El año que viene, una supernova aparecerá en el cielo. O, mejor dicho, re-aparecerá. En noviembre de 2014, los astrónomos del Telescopio Espacial Hubble detectaron la luz de Refsdal, una supernova (una explosión estelar), gracias a un fenómenos llamado lente gravitacional.
Un hecho insólito como veremos que, según los cálculos de los astrónomos, podremos volver a ver durante el primer tercio del año que viene. ¿Quién dijo que las reposiciones no eran buena idea?
¿Qué es una lente gravitacional?
Una de las predicciones más contraintuitivas de las teorías de Einstein fue que un objeto de buen tamaño (con una masa gravitacional importante) podía modificar la trayectoria de la luz. El Sol, como se demostró en el eclipse de 1919, puede modificarla de forma apreciable, por ejemplo.
Pero, al fin y al cabo, el Sol es un pitufo (astronómicamente hablando). Cuando hablamos una masa gravitacional grande de verdad (como por ejemplo, la masa de una galaxia entera) la distorsión del espacio-tiempo es brutal. Tanto que la galaxia hace de lente (amplía como las lentes de un telescopio y modifica como un cristal curvo) la luz de otras galaxias lejanas. Y, de esta forma, las imágenes aparecen varias veces y de formas muy distintas.
En casos concretos como el que podemos ver en la foto de arriba, se produce lo que denominamos una 'cruz de Einstein'. La luz se curva tanto que podemos ver cuatro veces el mismo objeto.
Nuestra primera vez con una supernova
En este caso, es la primera vez que vemos este efecto con una supernova. Algo que los astrónomos llevan mucho tiempo esperando. Por lo menos desde que, en 1964, Sjur Refsdal (de donde procede el nombre de la supernova) propuso el uso de este fenómeno para estudiar la expansión del universo con mucho detalle.
"Los astrónomos han estado buscando para encontrar uno desde hace mucho", dice Tommaso Treu, "pero la larga espera ha terminado".
¿Por qué? Porque aunque la supernova se ha sido desvaneciendo poco a poco (a medida que la explosión se apaga), las imágenes no llegan a la Tierra al mismo tiempo porque cada una sigue una ruta distinta para recorrer los cinco mil millones de años luz que separan la galaxia MACS J1149.5+2223 (donde está la supernova) de nosotros. Estamos, pues, ante un "grábamelo que lo veo luego" a escala interestelar.
De esta forma, desde que se descubrió la explosión en 2014, el trabajo de los astrónomos ha consistido en tratar de predecir cuando aparecerá la siguiente imagen. Y todo parece indicar, como decimos, que la supernova volverá a alcanzar su punto álgido en el primer tercio del año que viene.
Más info | La ciencia de la mula Francis
Vía | Hubble
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