Ok. Es un hecho irrefutable: cada vez hace más calor. Las temperaturas cada verano marcan un nuevo récord. Y ya estamos entrenando en ese momento en el que, por paradójico que suene, esta será la noticia que copará minutos y minutos de telediarios, programas y hasta tertulias en las próximas semanas. En definitiva, nada nuevo bajo el sol (y nunca mejor dicho).
Pero, ¿cuál es la mejor solución a todo esto? Exacto, el agua. En Europa hay 21.667 zonas de baño costeras e interiores que cada vez gozan de una mayor salud. Y este, puede que sí sea un hecho reseñable
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El 85% de las zonas de baño europeas tienen una calidad excelente
Una gran mayoría de población en Europa tiene acceso a agua potable y limpia. Y es que las zonas en las que su calidad no cumple las normas biológicas y químicas básicas ocupan un mínimo porcentaje. Echemos un vistazo al siguiente mapa.
La UE se encarga de medir la calidad del agua en cuatro categorías: pobre, suficiente, buena y excelente. Pues bien, un 85% de las zonas de baño costeras e interiores de Europa tienen una calidad catalogada como excelente. Así lo estima la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA, por sus siglas en inglés) en su informe anual que elabora junto a la Comisión Europea.
Datos que estipulan la calidad del agua de más de 21.000 playas, ríos y/o lagos en todos los países miembros de la UE, además de Suiza y Albania.
Así, hay 8 países donde más de un 90% de sus zonas de baño reciben un excelente. Luxemburgo es quien ocupa la primera posición, pues todas sus aguas interiores, 11 concretamente, obtienen la mejor calificación.
España, por su parte, tiene un 84,6% de sus playas, ríos y/o lagos calificados como excelente. Por contra, en 1,8% de sus aguas ni siquiera está permitido el baño. Eso sí, España es el país que más banderas azules tiene a nivel mundial: 579.
Pero veamos algunos ejemplos de forma más detallada:
La que peor parada sale es Albania. Un 14% de las zonas de baño de las que se han obtenido muestras obtienen la peor calificación. Cifra por cierto muy superior a Irlanda que ocupa el segundo peor puesto con un 4,3% de sus aguas catalogadas con una calidad pobre.
Más aguas y más limpias
La primera legislación europea sobre las aguas de baño entró en vigor en 1975. Directiva que por cierto se amplió y modificó en 2006. Se exige así a los Estados miembros vigilar y evaluar estas zonas así como informar al público acerca de la calidad y la gestión de las aguas, con el fin de reducir al mínimo su contaminación.
La contaminación entra en las playas, ríos y/o lagos de muchas formas. La más frecuente es la derivada de las aguas residuales. Esto suele ser la consecuencia directa de las aguas pluviales o directamente del drenaje de las tierras de cultivo, pozos y hasta inodoros. Suele además aumentar durante las fuertes lluvias y las inundaciones.
Contaminación que eso sí se está reduciendo cada año, tal y como se puede ver en el siguiente gráfico.
Los últimos informes recogen los datos de 2016 (las muestras de agua para estudio se realizan durante la época de baño), han marcado un nuevo récord con mayores zonas calificadas de excelente y menos como pobre. Son 10 puntos porcentuales más que hace seis años.