En el verano de 1976, dos pequeñas sondas llegaron a la superficie de Marte, eran las Viking. No fueron las primeras en hacerlo, pero sí que fueron las primeras que nos enviaron imágenes en alta resolución del planeta, las primeras que estudiaron su geografía y geología desde el terreno y las primeras que buscaron señales de vida en el planeta rojo.
El resultado fue una serie de resultados contradictorios que nos han dado para 40 años de discusiones y debates. Por eso, el 6 de agosto de 2012 SAM llegó a Marte. Era nuestro “hombre en Marte”, un dispositivo dedicado a buscar vida en aquel inmenso desierto rojizo y arenoso. La NASA acaba de confirmar que lo ha hecho: ha encontrado evidencia sólida que apoya la idea de que hace 3.500 millones años Marte era habitable.
Marte pudo ser habitable... hace 3.500 millones de años
SAM es como denominamos al conjunto de instrumentos de análisis de muestras de Marte que lleva Curiosity. En rueda de prensa, la NASA ha presentado las conclusiones de dos equipos científicos que han trabajado con los datos de SAM. Por un lado, tenemos evidencias concluyentes de la presencia de compuestos orgánicos (tiofénicos, compuestos aromáticos y alifáticos) en el cráter Gale de Marte.
Por el otro, y tras analizar con detalle tres años marcianos (55 meses terrestres), Curiosity ha descubierto que, a diferencia de lo que pensábamos, hay una fuerte variación estacional de la que podríamos denominar como la molécula orgánica más simple, el metano. Hoy es un gran día para la astrobiología: estos dos estudios tienen muchísimas implicaciones para entender la vida en Marte.
Rastros de vida en Marte
En general, casi todas las moléculas que contienen carbono son compuestos orgánicos. Eso no quiere decir que estén producidas por seres vivos, hay procesos abióticos capaces de producir este tipo de moléculas también. Por eso, desde que se descubrieron pequeñas cantidades de metano en Marte la duda sobre su origen ha encendido debates intensos. Sobre todo, porque en la Tierra la mayor parte del metano es producido por fuentes biológicas.
Gracias a los autores, ahora sabemos que el metano atmosférico oscila entre 0,24 y 0,65 partes por mil millones, alcanzando su punto máximo cerca del final del verano en el hemisferio norte. Pero lo más interesante es que esta larga serie de datos han permitido descartar la inmensa mayoría de teorías sobre el origen del metano. Esta estacionalidad sugiere, en última instancia, la existencia de grandes reservas del mismo en el subsuelo helado de los polos (posiblemente en cristales con base de agua llamados clatratos) que se liberan a la atmósfera por la temperatura.
Este asunto es crucial porque nos permite seguir avanzando en el misterio del metano marciano, pero las noticias del cráter Gale son muy curiosas. Estudiando lodolitas de aproximadamente tres mil millones de años de antigüedad que hay en algunas zonas del cráter, Curiosity descubrió la presencia de varias moléculas orgánicas y volátiles que recuerdan a las que se encuentran en la Tierra
Los autores señalan que es probable que se traten de fragmentos de moléculas más grandes. Algo que coincide con lo que sospechábamos hasta este momento, pero no habíamos encontrado. Si ahora ha sido posible es por los niveles excepcionalmente altos de azufre que había en el cráter y que han contribuido a preservar la materia orgánica. Hay mucho que aprender ahí fuera.
Ver 21 comentarios