Terreno fértil para las distopías arquitectónicas, los regímenes comunistas se han caracterizado a nivel histórico por un exquisito gusto para el brutalismo. Parte de su más inmediata herencia, la que afecta a miles de ciudadanos repartidos por todo el mundo, son los grandes bloques de hormigón estandarizados a mediados del siglo XX en las ciudades de Europa del Este y de la Unión Soviética. Pero hay mucho más: de la megalomanía al culto al hormigón, estas son algunas de sus joyas.
1. Oficinas del Banco de Georgia, Tblisi
Georgia, tierra que alumbró a Josef Stalin, recibió parte de la magnificencia arquitectónica soviética en forma de edificio cúbico. Destinado originalmente al Ministerio de Autovías de la República Socialista Soviética de Georgia, hoy es el Banco de Georgia quien ocupa sus bellas estancias.
2. Palacio de la Cultura y de la Ciencia, Varsovia
Varsovia fue destruida casi en su totalidad durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando las nuevas autoridades comunistas, tras haber tomado el poder por la fuerza, se enfrentaron a la idea de reconstruir la ciudad, lo hicieron en un arrebato de plena inspiración. Sólo de este modo se puede explicar la bella grandilocuencia, el derroche de hormigón y cemento condensado en el Palacio de la Cultura y de la Ciencia, uno de los edificios más grandes de Europa aún hoy.
3. Monumento a la Revolución, Croacia
Yugoslavia fue un estado comunista especialmente pródigo en la creación de maravillas industriales y brutalistas. Aquí observamos una obra de arte erigida en honor a la revolución llevada a cabo por el pueblo de Moslavina durante la Segunda Guerra Mundial. El artista en cuestión responde al nombre de Dušan Džamonja, y finalizó su particular criatura en 1967. Un deleite para la vista.
4. Centro robótico de Rusia, San Petersburgo
Porque nada dice "arquitectura soviética" como un edificio de corte satánico dedicado hoy en día a la investigación robótica y cibernética. La maravilla en cuestión que observan vuestros ojos se encuentra en una de las dos históricas capitales de Rusia, San Petersburgo. Y no, la fotografía no está torcida. La torre de aspecto mordoriano representa el culmen del brutalismo.
5. Hotel Ryugyong, Pyongyang
De un país cuyo escudo nacional es una central hidroeléctrica sólo podíamos esperar grandes hallazgos en lo relativo a la vanguardia arquitectónica comunista. Corea del Norte entra en la lista por méritos propios gracias, entre otras cosas, al Hotel Ryugyong, un gigantesco amasijo de cristal y hierros cuya construcción se ha dilatado casi tres décadas en el tiempo. Aún no está abierto.
6. Stadthalle, Chemnitz
La aparición de la República Democrática de Alemania era inevitable. Durante sus años como régimen comunista separado del resto de Alemania, los artistas locales e internacionales, todos ellos inspirados por el estilo brutal y magnífico de la arquitectura soviética, aprovecharon para construir diversas joyas. Entre ellas, el Stadthalle de Chemnitz, que luce así de imponente.
7. Embajada soviética, La Habana
El sueño del comunismo produce monstruos, también en Cuba. La Habana no es una ciudad demasiado pródiga en ejercicios de satanismo en su más pura expresión, pero la combinación letal de los intereses soviéticos y castristas en un sólo edificio creó la embajada de la URSS en la capital cubana. Se encuentra alejada del centro de la ciudad, pero es fácil divisarla a lo lejos.
8. Edificio Gosprom, Jarkov
Ubicado en plena Plaza de la Libertad, el Edificio Gosprom, también conocido como Derzhprom, es una tremenda estructura construida a finales de los años '20 en la ciudad ucraniana de Jarkov. Uno de los más reseñables hitos de la arquitectura soviética, el edificio fue un símbolo de la modernidad de la boyante URSS y de su por aquel entonces incipiente poder industrial.
9. Monumento al levantamiento de Kordun, Croacia
En lo más alto de la cadena montañosa de Petrova Gora fue erigido este monumento al levantamiento popular de las gentes de Kordun y Banija durante la Segunda Guerra Mundial. Se encuentra en Croacia y es tan fascinante como todo monumento a la revolución diseñado y construido a lo largo y ancho de la extinta Yugoslavia comunista.
