Al habla Nastya Rybka: "soy el único testigo y el eslabón perdido en la intromisión rusa en las elecciones de EE.UU. A cambio de la ayuda de los servicios secretos estadounidenses estoy dispuesta a proporcionar la información necesaria a América o Europa o cualquier país que me libere de la prisión tailandesa".
¿De qué está hablando? Parece el comienzo de una novela pulp, pero es el extracto de unas declaraciones que están protagonizando el último escándalo ruso. Nastya Rybka es (era) una escort de lujo (modelo, según su marido) en Moscú que acabó en una fiesta en un yate en Noruega grabando lo que no debía haber grabado. En 2016 estuvo por un período de tiempo liada con el superrico Oleg Deripaska, y sin darle más importancia subió fotos y vídeos de ellos dos juntos junto al viceprimer ministro ruso Sergei Prikhodko, hombre fuerte del Kremlin. En el vídeo se oye hablar a los dos hombres de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos.
De anécdota a escándalo público. Rybka subió los archivos porque ayudaban a construir el perfil público que estaba elaborando, de mujer hiper solicitada por los oligarcas y promocionando así su libro Cómo seducir a un billonario. El problema es que un opositor y activista ruso llamado Alexey Navalny utilizó el material de su Instagram para cimentar una investigación propia mostrando los vínculos entre el gobierno ruso y la administración Trump.
Rybka-Prikhodko-Trump. Si es cierto lo que ha publicado el opositor de Putin, Derpaska (el superrico) habría sobornado a Prikhodko (el político) para conseguir importante información sobre la campaña electoral a través de Paul Manafort. Manafort fue el director de campañas presidenciales de varios republicanos y, por un breve período de tiempo, de Trump, justo antes de que le apartaran del cargo por quedar salpicado por este Rusiagate que ahora se está investigando y que, gracias a los vídeos de Rybka, podrían estar más claro que nunca. Como mínimo, las fechas de los vídeos del yate y el momento en el que se conoce que existió la filtración coinciden.
¿Y dónde está Rykba? Muerta del asco y de miedo en una cárcel tailandesa. Derpaska la denunció por la difusión de los vídeos, y como está a la espera de un juicio en Rusia, el país puede pedir su deportación en cualquier momento a Tailandia. Viajó allí para supuestamente impartir un curso sobre “entrenamiento sexual”, y la han detenido por intentar trabajar sin permiso. Aunque ha pagado la fianza ya la han trasladado a tres prisiones distintas. Rykba ofrece dos años después contar todo lo que sabe sobre el vínculo ruso y estadounidense en las elecciones a cambio de asilo político.
Y sí, los vídeos de la escort han sido de lo más buscado últimamente en Pornhub.
¿Y qué ha dicho de todo esto el gobierno ruso? De momento parece que está mirando para otro lado. Sergei Prikhodko sí ha declarado: “cosas como esta deberían resolverse de una forma varonil, pero quedémonos dentro del marco de lo legal”.