Toda negociación no es más que una consecución de declaraciones altisonantes, compromisos, cesiones y posturas radicales. Una coreografía. Lo sabe bien Meta, enfrascada durante los últimos días en una disputa tan legal como mediática con la Unión Europea. La compañía emitió ayer por la noche otro comunicado en el que aclaraba su postura y desmentía cualquier "amenaza" sobre la retirada de sus servicios en el continente.
Las palabras. Bastante claras, esta vez sí: "No tenemos ninguna intención de marcharnos de Europa, por supuesto que no". Meta desmentía así cualquier "amenaza" vertida sobre Europa, atribuida a los medios de comunicación, y subrayaba su compromiso de transparencia: "La semana pasada explicamos [a nuestros inversores] que la continua incertidumbre sobre los mecanismos de transferencias de datos entre Europa y EEUU plantea una amenaza a nuestra capacidad para operar en Europa".
El contexto. El origen de la disputa se remonta a 2020, cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea anula el Escudo de Privacidad utilizado por Europa y Estados Unidos hasta entonces para transferir datos personales. En esencia, la sentencia impedía a las grandes tecnológicas estadounidenses trasladar la información de sus usuarios al otro lado del Atlántico. Meta lleva disputando el marco regulatorio resultante desde entonces, frente a las resistencias de los gobiernos europeos.
Interés. La semana pasada, la compañía vertía la sombra de la incertidumbre sobre sus operaciones en el continente: "Si no se adopta un nuevo marco de transferencia de datos (...) es probable que no podamos ofrecer varios de nuestros productos y servicios, como Facebook e Instagram, en Europa". No era la primera advertencia, pero sí la primera que mencionaba los dos grandes servicios de la compañía.
¿Era una amenaza? Una parte de los ejecutivos la interpretaron así, no sin sorna. Ayer mismo los ministros de finanzas de Alemania y Francia respondían al comunicado de Meta sin aparente preocupación: "Puedo confirmar que la vida es muy buena sin Facebook y que podríamos vivir muy bien sin Facebook". La Comisión lleva años disputando las posiciones monopolísticas o hegemónicas de las grandes tecnológicas en Europa. Era improbable que se sintiera impresionada por Meta.
Es todo un baile. Por supuesto, el teatro de comunicados cruzados y titulares contradictorios ha generado su buen caudal de comedia en redes sociales. Tanto Meta como la UE afrontan unos meses claves. A lo largo de este año está previsto que la Comisión de Protección de Datos de Irlanda, donde la empresa tiene su sede europea, se pronuncie definitivamente sobre la suspensión de las transferencias transatlánticas de datos. Un revés impediría a Meta seguir utilizando las Cláusulas Contractuales Estándar (CCE) que ha utilizado desde la anulación del Escudo.
Sin CCE y sin Escudo de Protección, Meta entiende que su capacidad para operar en Europa está en peligro. De ahí que necesite un nuevo marco. Y de ahí el baile de comunicados para forzar a la UE a negociar.
Imagen: Parlamento Europeo
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