El 10 de agosto de 2015 los astronautas de la Estación Espacial Internacional se metieron entre pecho y espalda la primera ensalada cultivada íntegramente en el Espacio. "Estaba deliciosa". Cinco años después sabemos que no solo era sabrosa, sino que es tan nutritiva como cuando se cultiva en la Tierra. Es una noticia excepcional
Y es que una de las grandes tareas pendientes, si de verdad queremos colonizar el Espacio, es la comida. No se pueden construir asentamientos permanentes a millones de kilómetros de la granja más cercana. O, dicho de otra forma: el que consiga producir comida allá arriba estará haciendo más por convertir a la humanidad en una especie interplanetaria que mil nuevos cohetes.
Una granja espacial
Para indagar sobre la calidad nutricional de la lechuga, Gioia Massa y su equipo del Centro Espacial Kennedy de la NASA analizaron tres lotes de lechuga cultivada en la Estación Espacial Internacional entre 2014 y 2016. Posteriormente, la compararon con lechuga cultivada en la Tierra en condiciones ambientales similares a la ISS (es decir, controlando la humedad relativa, la concentración de dióxido de carbono y la temperatura).
La primera sorpresa fue que los niveles de nutrientes entre ambos tipos de lechuga fueron muy similares. "Nos sorprendieron un poco estos resultados, ya que pensamos que los niveles de nutrientes en las plantas podían acumularse de manera diferente durante el vuelo", explicaba Massa.
Pero había cosas mucho más interesantes. Al analizar los lotes descubrieron que había más microorganismos en las lechugas espaciales que en las terrestres. Es decir, las verduras se convirtieron en un entorno de integración microbiológica que combinaba la propia microflora de los astronautas y las cosas que viven en el ambiente de una estación espacial. Esto es algo que habrá que estudiar con detalle para ver su impacto real a largo plazo.
Porque, efectivamente, los cultivos en la ISS no han acabado los investigadores han seleccionado otras plantas que creen que serán "muy importantes para la dieta de la tripulación en el futuro" como la col o el repollo para estudiar su crecimiento y desarrollo en el espacio. La lechuga, al fin y al cabo, es solo el primer paso de un largo reto que tiene en la falta de luz solar y los diferentes niveles de gravedad y radiación uno de sus principales escollos.
Imagen | NASA (Simulación de una granja marciana)
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