Vivimos tiempos confusos. Tiempos en los que media humanidad suspira por uno de los objetos antaño más ubicuos, aburridos, prefabricados y grises jamás creados por la modernidad: el contenedor de carga. La gran crisis logística que atraviesa el planeta surge, en parte, porque no tenemos tantos contenedores como desearíamos. Escasea el hueco en los cargueros, lo que retrasa entregas, desploma inventarios y dispara los precios. Hemos hablado de ello aquí, aquí, aquí y aquí.
Hoy también hablaremos de contenedores. Pero por otro motivo.
Al agua. Uno frívolo, si se quiere. Lo cuenta Axios: la nueva tendencia entre la burguesía estadounidenses consiste en comprar contenedores industriales, depositarlos en sus jardines o azoteas y rellenarlos de agua. Convertirlos en piscina. El precio por cada uno de ellos ronda los 60.000€. Es mucho dinero, pero menos del necesario para una de obra (en España son más baratas, unos 20.000€; te la podrías hacer tú mismo, como nos explicó Bricomanía, pero necesitarías una retroexcavadora).
Los motivos. "Nuestras piscinas pueden ser instaladas en cuestión de horas, lo que significa que podrías estar nadando el mismo día en que se instalan", explica un portavoz de una de las empresas especializadas (Steelwater Pools). Idealmente serían más baratas, pero hoy en día los contenedores cotizan al alza. Como vimos en su momento, el precio por uno de ellos en un barco de alta capacidad ha pasado de los 1.000€ a los 20.000€, fruto de la alta demanda y la escasa oferta. Esto encarece también las piscinas.
Sucede que la crisis logística también ha llegado a la construcción de piscinas (de obra) y que la piscina-modular es una buena alternativa, al menos inmediata, para quien quiera una piscina ya. No todas las empresas que las instalan lo hacen correctamente, lo que ha generado un pequeño circuito de críticas y protestas por negligencias.
La tendencia. Muchas palabras familiares afloran en el artículo: sostenibles, modernas, chic. El interiorismo lleva años inmerso en la reutilización de materiales industriales, desnudos, para oficinas y hogares. Ahora es el turno de la arquitectura: como vimos en su día, en Barcelona ya hay varias viviendas-modulares construidas con contenedores del puerto. Están pensadas para familias sin recursos. Son soluciones habitacionales accesibles (78.000€ el piso) y ajustadas, si bien muy bien diseñadas (diáfanas, minimalistas). Se les conoce como "microhousing".
Abaratando. Al igual que las piscinas, la principal ventaja de los contenedores-vivienda es que el precio de construcción se desploma. Ya están hechos. Es una filosofía similar a la de las casas impresas en 3D. Para España y otros países, el problema es otro: la mayor parte del precio de un hogar está determinado por el coste del suelo (finalista), un bien escaso y bastante inflado desde la burbuja inmobiliaria. Un problema menor si te puedes permitir un capricho como la piscina-container.
Al lujo. Por supuesto, un contenedor puede ser utilizado para crear vivienda sostenible y accesible... O para convertirlo en lujo. En septiembre, una inmobiliaria lograba vender el primer edificio construido íntegramente con contenedores en Nueva York por $5 millones. La casa, concebida por dos restauradores locales, contaba con múltiples espacios comunes, cinco habitaciones y un aspecto verdaderamente imponente. Tan sólo necesitarías amasar 147 veces el sueldo medio del país para comprarlo. Porque un contenedor, ya lo sabemos, también puede ser codiciado.
Imagen: MoodPools