A fuerza de recurrir a ellas, expandirlas por el territorio e innovar con nuevos diseños, a nadie sorprende ya encontrarse con turbinas eólicas. Las hemos visto pequeñas y con tamaños XXL, sin aspas, flotando en mitad del mar, en montañas, tejados o con configuraciones delirantes. Y habida cuenta de todo lo que todavía deberán extenderse si queremos alcanzar los objetivos de energías renovables para 2050 es probable que sigamos viéndolas con más frecuencia en el futuro. Donde no las hemos encontrado es encaramadas a los cráteres o las laderas de los volcanes de Marte. De momento, claro. En el futuro la cosa podría cambiar.
Un grupo de científicos de EEUU se ha planteado si la energía eólica podría ayudarnos en la colonización de Marte. Quizás suene disparatado, pero la pregunta tiene su lógica. Sobre todo si el día de mañana queremos impulsar la exploración del planeta rojo o incluso garantizar una presencia estable en su superficie, con la consecuente demanda de energía fiable y segura que eso requeriría.
La atmósfera de Marte es mucho más fina que la de la de nuestro planeta. Para ser más precisos su densidad registra solo el 1% de la terrestre, una característica que se refleja en la fuerza de sus rachas de viento y deja a priori unas condiciones no especialmente boyantes para aprovechar el potencial eólico. Así lo pensaron de hecho durante bastante tiempo los investigadores, que optaron por descartar directamente esa opción como una fuente de energía viable.
"Es realmente emocionante"
A finales de 2022 un grupo de científicos publicó sin embargo un artículo en Nature Astronomy que muestra que la eólica marciana podría resultar una aliada mucho más valiosa de lo que creíamos. Al fin y al cabo también tiene ventajas con respecto a otras dos fuentes de energía alternativas: la solar y la nuclear.
La primera sería muy susceptible a las variaciones a lo largo del día, estaciones y latitudes, por no hablar del reto que supondrían las tormentas de polvo para su operativa. La segunda nos obligaría a fijar material radiactivo cerca de los hábitats humanos y afrontar la espinosa cuestión de cómo desechar sus residuos.
En su estudio lo que han hecho básicamente Victoria Hartwick, del Centro de Investigación Ames de la NASA, y el resto de sus colegas es evaluar el potencial de la energía eólica a lo largo de un año en la superficie de Marte. Para su análisis recurrieron a modelos climáticos de la NASA y diferentes mapas con datos recopilados por las misiones Mars Global Surveyor y Viking.
En cuanto a la tecnología, trabajaron con máquinas a escala comercial con diferentes potencias y diámetro de rotor. “El mayor desafío para la energía eólica en Marte es que incluso los vientos rápidos no tienen mucha fuerza”, comenta Hartwick a Space.com. Semejante peculiaridad no impidió que el equipo identificara 13 “regiones amplias con recursos eólicos estables”.
No son las únicas conclusiones que obtuvieron.
Gracias a sus observaciones constataron que el potencial de la eólica marciana se refuerza por las noches y se presentaba como una opción interesante durante las tormentas de polvo o las temporadas de invierno en latitudes polares y medias. Algunas de esas características son doblemente interesantes porque refuerzan su valor como una fuente de energía complementaria a la solar.
Al examinar las características de 50 puntos de aterrizaje propuestos para Marte, el equipo comprobó además que en la inmensa mayoría, 40, la eólica sería capaz de suministrar al menos cierto aporte de energía útil. En un pequeño puñado se marcarían incluso 24 kilovatios, lo que permitiría —recuerda la web Space.com— abastecer a un equipo de media docena de tripulantes durante más de la tercera parte de un año. Otros puntos dejan porcentajes igual de interesantes.
La investigación señaló siete, de hecho, en los que la eólica sería capaz de cubrir más de la mitad de la energía en momentos con malas condiciones para la solar. Su potencial es especialmente interesante cuando se combina con otras fuentes complementarias, como paneles fotovoltaicos, para cubrir la demanda.
“Encontramos que las velocidades del viento en algunos lugares de aterrizaje propuestos son lo suficientemente rápidas como para proporcionar una fuente de energía independiente o complementaria a la energía solar o nuclear”, anotan los autores en su artículo antes de señalar que hay regiones del planeta rojo con “un potencial prometedor” para el aprovechamiento de la eólica.
“Compensa las reducciones diurnas y estacionales de la energía solar, sobre todo en regiones de valor científico en latitudes medias y durante tormentas de polvo regionales”, abundan. Sus cálculos muestran de hecho que las turbinas podrían “estabilizar” la producción de electricidad si se combinan con paneles solares.
Y concretan: si el porcentaje de tiempo en el que se superan los requisitos de energía estimados para las misiones ronda el 40% solo con paneles solares, cuando se meten turbinas en la ecuación esa cifra se dispara en “una amplia fracción de la superficie marciana” hasta moverse en una horquilla que va del 60 al 90%.
No son malos valores con la misión lunar Artemis de la NASA avanzando a modo de trampolín hacia Marte y mientras China o Elon Musk apuntan a la llegada de humanos al planeta rojo a lo largo de la próxima década. “Alentamos estudios adicionales destinados a avanzar en la tecnología de turbinas eólicas”, zanjan los expertos. La meta: sacar más partido de los vientos marcianos.
“Es realmente emocionante que al combinar la energía eólica con otras fuentes de energía abramos grandes partes del planeta a la exploración, a zonas realmente interesantes desde el punto de vista científico que la comunidad puede haber descartado por los requisitos de energía”, abunda Hartwick a Newscientist.
Imágenes: NASA/JPL-Caltech/ASU/MSSS
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