Nunca sabremos qué pasó exactamente, pero nos lo hemos imaginado muchas veces. Durante años, los investigadores han creído que cuando los restos del Big Bang se comenzaron a enfriar y los elementos empezaron a tontear entre ellos, la primera molécula que surgió fue el hidruro de helio. Fue el primer enlace, el "Amanecer de la química".
Sin embargo, en nuestro mundo actual no es fácil de encontrar. Ni siquiera allá en las estrellas.
Cosas de cuando el universo era aún un crío
Habíamos sido capaces de sintetizarla en el laboratorio en 1925, pero poco más. El motivo es que el helio es, en general, un gas poco sociable. Precisamente por eso, tiene un papel fundamental en la química del universo primitivo y estudiando cómo se forma en en el medio interestelar. Si éramos capaces de encontrarlo, podríamos aprender sobre cómo fueron aquellos primeros momentos.
Sin embargo, durante todos esos años y, sobre todo, desde la década de los 70, los astrónomos se han afanado por encontrar estas molécula formada de nuevo en el corazón de las nebulosas planetarias o en fenómenos de este tipo. No fuimos capaces de encontrarla, no daba señales de vida.
Hasta ahora. A 3000 años luz de la Tierra en la nebulosa planetaria NGC 7027, el Observatorio Estratosférico para la Astronomía Infrarroja (SOFIA, por sus siglas en inglés), un enorme telescopio integrado en un Boeing 747, ha encontrado grandes cantidades de hidruro de helio en los restos de lo que alguna vez fuera una estrella parecida al Sol.
“Esta molécula estaba al acecho, pero necesitábamos los instrumentos adecuados para hacer las observaciones en la posición correcta y, gracias a SOFIA, hemos conseguido hacerlo al fin”, explicaba Harold Yorke, director del SOFIA Sience Center. Ahora queda un reto aún mayor, entender cómo con esos ladrillos se empezó a todo lo demás.
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