Bezos y Branson sonreían y descorchaban champán. Ambos habían logrado cumplir con un sueño: viajar al espacio —al menos durante unos minutos— e iniciar una polémica era de turismo espacial.
Ya era polémica por estar solo accesible a multimillonarios, pero ahora sabemos algo más que no es precisamente para descorchar champa´n: cada vuelo espacial emite tanto dióxido de carbono como mil millones de personas una persona durante toda su vida. La exploración espacial hace que esas emisiones lleguen a compensar. La pregunta es si el turismo espacial lo hace.
Se reabre el debate sobre el turismo espacial
Los datos aparecen en el Informe de Desigualdad Mundial de 2022, un documento que se centra en mostrar diversas desigualdades en el mundo con datos contundentes y que dedica uno a esa nueva era de turismo espacial iniciada por Blue Origin y Virgin Galactic.
Según dicho informe, "la ilustración más llamativa de la contaminación extrema asociada a la desigualdad de la riqueza en los últimos años sea el desarrollo de los viajes espaciales".
De hecho, continúan explicando, "un vuelo de 11 minutos emite no menos de 75 toneladas de carbono por pasajero... Cerca de mil millones de individuos emiten menos de una tonelada por persona y año. A lo largo de su vida, este grupo de mil millones de individuos no emite más de 75 toneladas de carbono por persona".
El estudio no hace referencia específica a Bezos o Branson, pero la mención de esa duración de vuelo de 11 minutos hace que se apunte indirectamente a esos vuelos turísticos. Como apuntan en Gizmodo, las naves usadas por Blue Origin usan combustible que no emite dióxido de carbono como tal, pero ese combustible se produce con un proceso que sí produce grandes emisiones.
Evidentemente el coste en emisiones de carbono es también igual de elevado para cualquier otra misión espacial. Elon Musk y su empresa SpaceX no paran de lanzar cohetes —en gran parte para el despliegue de su red Starlink— y esa plataforma será al fin y al cabo una vía de obtención de enormes ingresos para este empresario. Al menos, eso sí, planteará una opción interesante a la hora de conectarnos a internet, pero aún así las suspicacias son inevitables.
Esta nueva era de turismo espacial iniciada por Bezos y Branson reabre un debate que no es nuevo: el de esa desigualdad y el coste que esas experiencias turísticas tienen para el medioambiente, algo que ya se había debatido en el caso de los vuelos privados.
De hecho, ya hubo propuestas para imponer un impuesto especial para este tipo de misiones. Earl Blumenauer, un representante de la cámara del estado de Oregon, en EE.UU., planteaba la creación de una ley y ese nuevo impuesto que gravara de forma contundente a cualquiera que viajara al espacio "con propósitos distintos al de la investigación científica". No parece mala idea, en absoluto.
Actualización (14/12/2021, 22:03): Como han señalado varios de nuestros lectores, entendimos mal la comparación que señalaba el estudio entre las emisiones generadas por el vuelo espacial y por una persona. Hemos editado titular y texto para reflejarlo, disculpas por el error.
Vía | Gizmodo
Ver 94 comentarios