Tenemos nuevo mapa de Marte. Si la noticia no es lo suficientemente excitante por sí misma (nosotros creemos que sí), lo es, al menos, cuando añadimos por qué la novedad resulta tan interesante: se trata de una recreación realizada por la NASA con datos recopilados a lo largo de dieciséis años en el que, grosso modo, podemos observar cómo fluía el agua sobre la superficie del planeta vecino. ¿Cómo? Gracias a la gravedad.
Yup, la gravedad. El empuje de la misma no es el mismo a lo largo y ancho de Marte. En las zonas más bajas, es reducido; en las más altas, es más persistente. Durante los últimos dieciséis años, los ingenieros de la NASA han recopilado datos de la gravedad planetaria de Marte gracias a las fluctuaciones registradas por tres satélites orbitando el planeta rojo, Mars Global Surveyor, Mars Odyssey y the Mars Reconnaissance Orbiter. De forma paralela, toda esa información, que ahora servirá a la agencia espacial para colocar en mejor órbita a sus cacharros siderales, nos ha regalado el mapa que abre este post.
Ok, a priori no parece tan grandioso: lo único que vemos son manchas azules, naranjas, amarillas, verdes y rojas. Pero con algo de información, y sabiendo dónde mirar, Marte revela un montón de cosas sobre sí mismo.
Primero, miremos qué nos cuenta la NASA sobre el interior del planeta vecino. Por un lado, ahora sabemos con certeza que Marte tiene una capa líquida exterior de roca derretida. Los científicos de la agencia lo han descubierto analizando olas sobre el manto y la corteza marciana provocadas por el empuje gravitacional del Sol y de las dos lunas de Marte. No sólo eso: la NASA ahora sabe a ciencia cierta que 4.000.000.000.000 (!) toneladas de CO2 fluctúan alrededor del planeta. En invierno, es el hielo que vemos en sus polos.
Segundo, hablemos del agua. Hace billones de años, Marte tuvo agua. Aunque ahora sólo es una mera evocación de un pasado remotísimo, su rastro aún pervive en Marte. Si echamos un vistazo al mapa de gravedad ofrecido por la NASA a la descubriremos fluyendo de sur a norte en valles azules cercanos a picos rojos y blancos. Esos valles pudieron ser canales enterrados y depósitos de sedimentos entre el sistema montañoso-volcánico de Tharsis, además de en las proximidades de Acidalia Planitia y Tempe Terra.
¿Mola, verdad? No tanto como este vídeo, donde lo explican en minuto y medio:
El mapa va a ser utilísimo para saber aún más sobre Marte, el planeta cercano de nuestro Sistema Solar que más y mejor comprendemos, y en el que, idealmente, alguna vez llegaremos a aterrizar. Eso queda lejos, no obstante. De momento, la NASA tiene la capacidad de no sólo conocer las anomalías gravitatorias de Marte, sino también la profundidad de su capa terrestre superficial. Todo eso gracias a un mapa feo.
Porque no es especialmente bonito. Los hay más atractivos desde un punto de vista visual. Conocemos bastante bien la orografía de nuestro vecino, y mola bastante. Entre otras cosas dignas de mención, sobre su superficie reside el Monte Olimpo, una mole de más de 21.000 metros de altura (unas dos veces y media el Everest) que puede presumir de ser la prominencia más alta del Sistema Solar. También sabemos que su hemisferio sur tiende a ser rugoso y montañoso, mientras que el norte es bastante bajo y llano.
Y aquí tienes una imagen más natural de su superficie geográfica.