Las probabilidades de que te caiga un rayo son mínimas, de una entre 500.000. También las de que salgas a la calle y te golpee un meteorito o incluso de que el domingo te toque el Gordo de la Lotería. Cada décimo tiene a su favor un exiguo y poco halagüeño 0,001%. Lo que seguramente nadie ha calculado hasta ahora es la probabilidad de que mientras intentas borrar las huellas de un asesinato en un remoto pueblo de Soria en el que viven apenas 60 vecinos acabe cazándote "infraganti" una de las cámaras de Google Maps. Y que la policía lo vea.
Si hablamos de azar y estadísticas quizás sea más fácil que te caiga un rayo y te toque el Gordo el mismo día. Y sin embargo todo indica que eso es lo que le ha ocurrido a un vecino de Soria. No lo de la Lotería y el rayo. No. A él le ha tocado lo otro: que un coche de Google que tomaba fotografías para Street View en la provincia de Soria lo retratase con todo lujo de detalles justo cuando metía un cadáver en un maletero. Todo esto, por supuesto, presuntamente.
En un pequeño pueblo soriano...
El caso resulta tan estrafalario que ha acabado haciéndose viral y acaparando titulares tanto en la prensa española como en algunos medios extranjeros. Y eso que de momento es muy poco lo que se sabe de forma fiable y por fuentes oficiales. Para comprenderlo hay que remontarse unos cuantos meses atrás y viajar al rural soriano, más concretamente a Tajueco y Andaluz, dos poblaciones próximas y escasamente pobladas. Entre ambas ni llegan al centenar de vecinos.
Allí, en Andaluz, la policía localizó hace poco el torso de un hombre en un estado de descomposición avanzada. El cadáver mutilado estaba oculto en el cementerio del pueblo, en la comarca de Berlanga de Duero, y permitió a los investigadores dar un empujón a un caso en el que en realidad llevaban trabajando varios meses, desde que un hombre denunció la misteriosa desaparición de un familiar.
El caso está bajo secreto de sumario y lo poco que se sabe de él ha ido llegando muy a cuenta gotas, entre teletipos de agencias y alguna pincelada compartida por la policía. De hecho no es raro encontrarse con informaciones contradictorias sobre el vínculo real que había entre los diferentes implicados.
De forma muy resumida, las piezas que componen el rompecabezas son tres. La primera es el cadáver desmembrado descubierto en Andaluz, donde los policías aún siguen trabajando, según 20Minutos. La segunda, a falta de que lo confirme el Instituto de Medicina Legal, que ese cadáver es el del desaparecido que llevaba meses buscando la policía, un cubano de 32 años que antes de esfumarse contó a su primo que había conocido a una mujer y planeaba trasladarse a Soria.
La tercera pieza del puzle son las dos personas detenidas por la policía por su presunta relación con el crimen. Su entrada en escena complica todavía más el caso por el supuesto cruce de vínculos que habría entre los tres implicados, tanto la víctima como las dos personas que —según sospecha la policía— están implicadas en el asesinato. De hecho han acabado en las cárceles de Soria y Zuera.
Uno de los sospechosos es un vecino de Tajueco. La otra, una cubana que, según precisan varios medios, tendría conexión con ambos hombres. En concreto es la exesposa del soriano detenido la policía por su relación con el crimen, aunque ambos vivían separados. Con la víctima mantenía una relación sentimental.
A partir de ahí la historia se complica. Según El País, los investigadores trabajan con una teoría que conecta todas las piezas: el cubano se trasladó al pueblo para encontrarse con la mujer y, una vez allí, descubrió que ella había estado casada con uno de los vecinos. La cosa acabó mal y su cuerpo, desmembrado, terminó oculto en el cementerio local de Tajueco. El supuesto triángulo que formaban la mujer y los dos hombres o el móvil que motivó el crimen es algo que aún se desconoce.
Hasta aquí el caso es interesante, tiene su buena carga de morbo y deja material para las crónicas judiciales o incluso un true crime. Si el crimen ha suscitado tanto interés y lo ha llevado a medios de toda España y cabeceras de Reino Unido es sin embargo por lo que le ocurrió no a la víctima sino al presunto asesino.
Eso y el inesperado (y sorprendente) papel que ha jugado en el caso una de las multinacionales más poderosas e influyentes del planeta, Google.
Durante sus pesquisas los investigadores contaron con varias pistas y la cadena SER asegura incluso de que pudieron escuchar conversaciones de la pareja ahora detenida. Hubo sin embargo otro indicio que llegó a la Policía Nacional a través de una fuente inesperada: Google Street View. El propio cuerpo lo ha admitido en X, aunque sin citar de forma directa el popular visor callejero de Mountain View.
Cómo pudo colarse Google en semejante entuerto soriano es tan sorprendente como surrealista. Mientras uno de los vehículos que se encargan de fotografiar calles para Street View pasaba por Tajueco, más concretamente por una calle llamada El Norte, "cazó" infraganti supuestamente al hombre ahora detenido cargando en el maletero de su coche un bulto de grandes dimensiones.
La imagen podría haberse perdido en el marasmo de Google Maps si no fuera porque el bulto en cuestión está envuelto en un saco y, desde la perspectiva de la cámara de Google, bien podría coincidir con un cadáver. Al sospechoso se le ve inclinado sobre él, depositándolo en el maletero de un viejo Rover color borgoña, con vaqueros, una chaqueta del C.D. Numancia y el móvil asomando del bolsillo trasero. En su descripción, Google informa que es de octubre de 2024.
La sola idea de que las cámaras de Google te puedan captar mientras ocultas un cadáver en un maletero resulta delirante, pero más loca aún es la posibilidad de que eso ocurra en Tajueco, una localidad que encaja perfectamente en el perfil de la España vaciada y en la que residen poco más de medio centenar de vecinos.
El hombre inclinado sobre el viejo Rover borgoña es de hecho uno de los escasos lugareños retratados por Google. Por si eso no fuera chocante de por sí, la anterior imagen archivada en Google Maps en ese punto exacto es de 2009, con lo que en principio su famoso coche con cámaras no pasaba por allí desde hacía 15 años. Probablemente sea más fácil que te toque el Gordo. O que te caiga un rayo.
El caso es fascinante, pero se sumará como una página más a la peculiar crónica judicial de Google Maps, que a lo largo de los últimos años ha dejado otros sucesos igual de curiosos. En 2021 permitió a la policía echarle el guante a un mafioso italiano que había logrado esquivar a la justicia durante dos décadas.
El hombre había conseguido librarse del control de los agentes, pero no de las cámaras de Google que lo retrataron charlando en la entrada de una tienda de Galapagar, un pueblo situado al norte de Madrid. Al darse cuenta del parecido de la figura captada por Google con el prófugo, los agentes tiraron del hilo y descubrieron que trabajaba como chef bajo una identidad falsa.
Al fin y al cabo una cosa es esquivar a la justicia y otra librarse de Google Maps.
Imágenes | Google Maps
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