Desesperado en su búnker, Hitler cometió un último crimen: probar con su perro sus cápsulas de cianuro

  • Blondie fue la niña de los ojos de Hitler, un pastor alemán que vivió con el Führer hasta sus últimos momentos

  • En la foto de abajo podemos ver a Hitler, a su amada y a Eva Braun

Hitler Blondi
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'Der Untergang' es una película sobre la Segunda Guerra Mundial, una muy diferente. No hay grandes batallas como en 'Salvar al Soldado Ryan'. Tampoco operaciones especiales y traiciones como en 'Valkiria'. Simplemente, es una cinta en un búnker, pero no uno cualquiera: el búnker en el que Hitler pasó sus últimos diez días con vida, los últimos diez del régimen nazi.

En ella se muestra a un Hitler “humano”, uno que dividió a la opinión pública y en la que se muestran actos atroces. Pero, de entre todos, quizá lo peor fue lo que ocurrió con Blondi, la perra a la que Hitler quería con todo su ser y que se convirtió en el último crimen del líder nazi.

El hundimiento. Gertraud Junge fue, quizá, una de las personas que mejor conoció a Hitler. Fue su secretaria privada entre diciembre de 1942 y abril de 1945. Estuvo con el Führer hasta el final y no sólo se encargó de escribir su testamento, sino de la obra ‘Hasta la hora final’, unas memorias de esos últimos días de Hitler.

Esa última semana en el Führerbunker fue insufrible para los presentes, pero el efecto en Hitler fue devastador. Sus cambios de humor eran constantes, se dio cuenta, por primera vez, de que había perdido la guerra, se enteró de cómo trataron el cadáver de su aliado Mussolini y, además, era uno con la paranoia.

Las cápsulas. Sospechaba que estaba rodeado de traidores, que nadie le contaba la verdad sobre la situación y, al menos al principio, creía que aún podían ganar la guerra. Pero algo de razón tenía en eso de la traición, y el menos esperado entró en acción. Himmler, la segunda persona más poderosa del Tercer Reich, juró lealtad a Hitler el 20 de abril de 1945, sólo diez días antes de la muerte del líder.

En cuanto terminó la reunión, Hitler se mudó al búnker, pero Himmler buscó salvar el cuello reuniéndose con diferentes cargos extranjeros para maquillar la verdad sobre las acciones en los campos de exterminio. Antes y después del suicidio de Hitler, hizo de todo para salvarse, pero terminó suicidándose tras la guerra (algo recogido en un vídeo histórico).

Hitler se enteró de los movimientos de Himmler y lo despojó de todo cargo en la SS. Evidentemente, consideraba que era un traidor y, más allá del golpe anímico para el dictador, suponía que no podía fiarse del plan B si las cosas no salían como quería: las cápsulas de cianuro que le habían proporcionado las SS que Himmler controlaba.

Blondi. Hagamos una pausa. "En medio de toda la traición que me rodea, sólo me siguen siendo fieles la desgracia y mi perro Blondi". Junge, que admitió estar fascinada por Hitler, comentó que el mayor placer del dictador en esos últimos días era jugar con su perra Blondi. La secretaria comentó que el mayor placer de Hitler en sus últimos momentos era pasear junto a Blondi. "El mayor placer de Hitler era cuando jugaba con Blondi y ésta saltaba un poco más alto que la última vez. Decía que salir con su perra era lo más relajante que podía hacer", comentó.

Blondi fue el pastor alemán que Hitler recibió como regalo de Martin Bormann en 1941. Lo acompañó desde entonces en muchos viajes e incluso le permitía dormir en su cama en la estancia en el búnker. Unas semanas antes de tener que irse al búnker, Blondi tuvo una camada de cinco cachorros y Hitler bautizó a uno de ellos como Wulf, o 'Lobo'. Seguramente terminaría convirtiéndose en su favorito. En aquel momento, seguramente Hitler no sabía lo que le esperaba.

Braun Blondi 1 Eva y Blondi

Conejillo de indias. Volviendo al búnker y a las cápsulas de cianuro, en la biografía escrita por Junge se cuenta que el dictador no se fiaba de las cápsulas de cianuro. Si Himmler era un traidor, más cargos de las SS podían serlo y las cápsulas podían no ser letales. Si no eran letales, el suicidio no estaba asegurado y podría acabar como el dictador italiano.

Así, y según cuentan, con un hilo de voz, Hitler ordenó al médico de las SS Werner Haase que probara una de las cápsulas con Blondi. La perra murió a los pocos segundos y Hitler quedó desolado. Al día después, él, y Eva Braun, también tomarían una cápsula con veneno. Según los que estaban en el búnker, la muerte de Blondi y de los hijos del matrimonio Goebbels impactó a los presentes más que el suicidio de Eva Braun, a quien pocos soportaban. A Hitler también lo dejó desolado.

El destino funesto de sus cachorros. El destino no fue mejor para los cachorros de Blondi. Según un informe soviético, el adiestrador de perros del Führer tomó a los cachorros, a los dos perros de Eva Braun, al perro de la otra secretaria de Hitler y a su propio perro, los sacó del búnker y les disparó. Fue el mismo día del suicidio del dictador. Fue el último crimen del dictador antes de morder la cápsula de cianuro y abrirse un orificio en la cabeza con su pistola.

En la película 'El hundimiento', el motivo que esgrime Hitler para acabar con Blondi es que tenía pulgas, algo poco saludable en un espacio como en el que estaban. Lo más probable es que se tratara de una licencia cinematográfica para no abrir más líneas que no tenían demasiado que ver con la principal, como la consideración de Himmler como un traidor o lo que los soviéticos, o el propio pueblo hambriento, podrían haberle hecho a la perra.

Es una cinta dura y una fuente de memes, pero si no la has visto, es totalmente recomendable.

Imágenes | Bundesarchiv

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