En 1960, Frank Drake tuvo su oportunidad. Tenía a su disposición el Observatorio Nacional de Radioastronomía y una pregunta: «¿habría signos de vida extraterrestre?». Primero con el Proyecto Ozma y, más tarde, con el conocido SETI, este radioastrónomo dedicó una buena parte de su vida (y su ingenio) a la búsqueda de vida allá arriba.
Sin embargo, era sobre todo un científico. Por eso en 1961, en el primer congreso científico del SETI, sistematizó las reflexiones que había ido elaborando con la idea de estimular el debate entre los especialistas. Así nació la Ecuación de Drake, la mejor herramienta que tenemos para estimar el número de civilizaciones extraterrestres que pueda haber en el Universo.
Drake se centró en los factores específicos que permitirían el desarrollo de las civilizaciones y el tiempo ha demostrado que ese era un enfoque ganador. No obstante, no faltan los especialistas que creen que la fórmula tiene errores. El último, al que llego a través de Alex Riveiro, es Robert Zubrin, uno de los mayores defensores de la colonización de Marte.
La crítica de Zubrin
Precisamente, ahí es donde se concentran las principales críticas a Drake: en la resiliencia de la vida (y la civilización) por un lado y en su capacidad para extenderse a sistemas planetarios cercanos. Son dos pequeñas correcciones que, aunque no lo parezcan cambian de forma radical el cálculo.
En primer lugar, tenemos que tener en cuenta que 'civilización' para Drake es "una especie que posee radiotelescopios". Es decir, que en la Tierra no tuvimos una civilización "drakiana" hasta la década de 1930. Por eso, junto con el número de planetas capaces de desarrollar una biosfera, el dato fundamental de la ecuación es el tiempo que tardan en nacer (y morir) esas civilizaciones.
Por convención, tomamos como referencia unos 50.000 años de vida media. El problema es que Drake no tuvo en cuenta que los planetas pueden desarrollar varias civilizaciones con el tiempo. Zubrin pone como ejemplo la extinción de los dinosaurios y cómo, solo cinco millones de años después de ese cataclismo brutal, la biosfera ya se había recuperado por completo.
Además, Zubrin incide en uno de sus temas favoritos: la colonización espacial. Y, hay que reconocerlo, en esto tiene razón. Nuestra propia experiencia hace razonable pensar que las civilizaciones 'drakianas' tiendan a expandirse a planetas y sistemas planetarios cercanos.
Cada cosa que descubrimos, la hace más probable
Con todo esto en mente, Zubrin postula que entre un 3% y un 4% de las estrellas de nuestra galaxia podrían estar alcance de la esfera de influencia de alguna civilización. En una galaxia de 400.000 millones estrellas, se trata de muchas estrellas. Muchas más de las que pensaba Drake. Pero también muy repartidas.
Como reflexiona Riveiro, las anotaciones de Zubrin no son una crítica de fondo a la Ecuación de Drake. Se tratan, más bien, de la consecuencia directa de todo lo que hemos aprendido desde los años 60. Sea como sea, lo que sí está claro es que todos los descubrimientos que hemos hecho desde aquel 1961 parecen señalar al mismo sitio: la vida extraterrestre tiene que ser más común de lo que habíamos sospechado.
Ver 30 comentarios