La meteorología de Júpiter es lo que da al planeta su particular aspecto, con una superficie colorida y caótica marcada por infinidad de torbellinos y una inmensa tormenta que lleva activa desde, al menos, el siglo XIX. Ahora, gracias a los datos de Juno, vamos conociendo mejor esta meteorología.
Vientos cilíndricos. Los datos de Juno han permitido a los astrónomos detectar un curioso patrón atmosférico en el mayor planeta del sistema solar. Se trata de unos vientos que penetran hacia el interior del planeta de forma cilíndrica.
Cuatro veces más preciso. La gran precisión de los datos provistos por la sonda Juno han permitido a un equipo de astrónomos cartografiar los vientos en profundidad del planeta con precisión inusitada: con cuatro veces mayor resolución que con modelos previos.
Curiosamente, el equipo ha logrado sus resultados aplicando un modelo diseñado para planetas muy distintos a Júpiter, un modelo diseñado para simular las variaciones gravitacionales y la orografía de planetas rocosos. Planetas como la Tierra y el resto de planetas interiores del sistema solar.
“Hemos aplicado una técnica de limitación desarrollada para sets de datos en planetas terrestres para procesar los datos de Juno,” explicaba en una nota de prensa Ryan Park, del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA. “Esta es la primera vez que este tipo de técnica ha sido empleada en un planeta exterior.”
Validando resultados de hace dos décadas. Gracias a ello el equipo ha logrado comprender algunas de las características de los vientos jovianos. Los resultados obtenidos muestran que los “flujos zonales” este-oeste se propagan desde las zonas blancas y rojas la capa nubosa hacia el interior del planeta, explican los responsables del estudio.
Este resultado concuerda con los obtenidos por modelos anteriores, menos precisos que este último. Sin embargo este modelo ha observado un fenómeno también curioso, y es que estos flujos zonales se desplazan hacia adentro “cilíndricamente” y orientados siguiendo la dirección de rotación del mismo planeta.
La sonda Juno. La sonda de la NASA Juno lleva desde 2016 explorando el planeta y sus lunas. La misión, sucesora de otras que visitaron antes el planeta gigante, como las Voyager y Galileo, está permitiendo a los expertos compilar nueva información, mucho más precisa y abundante.
Sin embargo nuestra capacidad de mirar dentro de este gigante gaseoso sigue estando por la densidad de este gas. Es por ello que para arañar bajo la superficie del planeta dependamos de los instrumentos de radio de la sonda. Ha sido gracias a ellos posible explorar lo que hay bajo estas capas externas de la atmósfera planetaria.
A lo largo de las 55 órbitas que la sonda ha dado al planeta, Juno ha logrado estudiar incluso pequeñis cambios en la velocidad de los vientos jovianos, llegando a detectar, explican los responsables de la misión, cambios en la velocidad de hasta 0,01 milímetros por segundo. Los detalles del estudio han sido publicados en un articulo en la revista Nature Astronomy.
Próximo destino: las lunas. La sonda Juno se encuentra ahora en la “prórroga” de su actividad, su misión extendida. Esto quiere decir que la nave ha cumplido con sus objetivos principales pero sigue compilando información, no solo sobre Júpiter sino también sobre sus lunas.
El interés de la comunidad científica por los satélites de Júpiter (y los de otros planetas exteriores como Saturno y Urano) está en el hecho de que son, hoy por hoy, nuestras principales bazas en la búsqueda de vida fuera de nuestro planeta y dentro del sistema solar.
El futuro de la exploración de Júpiter pasa por misiones como JUICE de la Agencia Espacial Europea y Europa Clipper de la NASA. Ambas misiones tendrán sus sensores puestos sobre los satélites del sistema joviano pero probablemente también traigan de vuelta información valiosa sobre el planeta, su campo magnético y la composición de los cuerpos que conforman este sistema.
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