Un equipo de investigadores de la Universidad de Tecnología de Wuhan (China) han creado un dispositivo, del tamaño de un portátil delgada, que emite sonidos a una frecuencia 10 veces superior a la que podría generar un flautín. Es decir, que resulta inaudible para el oído humano.
Pero, cuando el dispositivo se enfoca sobre un humano en movimiento, el eco que estos ultrasonidos generan no pasa desapercibido para los cientos de micrófonos que contiene.
A partir de ahí, hace uso de algoritmos de IA para reconstruir 'imágenes' del sujeto (eliminando previamente el ruido ambiental), permitiendo que el sistema identifique su postura y movimiento, llegando a reconocer si permanece sentado o de pie, o si camina o cae. La pruebas, realizadas sobre cuatro estudiantes universitarios, demuestran que dicha identificación puede realizarse con notable precisión.
¿Estamos ante el nacimiento de una nueva tecnología de cibervigilancia?
Es el mismo mecanismo que usan, por ejemplo, los murciélagos para evitar chocar (y para alimentarse) en la oscuridad. Musarañas y ballenas también lo usan. Incluso fue la inspiración para crear la tecnología de sónar de los barcos.
Pero si bien los propios investigadores reconocen que la tecnología debe pasar por más pruebas, y que todavía debe ampliar la gama de movimientos que reconoce, la conclusión es que se ha creado una nueva tecnología de vigilancia mediante inteligencia artificial.
Guo Xinhua, jefe del equipo de investigación, está convencido de que el futuro de esta tecnología pasa por su incorporación a altavoces inteligentes como los Amazon Echo: eso permitiría detectar caídas de personas mayores en sus hogares, o aplicar reconocimiento de objetos en entornos, como habitaciones a oscuras o llenas de humo, donde las cámaras de nada sirven.
Este investigador también está convencido de que la ecolocalización preservará mejor la privacidad de los usuarios que el vídeo, y que eso hará que la gente muestre menos reticencias a la hora de meter esta tecnología en sus hogares. Pero Jake Metcalf, de Data & Society, está convencido de que los estados pueden utilizarla para crear formas aún más avanzadas de vigilancia.
Lo malo es que la ecolocalización no es la única tecnología no visual que se está usando con dicho fin: Albrecht Schmidt, de la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich, avisa de que las fluctuaciones de las ondas Wi-Fi se están usando con el mismo fin.
Vía | Wired & Applied Physics Letters
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