedir a las economías europeas que cortaran el suministro de gas ruso de la noche a la mañana: “no podemos hacer milagros”, añadió. De hecho, la UE, a diferencia del carbón y del petróleo, no tiene pensado establecer ningún tipo de embargo -total o parcial- sobre este hidrocarburo procedente de Rusia tal y como dejó claro Eric Mamer, portavoz de la comisión europea, el pasado 25 de noviembre.

El papel de España. Por otro lado, esta apuesta de la UE por el gas natural licuado ofrece muchas posibilidades a nuestro país, ya que las seis plantas regasificadoras que hay en territorio español (en el futuro serán siete) concentran el 35% de la capacidad de almacenamiento de gas natural licuado de todo el continente. Además, el hecho de que Portugal cuente con otra planta similar, le otorga a la península ibérica un valor geostratégico muy alto: por ello, los dos países ibéricos y Francia acordaron a finales de octubre la construcción del Corredor de Energía Verde, tubería submarina que conectará Barcelona con Marsella y que llevará gas a corto plazo e hidrógeno verde a largo plazo.

Imagen: Pixabay / Gaz_Chapp

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