Hyogo es una prefectura de Kansai, en Japón, que desde hace semanas acapara titulares de medio mundo por una de esas noticias que parece salida de la mesa de un guionista de Hollywood. Allí un veterano director de escuela acaba de defenestrar su carrera tras verse envuelto en una acalorada polémica causada por su afición a la cafeína y el deseo de ahorrarse unos cuantos euros. Con 59 años y una posición consolidada en el instituto que dirigía, el maestro ha terminado en la calle por un pequeño timo de tres euros.
Nos explicamos.
Un café con un poco de picaresca. Del maestro en cuestión no ha trascendido ni su nombre ni el de la escuela secundaria de Hyogo en la que trabajaba, pero sí sabemos unas cuantas cosas. Que tiene 59 años, que le pirra la cafeína y sobre todo que no duda en tirar de ingenio y picaresca para ahorrarse unos yenes al prepararse un buen cortado. Esa es la razón de que el 21 de diciembre de 2023 se las apañase para hurtarle unos céntimos de euro a la máquina de autoservicio con la que se estaba sirviendo una taza.
Un lío de 0,43 céntimos. La historia la han narrado medios nipones como The Asashi Simbun, SoraNews24 o Japan Today y es bastante fácil de entender. El 21 de diciembre el hombre entró en una tienda de conveniencia, acudió al mostrador y pagó 110 yenes (0,68 €) para servirse un café de tamaño normal en la máquina de autoservicio del local. Hasta ahí todo normal. Nada censurable.
El problema es que al plantarse ante el aparato al maestro le pudo la picardía y en vez de pulsar el botón de la taza por la que había pagado presionó el de un formato mayor, que costaba 180 yenes (1,11 €). La artimaña no le salió bien. En la tienda se dieron cuenta. Y se lo echaron en cara. Antes de que el maestro pudiese regresar a su coche se encontró con que un dependiente le estaba recriminando su actitud… e informando a la policía.
Pícaro reincidente. Escatimar 43 céntimos es malo; elevar la estafa a 3,01 euros, aún peor. SoraNews24 explica que mientras los dos hombres, dependiente y director de escuela, esperaban a las autoridades este último acabó reconociendo que no era la primera vez que se servía más café del que había pagado. El hombre lo había hecho ya en dos ocasiones en esa misma tienda y cuatro en otro establecimiento. En total, siete hurtos que elevaban el montante de robo a 490 yenes, equivalente a unos tres euros.
Pillado in fraganti, el hombre reconoció que la primera vez se sirvió más café del que debía por error, pero que cuando comprobó que nadie se lo echaba en cara decidió repetir la treta. Aunque sabía que estaba mal -admitió-, le pudo la perspectiva de llevarse unos cuantos tragos de café extra sin tener que pagar más.
De bochorno a escandalazo. El incidente no habría pasado de las crónicas locales de la prefectura de Hyogo si no fuera porque, con el paso de los días, escaló hasta desatar una auténtica polémica que acabó echando por tierra la carrera del profesor.
El caso llegó a la sucursal de Himeji de la Fiscalía del Distrito de Kobe, y aunque sus responsables decidieron no acusar al hombre sí reconocieron que había cometido un robo. Suficiente como para que la junta de educación considerase que la actitud de aquel empleado de 59 años, director de una escuela secundaria financiada por la ciudad, le impedía continuar con sus responsabilidades.
"Realmente arrepentido". De poco sirvió que el director asegurase que estaba "realmente arrepentido" y achacase el robo a "un impulso". El dictamen de la junta fue demoledor: el 30 de enero anunció su decisión de despedirlo y le revocó su licencia de maestro. No solo eso. Según precisa The Asashi Shimbun, la decisión incluso ha privado al hombre de su paga de jubilación. Y eso que algunos medios calculan que el docente tenía derecho a aproximadamente veinte millones de yenes, unos 123.000 euros.
"Impropio de un servidor público". Para justificar su decisión la junta de educación argumentó que la actitud del director, ya defenestrado, había sido "impropia de un servidor público educativo" y le achacaban una "falta grave". El organismo tenía otras opciones a su alcance. Podría haber amonestado al maestro, reducirle el salario o suspenderlo de trabajo; pero optó por la medida más drástica y ejemplarizante: echarlo de su puesto.
Nueva polémica. Hay quien considera sin embargo que su decisión ha sido desproporcionada, lo que ha derivado en una nueva polémica tan o más acalorada que la del robo del café. Por ejemplo, para Takashi Sakata, de la Universidad de Mujeres de Japón en Tokio, la penalización que ha sufrido el director es "desproporcionadamente severa". "La pérdida de la licencia de enseñanza y del pago de jubilación tienen un impacto mucho mayor que las pérdidas de las que fue responsable", esgrime la docente, quien lamenta que la junta no se haya mostrado más cautelosa.
El organismo se reafirma en su decisión: "Revisamos acciones disciplinarias pasadas y concluimos que el despido es apropiado por reincidencia". The Ashasi Shimnun recuerda que ya se había registrado un incidente similar en otra prefectura en la que un empleado municipal se aprovechó de una máquina de autoservicio para llevarse un café con leche de 200 yenes tras pagar por uno de 100. El resultado fue también parecido: acabó despedido.
Imagen | Danielle Smit (Unsplash)
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