Los océanos cubren casi el 71% de la superficie terrestre, porcentaje más que respetable que desde hace ya algún tiempo miramos con una pregunta rondando en la cabeza: ¿Cómo aprovecharlos para generar energía? ¿De qué forma sacarle partido en la carrera por reforzar las renovables?
Iniciativas hay unas cuantas sobre la mesa.
A lo largo de los últimos años el sector energético ha desarrollado paneles solares flotantes capaces de funcionar y adaptarse a los rigores del mar, ha apostado por los parques eólicos offshore —con diferentes alternativas— e ideado formas de sacar provecho de las mareas y olas.
Hace no mucho Australia demostraba cómo explotar la energía undimotriz con un sistema, UniWave, que ya se ha utilizado para alimentar la red local y abastecer hogares. En la misma carrera se ha embarcado también España, con proyectos repartidos por Baleares, País Vasco o Valencia en diferentes puntos de desarrollo pero con un objetivo común: beneficiarse de las olas.
Surfeando las olas... para lograr energía
Ahora Sea Wave Energy (SWEL) —una empresa con sede en Chipre y Reino Unido— acaba de demostrarnos otra forma de hacerlo, una de aspecto tan pintoresca como interesante. Al menos si nos atenemos a las características que han ido desgranando sus propios creadores.
Su sistema, Waveline Magnet, consiste básicamente en un dispositivo flotante y alargado —similar a una esterilla y con la estructura de una espina dorsal— que es capaz de aprovechar la energía de las olas y convertirla en electricidad. Tras más de una década de trabajo la compañía ha optado por un diseño modular y compuesto por plataformas que le permiten fluctuar con el oleaje.
La empresa calcula —señala Inceptive Mind— que en las condiciones y con la fuerza adecuadas cada uno de sus convertidores Waveline Magnet tendrá una capacidad nominal de más de 100 MW.
“Incluso en su estado de desarrollo actual, puede producir niveles de energía sustanciales a un costo excepcionalmente bajo, compitiendo incluso con fuentes no renovables”, destaca SWEL.
Además de probarlo en tanques de olas, en entornos controlados, la compañía ha experimentado con el sistema a las aguas de la Bahía de Larnaca, Chipre, donde lo ha sometido a condiciones similares a las que se encontrará cuando esté plenamente operativo en el océano.
Su diseño flexible y modular —argumenta la empresa— convierte el generador en “una pieza en movimiento con la propia ola, creando una interacción única que permite a SWEL regular la cantidad de energía que se extrae de la ola de forma controlada y sin interrupciones”.
Otra de sus grandes ventajas es su bajo coste. La mayor parte del dispositivo se fabrica con materiales reciclados y su montaje tampoco requiere una gran inversión.
“La tecnología de SWEL utiliza materiales y componentes que se pueden encontrar y suministrar sin necesidad de nuevas líneas de producción especializadas o una enorme infraestructura nueva —remarcan desde la empresa chipriota—. Eso mantiene el costo de producción muy bajo”.
Su mantenimiento, reparaciones y transporte resultaría también relativamente sencillo y no exigiría demorarse demasiado. “En lugar de entrar en conflicto con la ola, el dispositivo se mueve con ella, lo que elimina los problemas de supervivencia y reduce al mínimo los costes de conservación”.
Imagen | SWEL
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