Puede que la Operación Malaya no se deba a que Isabel Pantoja fuese parte de unos imaginarios Tigres de Mompracem marbellíes. Pero tras la detención del empresario Rafael Gómez, apodado Sandokán, es difícil quitarnos la idea de la cabeza. Y de lo que sí nos hemos enterado es de que formaron un club de fans de la folclórica para rastrear mejor sus movimiento: Marinero de Luces.
Es sólo una pequeña parte de la imaginación policial a la hora de montar una operación. Desde 1990 es costumbre que algunos casos reciban nombres llamativos para diferenciarlos de la referencia judicial de turno. ¿Quién pone esos nombres? ¿Se hace igual todos los países?
¿Cómo se nombra una operación?
Los nombres de las operaciones militares tenían un objetivo primordial: no dar información al enemigo. Así, vivimos en un mundo en el que el desembarco de Normandía se llamó Operación Jefe Supremo, Hitler invadió la URSS con la Operación Barbarroja y... Sin embargo, la primera fase de la Guerra de Irak se llamó "Tormenta del Desierto". Y la invasión de Panamá, "Operación Causa Justa". Ups.
En realidad, los nombres de ambas eran otros, asignados siguiendo una guía automatizada de nombres aleatorios. Desde que en 1975 el Ejército de Estados Unidos decidiese que, tras Vietnam, nombres como "Operación Asesino" u "Operación Pasapuré" no ayudaban mucho de cara a la opinión pública. Y, aunque algunos intentaban aprovechar el sistema a su favor con nefastos resultados ("Furia Urgente", la invasión de Granada en 1983 que sonaba demasiado contundente), la cosa estaba más o menos regulada. Pero claro, como contaba Colin Powell, nadie quería pasar a la posteridad en Panamá como parte de la Operación Cuchara Azul. "Con el nombre Causa Justa, incluso nuestros críticos tendrían que pronunciar esas dos palabras". Bien jugado, Powell.
En España el sistema policial es otro: las operaciones las suelen nombrar los que inician las primeras diligencias de los casos. Y no hay una guía de nombres, se usan juegos de palabras, traducciones, alias de los implicados o incluso apelaciones directas a la apariencia física de los mismos. Vamos, que según han confesado varias veces nuestras fuerzas del orden, "el nombre lo pone el primero que pasa por ahí".
La multiplicación de los pitufos 12345678910 Así se llega a extremos tan pitufantes como la Operación Pitufo. ¿De cuál de ellas hablamos? ¿De aquella de Cartagena en 2013 en la que se detuvieron a 14 "pitufos" menores de edad que robaban en casas? ¿De la de 2008 contra el presunto expolio de restos arqueológicos que acabó en sentencia absolutoria? ¿De la detención en 2001 de varios pitufos -argot para piezas menores en el blanqueo del dinero proveniente del narcotráfico? Esta última tuvo incluso secuela: la operación Más Pitufos en 2002.
Lo de repetirse no les da miedo. Hay una Operación Ninfa (porque uno de los detenidos estaba "con una chica bastante ninfómana", según la BBC), y una Operación Ninfas contra una trama de prostitución que unía Brasil y Galicia.
Con nombre propio
A estas alturas ya sabemos todos que Gürtel es la palabra alemana para "cinturón", y que el apellido del principal acusado de la trama se apellida Correa. Menos común y más elevado es el caso Púnica, que viene del nombre científico Punica Granatum, el árbol del granado. A juego con el exsecretario del PP de Madrid Francisco Granados. La máxima es no dar pistas en castellano sobre el caso por si los chivatazos. Pero se aplica de aquella manera. ¿O llamar a tu operación Anca, cuando tu principal objetivo es un tipo al que apodan El Rana, no es dar pistas?
Que lo de los alias es común: la BBC también recogía el "Caso Scottie", en el que uno de los detenidos tenía como alias "el Pippen". Ya puestos, podrían haberla llamado "Operación Segundón de Oro" u "Operación Añorar el Jordán". Y las referencias directas en jerga también se usan. Cae una red de anabolizantes encabezada por un culturista bastante conocido: tu operación se llama Mazas. O, ya a cachondeo total, llamar Operación MiniYo cuando uno de tus principales sospechosos es bajito y calvo, demuestra que el espíritu de @policia no se limita sólo a Twitter.
Pero nuestra favorita en cuanto a alias rebuscados es la Operación Abanico. Se trata de un caso de tráfico de drogas. El nombre es ideal, no da ninguna pista de lo que se trata. Hasta que, cuando llegan las detenciones, se indica que uno de los detenidos fue miembro de aquella formación inclasificable llamada Loco Mía. Caracterizada por sus coreografías con enormes abanicos.
Hazte con todos (los bichos del mar)
Y, por si no quedó claro con los pitufos, las figuras infantiles tampoco dan miedo: ¿qué nombre le pones a una trama de corrupción que implica en Lugo hasta a 30 miembros de tres partidos distintos? Pues Pokémon: hazte con todos. Pero lo que sí da para formar una colección Pokémon (de tipo agua) son la mayor parte de las operaciones contra el narcotráfico en Galicia.
El Caso Nécora fue uno de los primeros con nombre propio en España, una megaoperación contra el narcotráfico cuyo operativo principal se llamó Operación Mago en agradecimiento a quien la había hecho posible: el juez Baltasar Garzón. Pero el triunfo mediático de Nécora hizo que viésemos un bestiario marino: boquerón, gamba, pulpo, cangrejo, delfín... Y más motivos marinos: garfio, camarote o grumete (para detener a un presunto cabecilla). Los animales importantes, como la ballena blanca, se reservan para otras cosas.
Excusas de todo tipo
Vale, nosotros también habríamos puesto el nombre Pecado Original si nos enteramos de que en nuestro caso de narcotráfico dos de los sospechosos se llaman Adán y Eva. Una Operación Betún en la que detienes a gente de color, la "banda del Betún", pero dices que es porque el caso "empezó siendo muy oscuro". O nombrar algo con lo que todo el mundo piensa: una Operación Olímpica cuando tus detenidos tienen predilección por los Audi, y a quién no le recuerda el logo de Audi al de los Juegos Olímpicos.
Pero, si tuviésemos que elegir sólo un nombre auténticamente troll, nos quedaríamos con la Operación Puzzle: en todas las noticias se insistía mucho en que era un caso muy difícil, que el nombre venía por lo complejo que era, etcétera. Tanta insistencia a lo mejor venía porque no habían elegido el mejor nombre posible para un caso especial. En el que el primer paso fue juntar los trocitos de un cadáver descuartizado metido en una bolsa para ver si correspondían a una sola persona.