El hidrógeno tiene muchas ventajas, pero un problema claro: lo difícil que resulta transportarlo. A falta que los fabricantes logren producirlo in situ, el gran desafío es poder distribuir el hidrógeno por toda la región a coste razonable. Varias compañías preparan una gran red de gasoductos para Europa y la Comisión Europea quiere apostar seriamente por esta energía, pero la solución podría estar bajo tierra.
Distintos expertos avalan reaprovechar las cuevas de sal para almacenar enormes cantidades de hidrógeno. Según describe FuelCells Works, en los Estados Unidos incluso se están construyendo nuevos agujeros en minas de sal para construir lo que serían enormes almacenes de energías renovables.
Instalaciones con una astronómica capacidad de hasta 150.000 MWh, es decir, unas 150 veces más que toda la capacidad de almacenamiento energético en baterías de Li-Ion utilizadas a día de hoy en suelo estadounidense. No será hasta 2025 cuando tengamos este proyecto, pero la idea está tomando cada vez más fuerza y ya son múltiples países los que están invirtiendo en esta solución.
En vez de agua, utilizar estas enormes cuevas para almacenar hidrógeno
El proyecto 'Advanced Clean Energy Storage' está planeado al sur de Salt lake City y una de sus principales virtudes es el coste. Las cuevas de sal tienen un coste 10 veces inferior a los tanques de almacenamiento de la superficie y 20 veces menos que las minas de roca tradicionales, según explica Fuel Cells. Aprovechar estas cuevas para almacenar petróleo u otros componentes no es nuevo, pero no había una necesidad tan grande para optar por ello. Sin embargo, el creciente interés en el hidrógeno ha revitalizado esta opción.
El ACES está siendo "administrado por Mitsubishi Hitachi Power Systems (MHPS), un fabricante de turbinas de gas, y Magnum Development, que posee cavernas de sal para el almacenamiento de combustible líquido". Su funcionamiento es equivalente al de cuando el agua dulce se fusiona en los acuíferos subterráneos. La sal es un medio excelente para almacenar y generar hidrógeno verde.
Así lo explica CNBC: "se pueden crear cavernas en domos de sal perforando en ellos e inyectando agua en la roca, que disuelve la sal. Se extrae la salmuera resultante, dejando una gran cavidad. El siguiente paso es almacenar hidrógeno en la caverna. Los electrolizadores de hidrógeno pueden convertir el agua en hidrógeno mediante el uso de energía renovable de fuentes solares y otros métodos. Luego, el hidrógeno puede almacenarse y reconvertirse en electricidad cuando sea necesario".
A pesar del potencial y de ser una solución conocida, por el momento solo hay unas pocas cavernas de sal utilizadas para almacenar hidrógeno. Es precisamente en Europa donde países como Alemania, Reino Unido, Holanda o Francia, donde hay un gran número de estas cuevas, están impulsándolas para almacenar hidrógeno. Según prevé la Comisión, el uso del hidrógeno pasará del 2% actual, al 13-14% en 2050.
"El almacenamiento subterráneo, en cuevas de sal y medios porosos, es la única manera de gestionar el almacenamiento a gran escala", explica Louis Londe, director técnico de Geostock, compañía francesa especializada en esta materia. Otra compañía francesa, Teréga, ha acordado el lanzamiento del piloto HyGéo para aprovechar una gran cueva de sal en la región de Nueva Aquitania y almacenar hasta 1.5 GWh de energía.
Según un estudio del 'International Journal of Hydrogen Energy', Europa tiene suficientes cuevas de sal como para almacenar teóricamente hasta 84.8 petavatios-hora de energía basada en el hidrógeno. Se trata de una cantidad que surge directamente del espacio que poseen las cuevas, algunas de más de 750.000 metros cuadrados. Es de esperar que únicamente un porcentaje muy pequeño de este sea reaprovechado para el hidrógeno, pero para hacernos una idea de las magnitudes, con solo 1PWh sería suficiente para abastecer a toda Alemania durante un año.
"Para 2040, necesitaremos muchas cavernas de sal de hidrógeno, pero si no comenzamos a construirlas ahora, no podremos construirlas a escala para cumplir con los objetivos de Europa", explica Martin Robinius, coautor del estudio.
Coches de hidrógeno como el Toyota Mirai o el Hyundai Nexo son opciones viables, pero por el momento el sobrecoste del hidrógeno es excesivo, debido a que la infraestructura está muy poco desarrollada. Quizás esta vez, para solucionarlo haya que mirar al suelo.
Imagen de portada editada: Cristian Bortes (Wikimedia - CC BY 2.0)
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