China perfila el calendario para conseguir lo que sus propios expertos definen como “la joya de la corona” en el campo científico y tecnológico: generar energía mediante fusión nuclear. Hace unos días, durante una conferencia online, el reconocido profesor de la Academia China de Ingeniería Física (CAEP) Peng Xianjue, uno de los nombres más destacados en el desarrollo de armas nucleares avanzadas para Pekín, desgranó un calendario que apunta al corto plazo.
Para conseguirlo —desvela el diario hongkonés The South China Morning Post— el Gobierno chino ha aprobado ya la construcción de la planta de energía pulsada “más grande del mundo”, un reactor combinado de fusión y fisión con el que aspira a lograr resultados históricos en cuestión de unos cuantos años. Su objetivo pasaría por generar energía con fusión nuclear en 2028 y que la instalación esté completamente operativa no mucho más tarde, hacia 2035.
“La ignición por fusión es la joya de la corona de la ciencia y la tecnología en el mundo actual”, recalcó Peng Xianjue durante la charla organizada hace unos días por el think tank Techxcope, “ser los primeros en el mundo en lograr la liberación de energía de fusión a escala energética marcará el hito más importante en el camino hacia la energía de fusión para los seres humanos”.
Un proyecto ambicioso... y plagado de retos
Los datos parten de una de las voces más autorizadas en la materia en su país. Al margen de su carrera académica, Peng, de 81 años, es padre de alguna de las ojivas nucleares pequeñas más avanzadas de China y ha ejercido como asesor del programa de armas nucleares del país.
Las reacciones de fusión las reproduce una máquina Z-pinch a través de la presión magnética creada por un potente pulso eléctrico. El objetivo —detalla el TSCMP— es que esté completada hacia 2025 en Chengdu, provincia de Sichuan. Una vez listo, el dispositivo generará alrededor de 50 millones de amperios en electricidad, lo que superaría con creces la capacidad de la instalación de energía pulsada Z situada en el Laboratorio Nacional de Sandia de los Estados Unidos.
La tarea no resultará sencilla. Hasta ahora no se ha logrado construir una instalación capaz de generar más energía de la que emplea en el proceso de fisión. En China, precisó Peng, quieren conseguirlo creando una reacción de fusión nuclear echando mano de fuertes pulsos eléctricos que provocarán la ignición de una pequeña cantidad de deuterio y tritio, isótopos de hidrógeno.
El experto chino calcula que al controlar el proceso podrá limitarse la energía del pulso liberada a unos cientos de millones de julios, equivalente, más o menos, a 20 kilogramos de explosivo TNT. Las partículas despedidas con la detonación las absorbe a su vez el uranio que cubre las paredes de la cámara, lo que deriva en su división en elementos más livianos. El fenómeno, señalan desde el rotativo de Hong-Kong, es similar al que se da en las centrales nucleares actuales.
Según los cálculos de Peng se logrará aumentar entre unas 10 y 20 veces la producción de calor, acelerando la aplicación de energía de fusión. Si el equipo chino sigue el cronograma que se ha marcado, estará listo para la producción de energía a nivel comercial hacia 2035.
Alcanzar su objetivo, claro está, supondrá hacer frente a importantes desafíos, como disponer de instalaciones capaces de transmitir y almacenar la energía eléctrica que se genere. El propio TSCMP cita a un físico que advierte de que el sistema presenta problemas que complican su uso comercial.
La futura planta china podría utilizar además tanto mineral de uranio natural como desechos nucleares generados por los reactores o torio. La idea, incidió Peng durante su presentación, es cubrir la demanda de energía durante miles de años sin apenas residuos radiactivos.
Imagen de portada | Sandia National Laboratories
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