El cambio climático es el mal de nuestro tiempo y sus consecuencias pueden ser devastadoras. Sequías, desertificación, inundaciones y un calor insoportable que amenazan a algunas regiones del mundo, cuyas poblaciones temen, por fuerza mayor, convertirse en refugiados climáticos. Pero para otras naciones el cambio climático podría presentar una oportunidad ya que las regiones más frías se vuelven más templadas y, por lo tanto, más habitables y cultivables.
Y ningún otro país como Rusia en ese sentido: espera aprovechar el aumento de las temperaturas y las temporadas de crecimiento más largas provocadas por el calentamiento global para convertirse en uno de los mayores productores de alimentos del planeta.
Mejora del suelo. Siberia está viviendo una gran transformación en el suelo. Durante siglos, la gran mayoría de la tierra ha sido imposible de cultivar; solo los tramos más al sur a lo largo de las fronteras de China y Mongolia han sido lo suficientemente templados para ello. A medida que la temperatura ha comenzado a subir, la tierra y las perspectivas de cultivarla han comenzado a mejorar. Si comparamos las llegadas del deshielo, vemos que hace 20 años llegaban sobre el mes de mayo. Este año, en abril, el suelo ya estaba totalmente desnudo.
En todo el este de Rusia, los bosques, los pantanos y las praderas se están transformando en cultivos prósperos de soja, maíz y trigo.
A más. Es un proceso que probablemente se acelerará en los próximos años. Un estudio publicado por la revista Environmental Research Letters estimaba que para 2080 el permafrost de Rusia en la parte asiática del país se reducirá en más de la mitad. Un tercio de su superficie comenzaría a cambiar de hospitalidad "extrema" a "favorable" para la civilización. La investigación sugiere también que si los humanos continúan emitiendo CO2 a altas tasas, aproximadamente la mitad de Siberia (más de tres millones de kilómetros cuadrados) podría ser cultivable en 2080.
Efectos migratorios. Hay muchas razones para pensar que los lugares helados del mundo recibirán una afluencia extraordinaria de personas desplazadas de las partes más cálidas a medida que el clima se extrema. Con el cambio climático, la prosperidad y la habitabilidad, refugio y oportunidad económica, pronto se convertirán en una necesidad. Ningún país parece mejor posicionado para capitalizar el cambio climático que Rusia. Su superficie es la más grande con diferencia de cualquier nación.
Al igual que Canadá, Rusia es rica en recursos y tierras con mucho espacio para que crezcan. Se espera que su producción agrícola se incremente en las próximas décadas, incluso cuando se pronostica que disminuirán los rendimientos agrícolas en EEUU, Europa e India.
Una temperatura productiva. El calentamiento de las temperaturas y el clima óptimo han estado estrechamente relacionados con la productividad y el desarrollo. De hecho, algunos investigadores han relacionado el pulso económico acelerado de Islandia con los años en los que disfrutó de temperaturas por encima del promedio. Existe un clima óptimo para la productividad económica: entre 11º C y 15º C, según un estudio de Proceedings of the National Academy of Science. Gran parte del extremo norte del planeta va en camino de conseguirlo.
Crecimiento económico. Un artículo de 2015 de la revista Nature dejaba claras las implicaciones geográficas: "Dibuja una línea alrededor del planeta en la latitud de las fronteras norte de los Estados Unidos y China y casi todos los lugares al sur, en los cinco continentes, van a salir perdiendo". La investigación proyectaba que para el 2100 el ingreso nacional per cápita en los Estados Unidos podría ser un tercio menos de lo que sería en un mundo sin calentamiento global; la de la India sería casi un 92% menos; y el crecimiento futuro de China se reduciría casi a la mitad.
Pero existe una historia paralela. Mucho más feliz para algunos: Canadá, Escandinavia, Islandia y Rusia podrían ver su PIB per cápita multiplicado por cinco, siempre que cuenten con suficiente población para impulsar sus economías a ese nivel. Esto podría presentar una oportunidad extraordinaria para las naciones más septentrionales.
La batalla por el Ártico. El deshielo pone sobre la mesa otro debate importante: la batalla geopolítica por una nueva ruta comercial en el Ártico. Rusia, Estados Unidos y China aspiran a explotar una región con enormes posibilidades, ahora que el calentamiento global nos pisa los talones. Y hay que tener en cuenta que una tercera parte de la tierra y del océano Ártico es ruso. El gobierno de Putin tiene previsto explotar la región con un plan trillonario ya que el Ártico contiene recursos naturales muy valiosos como petróleo y gas. Pero su interés también se centra en el paso del noreste, donde contemplan la creación de cinco ciudades (de hasta 150.000 personas) para dar servicio al tránsito de barcos en la costa siberiana y que podrían contribuir a ahorrar hasta un mes de travesía.
No hablamos de un futuro lejano. Ya se habla de que en el 2030 habrá una pérdida total del hielo marino durante el verano. Los cambios ya se están notando: esta temporada los cultivos de trigo y semillas de canola en el sur de Siberia produjeron el doble de rendimiento que el año anterior. Como dijo el propio Vladimir Putin una vez, un par de grados de calentamiento podrían no ser tan malos: "Podríamos gastar menos en abrigos de piel y la cosecha de granos aumentaría".
Imagen: Pexels