El 17 de octubre de 1937, Joseph Dallet Jr. conducía junto a otros compañeros del Mackenzie-Papineau cerca de Fuentes del Ebro cuando fue alcanzado por fuego enemigo. Llevaba desde marzo de ese año intentando entrar en España para combatir con las brigadas internacionales y, desde hacía pocas semanas, estaba en el Frente de Aragón.
Kitty, su pareja, estaba viajando a París con la esperanza de poder llegar a España, reencontrarse con él y trabajar apoyando a la república. No volvió a verlo. Dos años más tarde y en los mismos círculos antifascistas donde había conocido a Dallet, Kitty conocería a su futuro marido, Robert Oppenheimer.
La conexión española
Ahora que Christopher Nolan ha vuelto a poner encima del tapete la figura de Oppenheimer, parece un buen momento para hablar de la conexión española. Y es que la relación del "padre de la bomba atómica" con España no se reduce a que Katherine Oppenheimer tuviera una intensa relación con los brigadistas internacionales y planeara unirse al ejército republicano.
Va mucho más allá. Aunque, para entenderlo, hay que remontarse a unos meses antes.
Ese 1937, el padre de nuestro protagonista muere dejando una herencia de 392.602 dólares (el equivalente a 7,99 millones de 2022). Eran dos hermanos y eso significa que cada uno recibió el equivalente a cuatro millones de dólares. Esa cantidad de dinero en manos de un joven que, durante esa década, había participado en numerosas iniciativas progresistas, se convirtió en una invitación para centrarse en ellas con aún más ahínco.
Y la gran iniciativa progresista de ese momento era... la Guerra Civil española. De hecho, a partir de ese momento, la mayor parte de la actividad radical de Oppenheimer se centró en recaudar fondos para la causa republicana. Fue en uno de esos eventos, en 1939, cuando conoció a Katherine.
Puede parecer un detalle biográfico nimio. Sin embargo, la conexión española es central en la historia porque fue precisamente ese compromiso antifascista desarrollado en los años en apoyo a la República lo que acabó por decidirle a trabajar en la bomba. También es cierto que esos años de intensa actividad antifascista hicieron, en último término, que estuviera en el ojo del huracán durante la 'Caza de Brujas'.
Es curioso, de hecho, que el FBI empezó a investigarle en 1941, antes de que se hiciera cargo del Proyecto Manhattan un año después. En 1943, una investigación en torno a antiguos colaboradores y amigos de Oppenheimer estuvo a punto de costarle el puesto, pero como era "absolutamente esencial para el proyecto" lo mantuvieron a salvo.
Mientras interesó.
Después de la bomba
Después de la Guerra, Oppenheimer fue ganando peso dentro y fuera de EEUU. Para 1953, estaba en la cresta de la ola y su participación en múltiples proyectos gubernamentales lo convertía en una pieza central del desarrollo tecnológico y energético del país. No obstante, su oposición a la carrera nuclear hizo que se convirtiera en uno de los grandes enemigos de los halcones del momento. Era el momento de ponerlo fuera de juego.
El 7 de noviembre de 1953, el director del FBI recibió una carta de un alto cargo del estado que decía que "lo más probable es que J. Robert Oppenheimer sea un agente de la Unión Soviética". Nadie se creyó realmente la acusación, pero el clima de tensión y paranoia hizo que el comité de actividades antiamericanas lo investigara.
La "conexión española" (los amigos y contactos que hizo durante esos años y el hecho de que su mujer y su hermano habían sido notorios comunistas) era el contexto; la investigación del 43 que incluía a algunos de sus amigos íntimos fue la excusa para retirarle las credenciales y dejarlo fuera del entramado científico-nuclear estadounidense.
Así, aunque él mismo había testificado contra algunos de sus compañeros, el 'Padre de la Bomba' se convirtió en un mártir del macartismo, un apestado. Durante los siguientes 15 años, Oppenheimer fue "un animal herido". No tuvo problemas económicos y de hecho pudo retirarse cómodamente a las islas Vírgenes, pero su mundo ya nunca fue igual. En ningún sentido.
Imagen | To End All War: Oppenheimer & the Atomic Bomb, 2023
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