En 1859, una tormenta solar conocida como evento Carrington hizo que saltaran chispas en las líneas de telégrafo, interrumpiendo el servicio en Europa y Estados Unidos. El astrofísico estadounidense Peter Becker alerta de que un evento similar se ha vuelto más probable con la creciente actividad del Sol, pero esta vez podría dejarnos sin conexión a Internet.
Becker es profesor de Ciencias Astrofísicas, Planetarias y Espaciales en la Universidad George Mason de Virginia, así como el investigador principal de un nuevo sistema de alerta temprana para la actividad solar peligrosa del Laboratorio de Investigación Naval de Estados Unidos. Cuando le preguntamos si un nuevo evento Carrington es inevitable, no lo duda.
Más probable ahora que en las últimas décadas
"Una tormenta geomagnética del nivel del evento Carrington o de magnitud aún mayor es inevitable", afirma Becker. La pregunta interesante es cuándo ocurrirá. "No se puede predecir de forma precisa de ninguna forma, como ocurre con los grandes terremotos", dice. "Pero podemos decir que el actual crecimiento de la actividad solar hace que sea más probable que ocurra un evento de este tipo en los próximos 10 a 20 años que en las últimas décadas".
El ciclo solar dura 11 años. En cada uno de estos ciclos, el Sol alterna estados de alta y baja actividad. Los astrofísicos vigilan el número de manchas solares para predecir los picos de actividad. Según los últimos recuentos, el Sol está despertando y alcanzará un nuevo máximo en 2024. El ciclo solar 25, en el que nos encontramos, se prevé más intenso que el 24, pero no más intenso que el 23, según el Centro de Predicción del Clima Espacial de Estados Unidos.
¿Por qué preocuparnos entonces? Según Becker, porque es la primera vez en la historia de la humanidad que hay una intersección del aumento de la actividad solar con nuestra dependencia de Internet. Y lo que es más importante, con la dependencia económica global de Internet.
"Es casi seguro que un evento de nivel Carrington o superior crearía interrupciones importantes tanto del servicio de Internet como de la red eléctrica", dice Becker. "Si el evento fuera muy grande y una gran cantidad de equipo resultara dañado y necesitara reemplazo, la interrupción de Internet podría durar semanas o, posiblemente, meses".
El Sol está hecho de plasma, un gas supercaliente de partículas cargadas que genera campos magnéticos. Durante sus picos de actividad, el Sol expulsa enormes burbujas de este material dispersando campos magnéticos por el espacio. A veces, estas erupciones llamadas eyecciones de masa coronal alcanzan la Tierra.
En la órbita terrestre, las eyecciones de masa coronal pueden afectar a los astronautas y los satélites de comunicaciones. En la superficie de la Tierra casi siempre estamos protegidos por la magnetosfera, pero las tormentas solares más potentes pueden inducir corrientes capaces de dañar aparatos eléctricos como los transformadores de alta tensión.
El apocalipsis de Internet implicaría que una gran tormenta solar dañase los equipos electrónicos más vulnerables de la infraestructura de Internet, "como routers, transmisores y amplificadores de señal, que podrían quemarse por la sobretensión", explica Becker.
Solo nos queda desconectar los equipos
La extensión del daño y la duración de las interrupciones del servicio de Internet dependerían en gran medida del nivel de alerta temprana que manejen los meteorólogos espaciales y de los pasos que tomemos para prepararnos antes de que la eyección de masa coronal llegue a la Tierra.
Los cables submarinos son elementos especialmente vulnerables. Estos enormes cables en el lecho de los océanos conectan el mundo a la red, pero tienen repetidores especialmente sensibles a las corrientes eléctricas que podría inducir una gran tormenta geomagnética, según un estudio de la Universidad de California.
¿Qué podemos hacer para prepararnos? "Podemos tomar medidas para proteger las comunicaciones por satélite colocando los satélites en 'modo seguro'", dice Becker. "Y podemos proteger la red eléctrica en la Tierra desconectando los transformadores".
"Los ordenadores también se pueden desconectar de Internet y de su alimentación de corriente alterna. El mayor problema sería la infraestructura expuesta, como líneas de transmisión de energía, cables de Internet y los equipos electrónicos asociados. Este equipo es más difícil de proteger por completo".
Los únicos avisos que conocemos, por ahora, son el número de manchas solares en el Sol y un destello de radiación que puede verse desde nuestro planeta horas antes del chorro energético de una eyección de masa coronal. ¿Cuánto tiempo nos da este destello de margen? "Si ocurre un gran evento en el Sol y se dirige hacia la Tierra, tendremos entre 18 y 36 horas para prepararnos."
Un punto de vista menos catastrofista
El español Valentin Martínez Pillet era profesor del Instituto de Astrofísica de Canarias hasta que asumió, hace más de diez años, la dirección del Observatorio Nacional del Sol (NSO) en Boulder, Colorado. Financiada por la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos, la organización es uno de los referentes en la observación del Sol con telescopios.
Martínez Pillet cree que habría que matizar a qué nos referimos con un apocalipsis de Internet. "Cortes de internet vía satélite, cortes de internet por falta de suministro eléctrico en las casas o en servidores de Amazon, cortes de servicios de datos en teléfonos móviles... Todos esos pueden ocurrir por separado o conjuntamente", dice. "Dependiendo de cómo ocurriese la tormenta geomagnética, podría impactar de formas diferentes a los servicios tecnológicos".
¿Hay preocupación en el NSO por la actividad solar de los últimos meses? "Estamos acercándonos al máximo de actividad del ciclo solar 25. Este ciclo va a ser ligeramente más intenso que el anterior (24) pero no tan intenso como su predecesor (23). Los niveles de actividad magnética del Sol son normales. La posibilidad de una tormenta geomagnética importante es mayor cerca del máximo de actividad solar que en el mínimo. Hay que seguir monitorizando el Sol, pero no hay razón alguna para el alarmismo".
¿Es probable un nuevo evento Carrington? "Cerca del máximo es más probable que en el mínimo, pero estos máximos ocurren cada 11 años. La posibilidad de un evento tipo Carrington (o más intenso) siempre existe, pero dada nuestra incapacidad de predecir estos fenómenos con una antelación superior a 48 horas, no tenemos motivos para estar preocupados con fundamento".
"Lo importante es seguir investigando el Sol", dice Martínez Pillet. "Ver cómo y cuándo ocurren esas explosiones y crear capacidades de predicción de sus efectos en la Tierra. Una vez que esas explosiones ocurren, si impactan a la Tierra poco podemos hacer más allá de estar preparados con sistemas de potencia y de comunicación redundantes".
SpaceX aprendió una valiosa lección el año pasado tras ignorar las advertencias de los meteorólogos espaciales y lanzar un lote de satélites Starlink en plena tormenta geomagnética. Una eyección de masa coronal aumentó la temperatura y densidad de la atmósfera en la parte baja de la órbita, impidiendo que 40 de los 49 satélites se desplegaran. El ejemplo contrario de previsión son las misiones Artemis de regreso a la Luna, que la NASA planificó teniendo en cuenta la actividad solar de los próximos años.
En cuanto a las consecuencias económicas que tendría un evento Carrington en la Tierra... "Solo en Estados Unidos causaría unas perdidas económicas de unos 3 billones de dólares, cerca de tres veces el PIB de España", explica Martínez Pillet. "Depende del tipo de tormenta geomagnética que ocurriese. Ahora bien, yo llevo usando internet desde 1993, y ya hemos pasado los máximos de los ciclos 22, 23 y 24 sin problemas".
Imagen | NSO
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