10. Monumento de Buzludzha, Bulgaria
Construido en lo alto de una montaña donde se formó en la clandestinidad el Partido Socialista Búlgaro, predecesor inmediato del Partido Comunista Búlgaro, sirvió durante años como símbolo del poder comunista en Bulgaria. Finalizado el periplo histórico del comunismo en Europa del Este, el nuevo Gobierno de Bulgaria decidió no mantenerlo. Sus ruinas, sumadas hoy al aspecto extraterrestre y hormigonado de su rara estructura, son pura poesía.
11. Casa de los aviadores, Moscú
También conocida como la Casa Ciempiés, por la peculiar estructura sobre la que se eleva. Es un ejemplo paradigmático del brutalismo soviético que domina gran parte de las grandes ciudades rusas a día de hoy. Está inspirada de forma notoria en las ideas de Le Corbusier.
12. Palats Ukrayina, Kiev
Maravillosa estación de metro de Kiev, capital de Ucrania, país que formó parte de la Unión Soviética durante la mayor parte del siglo XX. Entre otras delicias legadas a la ciudad, las autoridades comunistas nos regalaron esta distópica, futurista y radicalmente soviética estación de metro.
13. Casa de los Soviets, Kaliningrado
Ciudad históricamente prusiana, Kaliningrado pertenece hoy a la Federación de Rusia, y anteriormente (después de la Segunda Guerra Mundial) a la Unión Soviética. Allí, en honor a los soviets, se construyó este edificio. Se parece a la cabeza de un robot, y así es conocido popularmente en la ciudad. De nuevo, un ejemplo paradigmático del brutalismo soviético.
14. Genex Tower, Belgrado
El segundo edificio más alto de la capital serbia. Fue diseñado en 1977 por Mihajlo Mitrović, y representa aún hoy las ilimitadas posibilidades del brutalismo comunista. Dos torres enlazadas entre sí, está ubicado en el distrito de Nueva Belgrado, un barrio dentro de la ciudad diseñado y planificado enteramente durante los años de la Yugoslavia comunista.
15. El edificio de la radio de Eslovaquia, Bratislava
Alguien, con una indudable carencia de sentido estético, decidió un día incluir a este edificio entre los treinta más feos del mundo. Craso error de interpretación, dado que representa a la perfección la belleza de la arquitectura comunista: absurdamente grande, megalómana y musculosa. Porque qué mejor que una pirámide invertida para acoger a la Radio de Eslovaquia.
16. Monumento a la Revolución, Kozara
Otro gran éxito de la interminable saga "Monumentos a la Revolución abstractos y de gran surrealismo construidos a lo largo y ancho de la antigua Yugoslavia". En esta ocasión, viajamos al Parque Nacional de Kozara, en Bosnia y Herzegovina, para observar otro producto de la imaginación de Dušan Džamonja, uno de nuestros artistas predilectos del siglo XX por motivos obvios.
17. Academia Rusa de las Ciencias, Moscú
Las esculturas decorativas en lo alto del edificio, hechas con metal y cristal, son conocidas popularmente como "los cerebros de oro". Normal, dado que coronan la Academia Rusa de las Ciencias, un gigantesco complejo que tardó veinte años en construirse y que no estuvo finalizado hasta 1994, caído el comunismo. Es tan bello como inquietante.
18. Monumento de Jasenovac, Croacia
Dada la larga cantidad de monumentos conmemorativos de la Segunda Guerra Mundial repartidos por Yugoslavia, es lógico que uno de los más icónicos sea el de Jasenovac. Allí, en la frontera entre Bosnia y Croacia, tuvieron lugar algunas de las matanzas más brutales del conflicto, llevadas a cabo por la Ustacha en contra de los serbios étnicos. ¿Es una flor hecha de hormigón? Puede ser.
19. Crematorio, Kiev
No se nos ha ocurrido mejor modo de cerrar este post que con el crematorio de Kiev, construido en 1975. De un claro corte futurista, despierta la fascinación de cualquier experto en la materia dado su vanguardismo y peculiar diseño. En el colmo del simbolismo chungo, es un crematorio.