La amenaza independentista en Cataluña ha encallado a España en un clima de auténtica crisis, no ya sólo política, sino social. Y es que desde hace ya semanas, las concentraciones y manifestaciones a lo largo de todo el país se han tornado como algo ordinario.
El problema es que junto a ellas han venido multitud de enfrentamientos, agresiones e imágenes que han copado buena parte de la prensa internacional. Desde la izquierda y desde Cataluña, aseguran que mucha de esta tensión ha sido generada por la España más ultraderechista. Una España, sostienen, que siempre ha estado ahí y que ahora ha salido a la luz con el conflicto catalán.
Pero no, la ultraderecha y el fascismo no cosechan ni el 1% de los votos
En Madrid, el 30 de septiembre hubo una concentración en la que algunos asistentes cantaron el Cara al sol. Lo mismo, por cierto, que ocurrió en la Plaza de Colón o en Valencia. Todo esto con multitud de banderas franquistas como telón de fondo. El siguiente vídeo publicado por El Nacional de Cataluña muestra precisamente esos momentos de la concentración anterior al 1 de octubre.
En cualquier caso, el apoyo que hay en España hacia la ultraderecha es más bien escaso y aquí los datos hablan por sí solos. En las últimas elecciones generales, celebradas el 26 de junio de 2016, el número total de votos fue de 23,8 millones. Los que fueron a parar a partidos con ideología ultraderecha o ideología fascista fueron 58.792. Es decir un 0,2% del total.
Este recuento tiene en cuenta el número total que recibieron VOX, la Falange, la Falange española de la JONS, Movimiento aragonés social y Plataforma Per Catalunya. Formaciones con un ideario de ultraderecha o fascista.
Es más, al mirar los barómetros del CIS que atañen al espectro ideológico, ocurre más de lo mismo: la ultraderecha se queda sin apoyos. Durante la última década, entre el 1 y el 3% de los encuestados se han posicionado como simpatizantes de la extrema-derecha.
El PP tiene votantes de extrema derecha, concretamente, 1 de cada 10
Según los datos del CIS, son en un torno a un 12% los votantes del PP que se sitúan entre el nivel 9 y 10, o sea, el ala más radical de la derecha. Serían, pues, 1 de cada 10 votantes. O en otras palabras, unos 794.000 de los 7,9 millones que le apoyaron en las elecciones del 26 de junio. El resto se sitúa en lo que se define como derecha y centro derecha.
Es de hecho, una imagen muy diferente a la que tienen los votantes de España en general (tanto del PP, como del resto de partidos). Y es que aquí la gráfica habla por sí sola. Desde el 2012 (prácticamente cuando Rajoy se hizo con el timón del Gobierno), el Partido Popular es considerado cada vez más como un partido de extrema derecha.
Un ascenso que coincide además con la irrupción de Podemos en el panorama político, cuyo líder por cierto ha dicho en más de una ocasión que Franco es el padre político del PP.
Entonces, ¿qué defienden los partidos de ideología fascista y ultraderechista?
Aquel 26 de junio de 2016, un total de 51 partidos se presentaron a las elecciones generales de España. De esos, tan sólo cinco tienen ideología fascista o de extrema derecha.
VÍDEO | Brutal agresión a dos personas durante la manifestación del 9 de octubre en Valencia #MVTCat10oct https://t.co/TJi0H6bcnf pic.twitter.com/rb1JFWRlNN
— Más Vale Tarde (@MVTARDE) 9 de octubre de 2017
El que más votos cosechó fue VOX con 47.182. Lo que supone un 0,2% respecto del total. Nació con la idea de arañar los votos de “la derecha descontenta” del PP. Y aunque es cierto que en sus programas hay pequeñas similitudes, ambas formaciones no caminan ni mucho menos por el mismo sendero.
De hecho, uno de los pocos temas trascendentales en los que coinciden es en frenar el grifo del gasto público. Desde el 2011, el PP ha recortado en casi 15.000 millones de euros el gasto público, según datos de Hacienda. VOX en su programa no indica la cifra exacta de lo que recortaría, pero sí especifica cómo (concretamente, en la página 64).
El resto de propuestas de VOX se acercan más a partidos fascistas, como el de la Falange, o de extrema derecha como Plataforma Per Catalunya (PxC). Por ejemplo, todos ellos abogan por una suspensión del Estado de Autonomías, pues según la Falange España de Jons, ésta no hace otra cosa que “fomentar los sentimientos independentistas”.
Desde el programa de la Falange española de la JONS, reclaman, incluso, una Reforma de la Ley de Partidos Políticos, con el fin de ilegalizar “formaciones contrarias al bien común como, como las separatistas”. Además, abogan por una soberanía absoluta, con la consiguiente salida de la Unión Europea y una nueva moneda única.
¿Y de inmigración? Ni hablar. Desde VOX aseguran que los niveles de inmigración en España son ciertamente “preocupantes”. El resto de partidos fascistas defienden que directamente se regulen las leyes migratorias, y el PxC defiende priorizar las ayudas de los españoles bajo el lema “primero los de casa”. Por cierto, que este claim, unió allá por el 2011 al PP de Cataluña y al PxC.
Estas formaciones se decantan además por un Estado con fuertes connotaciones cristianas en las que únicamente prime "la familia natural" (en otras palabras, fuera el matrimonio igualitario). Consideran además el aborto un "crimen". Y aunque el PP haya hecho diversas modificaciones en este último aspecto, a día de hoy la interrupción del embarazo sigue siendo legal en España (con matices, eso sí).
Desde el PxC sostienen una “tolerancia cero” ante el terrorismo y la delincuencia y la Falange, por su parte, está a favor de incluir la cadena perpetua. Aunque lo cierto es que el Partido Popular aprobó en 2015 la prisión permanente revisable ante la negativa del resto de partidos del Congreso y con duras críticas por parte de la Fiscalía, de catedráticos y de jueces.
Estas son grosso modo algunas de las ideas que destacan en los programas de estos cinco partidos. Son, como vemos, muy similares entre ellos, con consignas ciertamente fascistas y ultraderechistas. Sin ir más, lejos, desde la Falange se cosideran herederos de lo que fue la Falange Española y de la JONS", formación de ideología fascista que abogaba por la suspensión de partidos con la idea de crear un Estado totalitario. Siguen, además, estando representados por la bandera que se usó durante el franquismo, con el yugo y la flecha.
De hecho, entre los defensores de estos partidos es todavía común el saludo fascista, que fue utilizado sobre todo durante la Alemania nazi, la Italia de Mussolini y la España franquista. Por cierto que este es un gesto que está penado por ley en Alemania y en Italia. En España sigue estando permitido.
En cualquier paso, el ruido mediático y social que generan los defensores del fascismo y de la ultraderecha es mucho más grande que el apoyo que realmente puedan tener. Ya lo hemos visto: ni el 1% de los votos.